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lunes, 17 de octubre de 2022

«La literatura española no ocupa el lugar que se merece en el mundo». Daniel Fernández. Para Francia, la cultura es un asunto de Estado.

 

Daniel Fernández: «La literatura española no ocupa el lugar que se merece en el mundo»

El presidente de la Federación de Gremios de Editores de España subraya los motivos de que nuestra lengua no cuente con la presencia internacional que debería tener y subraya nuestras desventajas estructurales en la semana que arranca la Feria del libro de Fráncfort.


Esta semana se celebra la Feria internacional del Libro de Fráncfort, la más importante y la que concentra el mayor volumen de negocios del sector. España es el país invitado en esta edición y nuestra industria editorial llega avalada con unas cifras que encuadran su dimensión de una manera exacta y concreta: los libros exportados en nuestro país ascienden a 340.5 millones de euros, las ventas de libros dejaron una factura de 2.439,93 millones de euros y el número de sellos suman un total de 774, un dato que a su vez tiene un punto y aparte: cinco de ellas están entre las cinco más grandes del mundo.

Sin embargo, también arrastra consigo algunos inconvenientes seculares que la lastran su expansión y que hacen que el castellano no ocupe el papel de preeminencia que debería tener en el mundo, sobre todo si tenemos en cuenta que 460 millones de personas tienen el español como idioma nativo (alrededor del 6 por ciento de la población total de la Tierra), hay 548 millones de hispanohablantes y es la segunda lengua de comunicación más influyente después del inglés.

A esta edición de Fráncfort asistirá una variada representación de firmas, como Antonio Muñoz Molina, Enrique Vila-Matas, Arturo Pérez-Reverte, Fernando Aramburu, Bernardo Atxaga, Santiago Posteguillo o María Dueñas. A su lado habrá otros como Sergio del Molino, Carme Riera, Jesús Carrasco, María Sánchez, Julia Navarro, Juan Gómez Bárcena, Carlos Marzal o Dolores Redondo. Pero, ¿por qué no tenemos en el extranjero la fuerza que deberíamos tener? Daniel Fernández, presidente de la Federación de Gremios de Editores de España, no duda en afirmar que «el español no ocupa el papel que le corresponde. Durante mucho tiempo hemos estado desaparecidos. No solo por el franquismo o por otros conflictos internos, también porque habíamos quedado fuera del canon de Harold Bloom, quien, con seguridad, no profundizó en nuestra literatura. Ahora es cuando, por ejemplo, empieza a traducirse a otras lenguas a un escritor como Quevedo. La realidad es que estábamos desaparecidos. Por eso hay que aprovechar esta ocasión».

Daniel Fernández precisa que «no tenemos un lugar destacado» en el plano de las traducciones, una clave fundamental para asentarnos más allá de nuestras fronteras y una de nuestras grandes desventajas. «Los franceses pelean por su lengua en todas partes. Más quisieran ellos que el francés tuviera la difusión y el peso que tiene el español en el mundo. La diferencia es que ellos ponen dinero, invierten. Para Francia, la cultura es un asunto de Estado. Tienen un Instituto del Libro con una enorme financiación, aparte de que desarrollan ayudas a las librerías. Su empeño es mantener esa pujanza. Los franceses han comprendido la relevancia que tiene la cultura. Nosotros tenemos la Real Academia Española y el Instituto Cervantes, cuya labor diplomática es encomiable. Este año se ha aprobado un PERTE (Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica). Llevamos más de cuarenta años de democracia y debemos entender que el español es nuestro petróleo».

Para Daniel Fernández, la clave para que nuestra lengua termine alcanzando la situación que debería tener es que se trabaje «para que esté en todas partes. Necesitamos eso. Nuestros autores deben viajar más. Tenemos una presencia en América Latina que deberíamos aprovechar. España está entre esos países y Europa. ¿Por qué no aprovechamos esa circunstancia? ¿Por qué no sacamos más provecho a nuestro Liber y traemos a los agentes literarios más relevantes y los nombres más destacados del sector? No es difícil. Solo es apostar, poner algo de dinero».

Daniel Fernández, editor también de Edhasa, reconoce que hemos llegado a ser una lengua universal por historia y por demografía. «El gran mérito del español es que crecía y eso nos ha dado una gran preeminencia, sobre todo en la otra orilla del Atlántico, que, ahora, a ver cuánto dura eso, aunque de momento España sigue siendo el portaaviones para que los escritores procedentes de Latinoamérica sean traducidos y conocidos. Pero la impresión general es que la literatura española no ocupa el lugar que se merece en el mundo».

La pandemia ha incremento las cifras de lectores en Alemania, Francia, no tanto en Italia y sí bastante en España, que es el país donde este porcentaje ha sido el más alto. Además, contamos con narradores con un enorme calado en otros lugares, como es el caso de Fernando Aramburu, un nombre presente en Alemania, o como fue Carlos Ruiz Zafón, un verdadero paradigma de lo que se denomina «fenómeno». «Uno de los motivos por los que Houellebecq es lo que es, aparte de sus evidentes méritos literarios y que se merezca el nombre de “enfant terrible”, es que también cuenta con el paraguas institucional que le ofrece el Estado de Francia. Ellos invierten mucho en este plano. Los franceses desarrollan planes para sostener el mundo del libro, como reducir los alquileres para las librerías. Aquí conocemos bien esas medidas. Hubo un plan de fomento que incluía muchas de ellas y que apoyó todo el arco parlamentario, pero no han llegado a aplicarse del todo».

Daniel Fernández resalta también otro aspecto: las políticas educativas. «En este punto, la democracia ha fracasado. No se ha sabido dar continuidad. No se ha conseguido llegar a un acuerdo entre los distintos partidos para cimentar uno, aunque sea solo por treinta años, que no es tanto tiempo si se piensa bien». Pero el presidente de la Federación de Gremios de Editores de España insiste en un punto que para él es crucial: «Es una gran verdad que el dinero invertido en cultura reporta enormes beneficios. La idea que queda es que España tiene un enorme potencial por explotar, que tiene grandes talentos por conocer, pero que no se ha hecho. Y eso que la industria cultural es de las más importantes que tenemos en nuestro país».