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sábado, 12 de octubre de 2019

Gran diccionario de Tauromaquia de J. Sánchez de Neira,

José Sánchez de Neira y Álvarez de Toledo

Biografía
Sánchez de Neira y Álvarez de Toledo, José. Madrid, 2.II.1823 – 4.I.1898. Abogado, historiador, periodista y escritor taurino.


Hijo de Carlos Sánchez de Neira y de Margarita Álvarez de Toledo. Educado por los jesuitas se licenció luego en Derecho en la Universidad Central. Fue funcionario del Ministerio de Hacienda. Durante la Década Moderada, llegó a ocupar el cargo de notario. Sus trabajos sobre Deuda Pública, que vieron la luz en el periódico La Administración, le dieron renombre y prestigio entre los políticos de aquella época. De sus escritos se puede deducir que tenía una postura conservadora, lo que, en el período revolucionario, le hizo caer en desgracia. Sin embargo, no sufrió la cesantía y, más tarde, obtuvo un modesto empleo en la Dirección de la Deuda, de donde pasó a la Secretaría del Ministerio. Poco antes de morir, disfrutaba de la categoría de jefe de negociado de tercera clase, y cuando se jubiló en noviembre de 1897 lo hizo con una pensión anual de 4000 pesetas, lo que da idea de que vivió toda su vida holgadamente.

Fue siempre un gran aficionado a los toros y dedicó buena parte de su esfuerzo intelectual a su observación y estudio. Ya en su madurez, su afán didáctico y doctrinario le llevó a la publicación del Gran Diccionario Tauromáquico en 1879.
El Toreo de Sánchez de Neira es el antecedente claro de la enciclopedia Los Toros. Tratato técnico e histórico de Cossío. Con el subtítulo Gran Diccionario Tauromáquico, abarca toda la historia del toreo hasta finales del siglo XIX, incluyendo también en detalle las reglas de torear, siguiendo la Tauromaquia de Paquiro, y junto a ellos un análisis crítico y personal de lo ortodoxo y heterodoxo en el toreo. En 1896-1897 publicó una reedición corregida y aumentada con el título de Gran Diccionario Taurómaco.
Cuando Sánchez de Neira se hizo aficionado, el panorama taurino español estaba dominado por Francisco Montes Paquiro, que fue para él modelo de todo lo bueno, el paradigma y la norma de la tauromaquia. Coincidió también con diestros como Curro Cuchares o el Chiclanero y vivió toda la época de la transición de la tauromaquia del siglo XIX desde la retirada de Paquiro en 1850 hasta la rivalidad entre Lagartijo y Frascuelo en los primeros años de la Restauración, desde 1876 aproximadamente. No se decantó por ninguno de ellos, aunque quizá podemos decir que trató con más frialdad y distancia al gran maestro cordobés.
Tuvo muy buena relación con las sociedades taurómacas creadas en Madrid en 1829 para organizar corridas privadas para los aficionados prácticos y controladas por la aristocracia castiza. Aunque vivió todo aquel mundo, no nos consta que Sánchez de Neira llegase a participar activamente en aquellos festejos.

Sin abandonar su trabajo como funcionario, colaboró en el periódico madrileño La Lidia, fundado en 1882 por el guipuzcoano Antonio Peña y Goñi, y luego lo dirigió hasta su muerte. También colaboró en el Mundo de los niños y otras publicaciones. Fue igualmente crítico de Sol y Sombra cuando se fundó en 1897.
En la revista Sol y Sombra (13 de enero de 1898), Luis Falcato le dedica un panegírico titulado “Don José Sánchez de Neira”, donde podemos leer: “Parco en censuras, imparcial en los fallos, inclinado siempre a la benevolencia, ajeno de apasionamientos exagerados, jamás intentó zaherir personalmente a nadie, ni daba a ninguno más de lo que estrictamente merecía. Era un verdadero crítico; tal vez el único que haya logrado reunir, de algún tiempo a la fecha, aquellas cualidades tan preciosas y necesarias para serlo. Modesto hasta la exageración, ni le agradaba exhibirse ni alardear de lo mucho y bueno que sabía. Ha muerto sin dejar ni un enemigo; en cambio, muchos han de ser los que lloren la pérdida de tan buen compañero: éste es el mejor elogio que de él podemos hacer. Es acaso el único escritor que dedicado durante tantos años a la espinosa tarea de la crítica, logró llegar hasta el fin de su vida respetado y querido por adictos y adversarios”.

Obras de ~: El Toreo. Gran Diccionario Tauromáquico, Madrid, Imprenta de Miguel Guijarro, 1879, redición de 1896 (reedición con prólogo de Ignacio Álvarez Vara, Barquerito, Madrid, Turner, 1988); Los toros de antaño y de hogaño, Madrid, 1884; Anales taurinos, Madrid, 1885-1896; ¡¡Duro ahí!! Ayuda que presta a los impugnadores de las corridas de toros [...], Madrid, J. Palacios, 1886; Gran Diccionario Taurómaco, Madrid, R. Velasco, 1896- 1897 (ampliación de El Toreo de 1879).

Bibl.: Un Aficionado (pseud. de M. López), Historia de la Plaza de Toros de Madrid, Madrid, Imprenta y Librería de Eduardo Martínez (Sucesores de Escribano), 1883, págs. 76-77; M. Osorio y Bernard, Ensayo de un catálogo de Periodistas Españoles del siglo xix, Madrid, J. Palacios, 1903, pág. 416; J. M.ª de Cossío, Los toros. Tratado técnico e histórico, vol. II, Madrid, Espasa Calpe, 1965, pág. 670; M.ª Celia Forneas Fernández, “El periodismo taurino de 1898”, en Estudios sobre El Mensaje Periodístico (Universidad Complutense de Madrid), n.º 4 (1998), págs. 71-86.

Alejandro Pizarroso Quintero 


Estos libros valen caros, originales entre 400 y 500 €, si es el de 1879