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lunes, 30 de enero de 2023

70º ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE CLEMENCIA MIRÓ

 


70º ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE CLEMENCIA MIRÓ

Ramón Fernández Palmeral

El presente año se cumplen los 70 años de la muerte de Clemencia Miró Maignon (1905-1953) poeta y escritora alicantina, hija del escritor Gabriel Miró. Una mujer que no quiso ser poeta o no pudo, y no fue.

En julio de 1953, tras su temprana muerte en Madrid, Carmen Conde escribió en Informaciones:

 «Clemencia no buscó, sino que rechazó la popularidad; se negó ascéticamente todos los goces literarios externos a que tenía más derecho que ninguna escritora de su edad: la exacta conciencia del valer de su padre esterilizó precisamente lo que él más deseaba de ella: que se entregara a su obra, de hermosa apariencia y de estremecido contenido, olvidándose de que él precedía su paso como precede el resplandor del faro en mitad de las aguas, el paso frágil de la nave...»

 (Manuel Sánchez Monllor, Diario Información de Alicante, 06-06-017, “Clemencia Miró, el talento desvelado”).  

Tuvo Clemencia una delicada salud, en vida tuvo todos los contactos de intelectuales (desde Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, a Pío Baroja, a Carmen Conde… por nombrar a algunos de los más destacados  de su tiempo para publicar) para ser pronto reconocida; sin embargo, no quiso o no pudo debido a su delicado estado de salud. Un poeta o escritor/a tanto hombre como mujer que no publica no existe en el mundo literario, evidentemente, no obstante a Clemencia se le recuerda por ser la  hija del gran prosista alicantino autor de El obispo leproso. Es como el pintor que pinta en su casa, guarda los cuadros y no los expone nunca ni opta a premios, no existe.  Este es  el caso de Clemencia Miró, en vida no quiso publicar, escribió unos poemas y se quedaron en el cajón hasta una publicación póstuma. He buscado sus libros en Amazon, no están sus libros, cómo se va a dar a conocer si no tiene libros, ni se dedicó a la política, era aficionada a la música. Hace unos días encontré en Iberlibro su libro de relatos breves Pemenato, libro póstumo, escrito para niños.

Lamento mucho tener que decir que si un poeta, hombre o mujer, en esta caso mujer, no tiene libros publicados, no existe en el mundo literario, no hay por dónde agarrarlo/a, que es el caso de la hija Gabriel Miró Ferrer, llamada Clemencia. Sin obra, no hay ni poeta ni escritor. Me consta que antiguamente era muy caro publicar, hoy no lo es tanto gracias a las publicaciones online en plataformas como Amazon u otras plataformas. En vida, Clemente, tuvo todas las puertas abiertas para publicar, pero no quiso, tal vez por no estar segura de su trabajo o no llegar a ser tan bueno como su padre. Hizo traducciones del inglés del libro titulado Poemas de Jhon Keat (Selección, versión y prólogo de Clemencia Miró (Editorial Adonais, 1959), en el que todo cuanto fue la vida de su autora canta con estremecedora autenticidad.

En la conferencia de Laura Palomo y Manuel  Sánchez Monllor, el 27 de octubre 1922 en el Espacio Séneca de Alicante, dijeron que años después de su muerte, en 1959, la hermana de Clemencia y sus sobrinos publicaron una selección de sus poemas, escritos por ella en castellano, inglés y francés. En el prólogo que antecede a la obra, María Alfaro finaliza dejó dicho que "el genio y la inspiración de Clemencia Miró fueron extraordinarios.

 


Poema de Clemencia a su padre

Escrito en Suiza el 27 de mayo de 1937, séptimo aniversario de la muerte de su padre, publicado en Hora de España (1938)

No puedo ver esa montaña alpina
apretada de abetos y de nieve,
donde fue modelando mi deseo
tu figura yacente,
exacto tu perfil en cielo puro,
profunda paz, inmensa, en tu descanso.


No puedo ver tampoco en este Mayo
esa isla gris que encierra tu misterio,
que en su deriva inmóvil recibía
rosas y lágrimas,
y tu silencio, ahogado por la tierra,
nuestro mensaje más desesperado.

Sólo puedo mirar hoy tu mirada
que diste a este paisaje
o en sus caminos encontrar tu paso,
pero te sentiré vital junto a mi vida
sabiéndome hija tuya y escribiendo
con esta pluma que guio tu mano.

    (Publicado por Enrique Bolland, La Vanguardia, 05-21-22)

 

 

 


                  Clemencia tocando el Violín

 

 

La música, el violín mágico

Pero es que el poeta o el escritor ha de ser valiente y publicar, no importa esté enfermo o que guste o no guste la obra al público, la obra no se mide por los gustos, sino por el valor intrínseco en el tiempo. Lo suyo no era ni poesía ni la escritura, sino la música. De 1914 a 1920 vivió en Barcelona donde tuvo como profesor al compositor y amigo de su padre Enrique Granados. Cursó casi toda la carrera de violín con el afán de dar conciertos y viajar por Europa. A partir de 1920 vivió en Madrid con largas estancias estivales en Polop de la Marina y Alicante, en casa de su tío materno, el pediatra.

