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viernes, 18 de septiembre de 2020

Nueva York me mata y me da vida ilusoria, por Ramón Palmeral



 NUEVA YORK ME MATA Y ME DA VIDA ILUSORIA


Nunca me dejaron ir Nueva York

y la vi alta y hostil en fotografías.

en cine y en García Lorca, poeta.

Simbolo evasivo del capitalismo

con rascacielos de risa y burla:

vertigo de las palablas metafóricas,

maravilla gradiosa y bella en la alturas,

en los atardeceres sobre la bahía del Hudson

al atravesar el punte de Brooklyn en bicicleta 

con Antonio Muñoz Molina en brazos.

Nunca me dejaron ir a Nueva York

criatura de vertical y desvergonzasa y cruel

donde la limusinas son taxis 

con conductor indios, italianos o afromaericanos.

Nueva Yor me mata antes de ir, me repugna su soledad

me acaricia la tarde con sus colores magenta y oro

como los amarillos taxis que conduce un poeta

del trafico, un poeta que memoriza miles de nombres:

   -calles, avenidas, plazas, jadines y protúbulos góticos-.

 

Me encontré con Molina y tomamos el metro,

un barco, una helicptéro y vi maravillas,

y ricos y pobles todos juntos Times Square.

 Nueva York es muy dura

con oara desheredados ni con lo que no saben inglés

Nueva Yor me mata y me da vida ilusoria.

El coco del coronavirus se ceba

de dolor y de angustia con los débiles.

Algún día iré a Nueva York a exponer mis cuadros.


Ramón Palmera, 18-09-2020

Año del coronavirus