Itzíar López Guil (Madrid, 1968) ganó el pasado jueves el II Premio de Poesía Nicanor Parra 2017 por el poemario Esta tierra es mía.
El galardón, que concede el sello sevillano Ediciones de la Isla de
Siltolá, está dotado con 6.000 euros y la publicación en la editorial.
En
la delegación de la Junta de Andalucía en Madrid, un jurado integrado
por los poetas Jordi Doce, José Luis Piquero, Juan Marqués, Itziar
Mínguez, Julián Cañizares y Javier Sánchez Menéndez, eligió Esta tierra es mía entre
los 2.511 poemarios presentados a esta segunda edición, procedentes en
su mayoría de Europa y América. De entre todos, siete poemarios habían
resultado finalistas.
López Guil reside en
Zúrich (Suiza), en cuya universidad es actualmente Catedrática de
Literatura Española. La madrileña es autora de los poemarios Del laberinto al treinta (Visor, 2000), por el que recibió el Premio Ciudad de Melilla 1999; Asia (Biblioteca Nueva, 2011); así como de Valores Nominales (La Discreta, 2014).
López Guil está especializada en poesía española de todas las épocas y, entre sus libros, cabe destacar también la edición crítica del Libro de Fernán Gonçález (CSIC, 2001), Cien años de poesia española (Peter Lang, 2001), Seis siglos de poesía española escrita por mujeres (Peter Lang, 2007), El espacio del poema. Teoría y práctica del discurso poético (Biblioteca Nueva, 2011) o Los girasoles ciegos de Alberto Méndez, diez años después (Antonio Machado, 2015).
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Sobre la autora: Itzíar López Guil (Madrid, 1968) en 1999 ganó el XXI Premio Internacional de Poesía "Ciudad de Melilla“ con Del laberinto al treinta (Madrid, Visor, 2000) y ha publicado el libro de poemas Asia (Madrid, Biblioteca Nueva, 2011). Reside en Zúrich, en cuya Universidad ejerce su labor docente e investigadora como Catedrática de Literatura Española.
La obra: En este libro las alusiones económicas son guiños amargos que denuncian los sinsabores del abandono y la subalternidad. ¿Existe un mundo donde se reconocen los afectos? ¿Dónde habitan los mitos de la espiritualidad que trata de entender las realidades más dolorosas? En estos versos habitan personajes reales a los que humillan las leyes y obligan a inventarse vidas paralelas, a creerse un futuro feliz con un gesto fingido que promete el espejismo del amor si se paga lo necesario. Personajes que se imaginaron viviendo de otra forma mientras limpian las casas ajenas, y se reconocen en los destellos de luz que ilumina un espacio que no les pertenece, aunque brille como nunca bajo sus hechizos. En estos versos está el gesto vivo, el grito dichoso que aprende a volar con la esperanza de un mundo mejor, donde los niños aprendan a ser niños y se arranquen la costra de las guerras. De la presentación de Ana Merino
Noche oscura
A un lado de mi cuerpo, tú.
Al otro lado, nuestra hija.
El cielo
Es esta mariposa que me eleva
hacia el mejor de los sueños.
“Permacultura en occidente”
Érase una vez un cuento contra el hambre,
una raíz cuadrada de la paz,
un mito alucinante sobre el caos
y el desorden. Nació tras Baltasar
y compañía, tras abrir el saco
de Papá Noel y ver que algo fallaba.
Ahora sois mayores, trabajad
los sueños que, de nuevo, os regalamos:
un coche, una familia, vacaciones;
un campo con monocultivo y democracia;
tus vecinos son vagos, son impuros,
son mujeres, son lobos, son maricas;
compra una pistola, no siembres mijo
o maíz, hay tres mundos, y el último
está lejos, no sale ni en la tele;
el tuyo es tu pantalla, tus amigos
de facebook, mira cómo les va, sube
las fotos, hazte más fotos, muéstranoslas,
déjanos ver las fotos, muchas fotos.
Más fotos de tu vida felicísima.
Porque se va a acabar ya mismo. FIN
Poesía
Me ha sido siempre útil, lo es hoy mismo,
cuando escribo estas líneas
y tengo la certeza de que vivo.
Si las lees, sabrás que ya estoy muerta.
Que amé la luz, mi gente parecida
a la tuya. Y odié la maldad
de los cuentos adultos, los que dicen
las raíces que te extirpan
para que no mires al cielo,
al aire libre de tu prójimo.
Los cuentos que te tallan
un nicho a su medida en tu interior.
Un vacío ordenado y estéril
donde no logre nunca nacer nada.
Ni una pequeña flor que te acompañe.
O pueda dar respuestas a tus preguntas.
Referente
Las palabras se gastan como el cuerpo.
Pero, antes de morir,
qué llenas van de carne:
saludan, se estremecen,
tiemblan de amor y abrazan nuestras bocas
como un pez
que les huyera entre escamas de voz
y de saliva,
blando pez inasible
que escupe al aire el frágil ser,
piel palpable y fugaz,
eco sin fin de su derrota.