ELEGÍA A ENRIQUE MORENTE…
por Ángela Galdón Griñán
Acallada la voz y el canto yerto.
Granada llora la pérdida
inminente de Enrique Morente y lloran
los claveles rojos lágrimas de sangre.
Se trunca el cante y el flamenco fenece,
...en la laringe prodigiosa de este cantaor,
que abandona las notas más jondas.
Las palmas enmudecen al tiempo que su boca,
y el llanto de las cuerdas de
guitarra, inundan los tablaos
dónde hizo escuela. Un coro de ángeles gitanos,
entonan un Aleluya a la entrada del cielo,
con acordes de fandango y seguiriyas,
de tarantos y soleares reciben al maestro.
Morente se emociona y arranca por
bulerías, mientras los corazones
rotos de sus gentes, permanecen en carne viva;
no hay apósito que pare la hemorragia
del cante de Andalucía. Silenciosos y
brunos por la pena... se sucederán tres días de luto.
Como amante del cante
Flamenco, le escribo entristecida mi elegía.
Es tan sólo un hasta luego,
prometo visitarle en esa feria...
de la que todos tarde o temprano, seremos
partícipes. ¡Que Dios le bendiga!.