LA LUNA ENTRÓ EN SU JAULA
A Julio Calvet
Era la hora 26 de un día de noviembre
de un año que mejor olvidar
como un Cervantes por La Mancha
o por no decir Oleza la patria
infantil de Gabriel Miró.
Sobre la Cruz de la Muela
la luna en su jaula entró
a poner una yema de plata
entre olivos cenicientos y cabras
hernandianas sumisas a la luz.
La luna en su jaula entró, dócil apagado,
mientras la higuera de Miguel
de oro noche su tronco se vistió
como una sirena de agua dulce,
como metida en un cántaro de mar
como sorteando horas y noches.
La luna entró en su jaula
cual canario cantor...
En tanto su albor de un cielo neutro
se apaga
se hace cenizas
se pone gris chimeneas.
Una orla de espinas y voces extrañas
giran sobre la cuerda de la vida
en una comba de retirada transparencia
en el mármol nácar de algún ángel joven
no amaestrado de una catedral terminada.
Era la hora 26 de un día de noviembre
entró el otoño con tos en las entrañas
y un catarro de espumas
entre el Segura o el Segral
que bajó cuando taladraron los cielos.
Ramón Palmeral
Alicante, 25 de noviembre de 2022
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