Una enfermedad de las llamadas raras que nunca logró superar, por la que hubo que pasar cuatro años en la “Clinique Beaulieu” en Leysin de Suiza, entre 1931 a 1934, truncó sus sueños de concertista. Una vez recuperada, la guerra civil modificó aún más sus aspiraciones, al tener que emigrar a Inglaterra de 1938 a 1940. Escribió en 1937: Oh, tierra, abre tus brazos / y a tu entraña vayan, / para nacer en bosques de silencio, / estos hijos que mueren en plena / sed de vida, en un ímpetu claro / de victoria.”  Retornaría a Inglaterra entre los años 1947 y 1948.

 El cronista Sánchez Monllor, escribe en el Información, de 6-06-2017:

Ante unos pañuelos de hilo con una inicial bordada hallados en la casa de su tía-abuela Teresa Miró, viuda del pintor Lorenzo Casanova, las sensaciones y el recuerdo familiar se posesionaron de Clemencia: «He sumergido mi rostro entre los pliegues de los pañuelos. He aquí de nuevo aquel aroma de sus muebles, de su casa en el Paseo de Gadea, de su huerto, de sus salones llenos de cuadros del marido pintor, de sus balcones donde temblaban las austeras persianas grises por el aire salino como un dios coronado de algas? Anhelante respiro ese pasado perdurable en un pequeño lienzo.

 

Breves reseña biográfica

Clemencia Miró Maignon nació el 30 de diciembre de 1905 en Alicante, en el barrio de Benalúa, "entre pinos y frente al mar". Era la segunda hija de Clemencia Maignon Marluenda  (hija del cónsul de Francia en Alicante) y de Gabriel Miró Ferrer, abogado y escritor alicantino. La otra hermana llamada Olympia había nacido en 1902. En un tiempo que no otorgaba valor a la formación intelectual de las mujeres, a pesar de ello, estudió con los jesuitas de Alicante. Recordaba en una de sus cartas a una amiga: "Mi educación ha sido nula. Un mes, a los cinco años, en el Colegio de Jesús María donde obstinadamente me ponían ejercicios de palotes cuando yo, con mi hermana ya devoraba cuentos". 

Pero como hija de un intelectual y su curiosidad innata le proporcionaron una formación notable y exigente. "No hubo para ella enseñanza reglada", explica Sánchez Monllor, "pero sí la formación adquirida al lado del padre; el ambiente del hogar culto fue fundamental". Aún niñas, el padre leía a las hermanas: La Ilíada y La Odisea, de Homero para que se helenizaran. 

Vivió en Alicante sus primeros ocho años. Siguiendo los pasos del padre, puesto  que en 1914 “buscando consolidar tanto la economía familiar como la carrera literaria”, según Miguel Ángel Lozano Marco, la familia se trasladó primero a Barcelona, donde Clemencia avanzó en sus estudios musicales nada menos que con Enrique Granados, gran amigo de Gabriel Miró. Cursó casi toda la carrera de violín con la intención de dar conciertos y viajar. Agradecía a su madre que hubiera fomentado en ella el amor por la música: "Cuanto te agradezco mamá, que reanudes tus horas de música! Cada día necesito más de ese bálsamo de sonidos. Desgraciados los seres que no la comprenden!", le escribió en una misiva.

Prólogo al libro Imagen y poesía de Alicante de su padre, libro con fotos de Francisco Sánchez Ors (Caja de Ahorros del Sureste, 1952), Clemencia habló de la Biblioteca Gabriel Miró en Alicante “creada con tanto cariño y fervor por la Caja de Ahorros del Sureste de España (…) ¡Admirable refugio para estudiar y escribir; para pensar y recordar y hasta para consolarnos!”, gracias a la mediación e interés del historiador Vicente Ramos que fuera su primer director.

Falleció Clemencia en Madrid el 26 de julio de 1953, a los 48 años.

 Enlace a Alicante Mag, 31 de enero de 2023

Conclusiones

Las oportunidades se presentan calvas, como dice  el dicho popular, es decir: No hay que vacilar, sino tener decisión y diligencia para no perder las oportunidades; sin embargo cuando naces  en cuna de escritores, tienes más puertas abiertas que uno que sale al mundo a codazos. La influencia y los contactos, al principio de una carrera, son necesarios. Porque la vida es así, el mundo no nos debe nada. Querer es poder. En el caso de Clemencia Miró se dieron todas las circunstancias iniciales para ser una poeta o escritora recocida,  o concertista de violín, pero la salud no le acompaña desde su infancia y juventud, de hecho, los padres alquilaron una casa de campo a las afueras de Polop de la Marina, para “tomar las aguas”, como se decía antiguamente para salir de las contaminadas grandes ciudades y recuperar la salud en el campo, se recuperó temporalmente por la calidad de las aguas de la zona de Aitana.