1.-LA LUZ ILUMINADA
Golpearé este folio de papel hasta que grite
y se convierta en juicioso instrumento entre árboles
como “profanadores de címbalos sagrados”
que me den olas cerca de este mar de Ulises.
Casi agotada las estancias,
que antes eran sombras,
fueron: ¡Oh tú maldito olvido!
entre los grietas de mis anhelos destrozados,
derramados de mar, espantos de tu fe,
no soy capaz de enderezar una sola idea
sin tu compañía diaria de aluminio.
Abre tu aliento con palabras escritas
en este mes de marzo guerrero enquistado:
tras el cristal que llora
tras el cristal que se dobla:
la ácida envidia malquerida me impide
tener palomas ligeras entre el nido de las ideas…
entre el útero bajo la sombra transparente.
El pábilo de la lámpara como la oscuridad
con una hebra de luz espléndida
por sí misma,
en mares despoblados de posidonia y algas
cuyos colores huelen a casas despobladas.
Se ve llegar la primavera con nuevos mástiles:
ebrios del viento entre gaviotas
como si la sal tomara cuerpo de guerrero troyano,
de senos endurecidos por la maldad.
Golpearé este papiro hasta que grite
y me suplique de rodillas sublimes que
–una vez más–
le escriba la epopeya de los que perdieron
todas las batallas que el amor de centauros
esperando sentados en la única roca del cosmos.
Golpearé mis nudillos llenos de rabia
porque tu coroza de mujer dura como un
sótano de plomo me perdone,
y yo
como mi yo, sin mi yo
destronado pudiera ver con
-tus ojos-
la luz iluminada de mis errores.
Dejaré de besar tus pies lunados
sin sembrar yo mi semilla, semilla, semilla,
mil veces arrepentida
de los paisajes sin horizontes…
y la flecha de la acacia de tu piel
perforándome en la lluvia.
Me sé el lenguaje de las tormentas
el color invisible de tu llanto
el sabor de la música silenciosa
la sombra en el acto percibida.
Ramón Palmeral tiene página en Wikypedia
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