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jueves, 10 de diciembre de 2020

Isabel Zendal y una empresa extraordinaria, de Alfonso Delgado Rubio, ilustracion de Rañom Palmeral

 

 

El 1 de diciembre la Comunidad de Madrid inauguró el hospital Isabel Zendal. Su objetivo es servir de apoyo a la sanidad pública de la comunidad y, en caso necesario, al Sistema Nacional de Salud. Se utilizará en situaciones de emergencia sanitaria (pandemias, catástrofes naturales, accidentes colectivos, etc.), que pueden acontecer de manera imprevista y brutal y, ante las cuales, los hospitales convencionales pueden sufrir un colapso de graves consecuencias. 

El hospital ha sido bautizado con el nombre de una heroína española, la gallega Isabel Zendal, que fue una figura fundamental en la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna de la Viruela, que partió hace 217 años en la María Pita del puerto de La Coruña. Esta empresa extraordinaria, promovida por el rey Carlos IV en 1803, fue encomendada al doctor Xavier Balmis. Este y el doctor José Salvany –ambos médicos de la Armada–, junto a sus ayudantes, practicantes y enfermeros, llevaron a cabo la mayor gesta de sanidad pública de los anales de la historia al aplicar la vacuna de la viruela en todo el imperio, crear centros de vacunación y  distribuir el Manual de vacuna del profesor de la Universidad de París  J. L. Moreau de la Sarthe, traducido al español por el propio Balmis. El diseño, la logística, la ejecución y el desarrollo de esta hazaña sigue siendo motivo de estudio y admiración en las universidades más prestigiosas del mundo.

Isabel Zendal era la rectora de la Casa de expósitos de La Coruña y, junto al doctor Balmis, se encarga de reclutar a 22 niños huérfanos para conservar la linfa vacunal transmitida de brazo a brazo, que era el único sistema posible en la época para conservar la vacuna y aplicarla con éxito a la población. Consciente de los cuidados y atenciones que los niños iban a necesitar durante la travesía y a su llegada a destino, el doctor Balmis solicita a Zendal que lo acompañe «porque nadie como ella podría cuidar a los niños en calidad de enfermera».

Tras una escala en Tenerife, la expedición arriba a Puerto Rico y seguidamente a Venezuela. En Caracas son recibidos como grandes benefactores. El doctor Balmis, tras valorar la magnitud de la empresa, decide dividir la expedición y encomienda al doctor Salvany que, con la mitad de los ayudantes, se dirija al Virreinato de Santa Fe, Perú y Buenos Aires, para ejercer su acción sanitaria de proteger a las poblaciones. El doctor Salvany, Grajales, Lozano, Bolaños y cuatro niños venezolanos emprenden la marcha, sufren multitud de percances y superan dificultades extremas; atraviesan los Andes aplicando la vacuna a las poblaciones indígenas de Ecuador, Perú y Bolivia, y crean centros de vacunas allá por donde pasan. Durante el penoso viaje, Salvany pierde un ojo y fallece de tuberculosis, siendo enterrado en Cochabamba. Superando todos los contratiempos, Grajales y Bolaños llegan al sur de Chile, hasta  la isla de Chiloé, sin poder alcanzar el Virreinato del Mar de la Plata.

 

                    (Retrato a lápiz de Isabel Zendal Gómez, por el pintor alicantino Ramón Palmeral)

 

El doctor Balmis, por su parte, prosigue su labor sanitaria en Guatemala y recorre todo México vacunando y creando centros de vacunación. Los 22 huérfanos españoles vienen adoptados por familias mexicanas acomodadas, que Isabel Zendal selecciona con el mayor cuidado, buscando la mejor acogida posible para sus niños. Ella permanece en Ciudad de México, donde se pierde su rastro en 1810. Para iniciar su marcha hacia Filipinas, el doctor Balmis recluta a un grupo de niños mexicanos, detallando sus edades, procedencia y nombre de los padres. Con el consentimiento de estos, se embarcan en Acapulco en el galeón de Manila a fin de llevar a cabo la campaña de vacunación en el archipiélago filipino. Antes de partir con destino a Macao y Cantón, se encarga de que todos los niños mexicanos vuelvan sanos y salvos a casa de sus padres, al tiempo que estos  reciben una compensación económica. El doctor Balmis regresa desde Cantón a España en una fragata portuguesa, hace escala en la isla de Santa Elena  y llega a Lisboa en agosto de 1806, tres años después de su partida. Se presenta en el Palacio de la Granja de San Ildefonso para informar al rey Carlos IV sobre el desarrollo de la expedición.

Esta hazaña no tiene parangón en la historia de la humanidad, como afirmaron Jenner, Von Humboldt, Andrés Bello o Marañón, entre otros. La primera gran campaña de vacunación de ámbito universal, la distribución del manual de vacunas, la creación de centros de vacunación, el consentimiento informado, la protección amorosa de la infancia más desfavorecida, o la entrega de la propia vida por salvar a los demás de una enfermedad tan cruel y mortal como la viruela llevan el marchamo de España y forman parte de nuestra historia tan denigrada por nuestros enemigos y a veces por nosotros mismos. Esto es Marca España. Ya es hora de que vayamos conociendo nuestro pasado para que nos sintamos orgullosos del mismo y de ser españoles.

 

Tomado del suplemento Alfa & Omega de ABC, jueves 10 de diciembre 2020