En Mercuralia
Nieves Fernández
¿Para qué nos sirve un pueblo?
16/02/2022
Partiendo de la base de
que tenemos pueblo, o ciudad pequeña, en mi caso de gran abolengo.
Partiendo de esa base, de que venimos de pequeños lugares y que muchos
hemos decidido emigrar, aunque sea a una barriada nueva, al otro lado de
la carretera o del patio… podemos interrogarnos para qué nos ha servido
ese pueblo que se cae a pedazos, entre el olvido y las ganas de
levantarse, aunque los voceadores insistan en que hacen lo indecible por
defenderlos.
Conozco a pueblerinos de trescientos habitantes que se
creen superiores porque habitan en un pequeño pueblo de ocho mil que no
tiene nada que ver con ellos, ni con su idiosincrasia ni con su cultura,
¡pobres! Conozco a pueblerinos con origen en pequeños núcleos de tres
mil habitantes que se creen importantes por haber llegado a capitales de
ochenta mil. Conozco a pueblerinos de capitales de provincia que han
marchado a la gran capital y se enorgullecen de su éxodo personal,
pasando página sin contemplaciones a lo que dejan atrás.
Pero todos
en Madrid pueden ser de pueblo. También los de cualquier ciudad. Todos
somos de pueblo, de un pueblo más pequeño, diminuto. Los tamaños
importan al lugar.
Pero, ¿para qué nos sirve un pueblo?, se pregunta
la sociedad desde antes que el gran Julio Llamazares escribiera 'La
lluvia amarilla'. Es esta una historia icono de la España vaciada,
escrita y publicada en otro siglo, vigente en el nuestro.
Está de
moda responder con soluciones a la España vacua, a la tierra rural y
vaciada, pero hace tiempo que se abandonan los pueblos, porque todos nos
vamos y dejamos allí la nostalgia, los recuerdos y hasta nosotros
mismos.
Pero buscamos una vuelta, intentos de volver a la infancia,
al recuerdo…, y cerrando persianas, nos vamos de nuevo. Artistas
destacados como José Mota y Pedro Almodóvar ruedan anuncios y películas
para volver, para ayudar al pueblo de su esencia, pero siempre se van,
nos vamos.
Un pueblo sirve para irte, para que te valoren, o no, para
alardear de él en fiestas, para tomar esa lluvia amarilla impregnada en
nosotros al marchar injustamente del lugar.
Un pueblo sirve para
recuperar infancias con infantes, para la fiesta, para el verano, para
hacer lo que puedas por ellos o por ti. A veces, para programar eventos,
encuentros y que nos reunamos; pero solo es excusa para volver, para
que todos vuelvan contigo a otro tiempo que parece estar, pero que nunca
volverá.
Un pueblo servirá para encontrar abuelos viviendo como solo
ellos saben hacerlo, y como tú aún no quisieras, porque has pasado a
otro nivel diferente en el que crees que sabes y no has aprendido nada
de tu pequeño éxodo.
Los servicios se anulan, los cementerios se van
llenando, el teletrabajo transmite esperanza, incluso la pandemia da
alas a quien quiere volver, pero por mucho que nos digan, un pueblo nos
servirá a cada uno individualmente. Cuidémonos con ellos.