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martes, 5 de enero de 2021

¿Qués es la poesía escatológica?

 Aplico al palabra escatología en poesía en el sentido de leguaje grosero, indecente, irreverente o sobre la miciones y defecaciones.

Cada cual puede escribir lo poesía que le parezca bien, y usar el lenguaje que quiera, pero él solo se sitúa donde lo corresponde al leguaje por su estilo, sin ánimo de ofender, por ejemplo:

 

El poeta del Siglo de Oro Francisco de Quevedo planteó esta cuestión en un tratado titulado Gracias y desgracias del ojo del culo   que ahora reedita Pepitas de Calabaza.

«Sábese que muchos filósofos y anacoretas,
Para vivir en castidad, se sacaban los ojos de la cara
Porque por ahí bebe el veneno de los vicios.
Pero ¿cuándo por el pacífico y virtuoso ojo del culo
hubo escándalo en el mundo, inquietud o guerra?».

El escritor que poseía los títulos de señor de La Torre de Juan Abad y caballero de la Orden de Santiago aseguraba que el ojete estaba mejor situado que los ojos.

«Es vecino de los miembros genitales». En cambio, los ojos de la cara
«son vecinos de los piojos, la caspa de la cabeza y la cera de los oídos».

Además, el ojo del culo «da gusto a las gentes». De ahí el proverbio:

«No hay gusto más descansado
Que después de haber cagado»

Quevedo, uno de los autores más reconocidos de la literatura española, no se quedó en el trasero y abordó incluso una de sus funciones más comunes. El escritor estaba convencido de que, aunque es verdad que los ojos no sueltan pedos, no es nada que se le pueda reprochar al culo, porque «son cosa alegre, pues donde quiera que se sueltan, anda la risa y la chacota».

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Un soneto escatológico, menos famoso, es uno mío de Ramón Palmeral titulado A mis orines:

 Triste y tísico líquido opaco
que como nocturno faro
despiertas al pájaro del otoño
en ridículo y acrobático salto.

Algunas veces noto la caricia caliente
que del acuario orinal sin peces
caen gotitas a la extendida blanca red
de colchón melancólico y oliente.

Un día el forense se desinfectará
las manos con mis orines
y mi colores de resurrección.

Este oro que no es ya catarata
deslucido y podrido de sustancia
nace de mi y en mí se derrama.

 

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Descir que un poema es estológico no es ofensivo, sino que se sitúa en este estilo al emplear palabras groseras, soeces o escatologicas sobre la caca. 

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