La princesa Isabel de Baviera (Sissi) en Alicante y Elche
El otoño de 1884, Sissi llegó a las costas de Alicante debido a una tormenta que obligó a su yate a refugiarse en el puerto
La princesa Isabel de Baviera, emperatriz consorte de Austria, conocida popularmente como Sissi (1837-1898), fue una figura envuelta en un halo de misterio y glamur, que la acompañó a lo largo de toda su vida hasta su muerte por un asesinato. Su deslumbrante belleza, su matrimonio con el emperador Francisco José de Austria y su rol como emperatriz consorte marcaron su destino, pero también lo hicieron su afán por desafiar las rígidas normas de la corte vienesa, sus tensas relaciones con su suegra, la archiduquesa Sofía, y sus innumerables viajes por Europa.
Además, Sissi destacaba por su obsesiva dedicación al cuidado de su imagen personal, evitando las fotografías por temor a no salir favorecida. Entre sus posesiones más emblemáticas se encontraba su lujoso yate, el “SMS Greif”, que la acompañaba en sus travesías. Su vida estuvo marcada por una profunda melancolía, un rasgo característico de la familia, que la llevó a desarrollar un espíritu errante. De hecho, podría decirse que fue pionera del senderismo en el siglo XIX, ya que realizaba largas caminatas diarias para mantenerse delgada y esbelta.
El cine contribuyó enormemente a la mitificación de su figura, especialmente a través de la interpretación de Romy Schneider en la célebre trilogía cinematográfica sobre su vida, lo que aumentó su popularidad más allá de las fronteras europeas. Sin embargo, su historia ya era bien conocida antes de la filmografía, aunque fue el cine quien la elevó al estatus de leyenda mundial.
Isabel de Baviera nació con el título de Alteza Real, siendo hija del duque Maximiliano y de la princesa Ludovica de Baviera. Fue la cuarta de los diez hijos del duque Maximiliano José de Wittelsbach y la princesa Ludovica, hija del rey Maximiliano I de Baviera. Nació en Múnich el 24 de diciembre de 1837, pero creció en Possenhofen, a orillas del lago Starnberg, libre y feliz, siempre en contacto con la naturaleza y en un ambiente desinhibido que condicionaría el carácter de la futura emperatriz y el de la mayoría de sus hermanos...
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Ramón Fernández Palmeral
