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domingo, 24 de enero de 2010
Un garbanzo negro
2.- UN GARBANZO NEGRO
Yo no sabía que era negro hasta que
mis hermanos blancos me lo dijeron,
no, no lo sabía, me había criado con ellos,
crecimos alegres y felices
en los páramos soleados de Castilla
allá muy lejos, donde hace frío,
donde escarcha el cielo, donde nadie te visita,
si no es que estás muy enfermo.
Ahora, ya sé que soy un garbanzo negro,
solitario y sin familia que no te echan de menos,
voy por los caminos buscado aliento,
compañía, conversación y alimento,
pero no lo encuentro, sigo solo y sin que me quieran
porque soy negro, negro y además pequeño.
No me quieren ni para el puchero
porque tengo poca cuerpo,
me llaman el “Chato negro”,
porque nariz no tengo, pero no desespero
algún día encontraré a alguien que me quiera
por mi color y mi poco sustento.
Ahora voy camino de Granada
porque me han contado que allí, en la vega,
hacen un puchero muy rico
con su tocino y su hueso, donde todos,
todos los garbanzos son negros.
Ramón Fernández, 2002