Sé tu mismo
Ramón Palmeral |
viernes, 14 de agosto de 2020, 23:31
El deseo de agradar a los demás es el resultado de tapar nuestros defectos. Una demostración de falta de personalidad no conduce a aceptar las proposiciones de los demás. No nos comportemos como loros que repiten lo que oyen, sino que seamos nosotros mismos: creadores de nuestro yo y formadores de nuestra personalidad. Vamos por la vida adquiriendo valores de todo tipo: morales, éticos y religiosos sin apenas darnos cuenta. Nos enseñan que lo de los demás es lo perfecto, y, lo nuestro carece de valor, nos menosprecian. El césped del vecino siempre está más verde que el nuestro...
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