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martes, 13 de abril de 2021

Sencillez y claridad en las novelas de Vicente Blasco Ibáñez.

 

                               (Vicente Blasco Ibáñez por Palmera. retrato a lápiz y plumilla, 2021)

Lección magistral: Sencillez y claridad en las novelas de Vicente Blasco Ibáñez.

  Escribe el propio Blasco Ibáñez:

  «Se confunde con demasiada fre­cuencia—me ha declarado— al escritor [como persona real] y al novelista. Hay grandes escritores que se obstinarían inútilmente en querer componer una novela viable. Hay, por el contrario, novelistas cuya manera de escribir resulta mediocre por lo menos y sin em­bargo sus novelas son grandes novelas. ¿Por qué? Porque la novela requiere un estilo adecuado y no se escribe una novela como se compone una crónica del periódico o un relato de viaje. En una porción de producciones literarias, el atractivo del estilo constituye el primero de sus dones. Por lo que respecta a la novela, la cualidad más importante es aquella en virtud de la cual el lector olvida que tiene delante de los ojos una historia inventada por un señor y cree de veras asistir durante algunas horas al espec­táculo de una acción que se desarrolla a su vista, cuyos figurantes ve agitarse de modo que, acabada la lectura, se le antojará despertar de un sueño o volver de otro mundo [darle verosimilitud]. Si se interrumpe este encanto por el simple accidente de un vocablo raro, de un sabio artificio de estilo, el milagro que se había he­cho no se renovará en lo sucesivo sino muy difícil­mente. Es un error pensar que el mejor elogio que pueden dirigir a un novelista sus lectores consista en exclamar a la mitad de su lectura: «¡Dios mío qué bien escribe este autor!» No quiero decir con ello que se haga preciso que esos mismos lectores se detengan para lamentarse de tremendas incorreciones de estilo de su novelista. En uno y otro caso, la magia del relato queda interrumpida lo mismo. La principal cualidad del novelista consiste en ha­cer olvidar su papel de intermediario [de autor] entre sus lectores y la fábula de su libro. Aprecio mucho el estilo; pero, en la novela, lo relego a un lugar secundario. El novelista debe preocuparse antes de otros valores para componer su libro. En resu­men, ¿quiere usted mi última palabra acerca de la cuestión? El novelista debe pensar ante todo en la sencillez y en la claridad de su obra; en la vida de sus personajes y los ambientes en que éstos se mueven.»

( V. Blasco Ibáñez. Sus novelas. Las novela de su vida. Camilo Pittollet, Editorial Prometeo, Valencia 1921, páginas 207 y 208).