CÓMO SOBREVIVIR
AL CONFINAMIENTO SIN DEPRIMIRSE, por Ramón Palmeral
Según
los expertos el pico de contagios está por llegar y algunos lo situan por el 24
abril, pasada la Semana Santa y la Santa Faz de Alicante, cuya multitudinaria
romería no se celebrará porque nos encontramos a media ladera para llegar al picacho de la montaña de los
contagios del coronavirus de la cepa COVID-19, que según los científicos no es
ni más ni menos que una neumonía invernal que ha mutado en su estructura
molecular, contra el que no hay vacunas. Para evitar contagios nuestro deber y
obligación es quedarnos en casa, excepto para asuntos urgentes, alimenticios o
médicos, lo cual se llama CONFINAMIENTO
que, sin duda, conlleva sus riesgos psicológicos.
Si bien
es cierto que los chinos se comportan disciplinadamente contra el COVID-19, de
Wuhan, bien es sabido que ellos, son muy
individualistas y rehúyen del contacto físico, y el saludo del beso y darse la
mano (saludan con una reverencia), por el contrario nosotros los españoles como
latinos y pueblo mediterráneo somos muy sociables y nos gusta el contacto
personal, familiar y estar con amigos y ocupar largas horas en charla o
tertulia en bares, cafeterías y terrazas, por consiguiente, en este
confinamiento lo pasamos verdaderamente mal, y el no podernos reunirnos con
padres y familiares aun es peor, porque tenemos lo que se llama “querencia” es
decir: «Tendencia del hombre y de ciertos animales a volver al sitio donde se
han criado o tienen costumbre de acudir». Esta nueva situación de confinamiento
forzoso rompe nuestras costumbres y nos produce tristeza e incluso depresión y
angustia. Pero existen varias formas de minimizarlos o menguarlo que os voy a
exponer.
Todos lo pasamos
mal: niños, adolescentes, adultos, tercera y edad y cuarta edad que son el
mayor grupo de riegos con sus múltiples enfermedades, porque la vida es así,
nacer para vivir muriendo. Leo en la prensa que María Teresa de Borbón-Parma,
prima del Rey Felipe VI conocida
como la «princesa roja» y miembro de la familia Borbón-Parma partidaria del
carlismos, guerra civil del XIX, desde la muerte del Rey Fernando VII y su
polémica abolición de la Ley Sálica. María Teresa murió este jueves en París a los 86 años de
edad víctima del coronavirus, pero pasaba de los 85 años.
¿Cómo sobrevivir
al confinamiento sin caer en un ataque de nervios?
Según la psicóloga Elisa García dice que para mantener nuestro equilibrio
mental y emocional debemos: «No abandonarnos y poco a poco sin ser muy
conscientes... ¡Pum! La llegada de la apatía y la tristeza puede comenzar a
instalarse en nosotros. No hay que perder de vista nuestros hábitos». Es decir,
no caer en la apatía diaria por el confinamiento, de ello dependerá el concepto
de nosotros mismos, nuestra valía y consideración como personas con un destino
espiritual. Aquí reside la terapia conductual, en seguir unas pautas de
comportamiento regular, porque sientes lo que piensas, y si piensas en plan
derrotista, te derrota a ti mismo. Como alternativa debemos levantándonos de la
cama a un horario determinado, y no pasarse el día en el «campo de plumas» que
dijera Góngora, o en el sofá con el Smartphone. Lo primero es nuestro aseo
personal, lavarse, afeitarse, ducharse, perfumarse y estar guapos o guapas y
presentables, para uno mismo, para no decaer en la tristeza. Tampoco es
aconsejable pasase el día en piyama (como pronunciaba una mío), ni
descalzo con los calcetines de lana de esquí. Ni lo niños tampoco.
Desayunar añadiendo siempre fruta, tomar los medicamentos
que nos correspondan como las pastillas de la tensión arterial. Luego pensar en
lo que vamos a preparar para comer, siempre hay una recta que no hacías porque no tenías tiempo, ahora es el tiempo
de practicar como un chef, y a la hora
de comer, preparar la mesa con la mejor cristalería y cubertería, como si fueran
a venir amigos o familiares. También es época de practicar el ayuno, que es una
opción recomendado por todas las civilizaciones desde la antigüedad. Al
ayudar, tu
cuerpo elimina las toxinas que se
acumulan con las comidas, limpiando tus órganos internos para un metabolismo
más rápido y sano.
Hacer tareas en la casa como ordenar los
armarios que parecen revolcaderos de ángeles, para tener los suelos y paredes
como los corro del oro. También es tiempo de dedicarle una hora a leer esos
libros que se los come el polvo (yo estoy releyendo los poemas de mi padre,
poeta narrativo, que el 29 de abril se cumplirá el I centenario de su
nacimiento). O ponerse ver el álbum de fotos familiar si es que lo encuentras. Quizás lograríamos terminar los poemas que duermen en el cajón, esos poemas que se te atascaron, o el relato a
lo Cortázar que tenías sin terminar, o esa novela a lo García Márquez de
realismo mágico que nunca acaba de salir adelante.
Y
sobre todo hacer ejercicio físico o yoga. ¡Hay qué dolor Señor! en casa con las
pesas que están oxidadas en el armario, cintas de caminar que se ríen en el
altillo, o hacer abdominales para bajar las cartucheras, o darte un paseo por
la terraza si las tienes en el bloque
donde resides. La cuestión es hacer cosas, moverse, jugar con los niños, pintar…
Si tienes trabajo telemático, bendito seas; por lo menos no te tienes un ERTE.
Es preferible hacer crucigramas (aunque sea mirando las respuestas), sopa de
letras, sudokus, jugar a la ajedrez contra el ordenador que siempre te gana,
hacer solitarios (pero no en el aseo) etc… Los niños deben hacer sus deberes,
que le envían sus profesores por vía on-line. No se debe la televisión desde
las ocho de la mañana con las noticias del coronavirus, porque además de que no
podemos hacer nada por las desgracias ajenas del mundo, nos borra la mente como
una esponja de jabón con alcohol. Escuchar la radio es mejor, porque puede
hacer cosas mientras se entrenan los tímpanos con esas ondas hertzianas de baja
frecuencia.
A las 20 horas aplausos
¿Y qué hacer las 20 horas u 8 de la tarde?
Muy sencillo abrir la ventana de la terraza
a tocar las palmas para aplaudir a los sanitarios por su entrenada
labor, así como a todas aquellas personas a cargo de los servicios públicos:
transporte, agua, electricidad, farmacias, alimentación…, a la Cruz Roja, las
policías estatales y autonómicas y guardias civiles que velan por nuestra seguridad y nos ayudan,
y sin olvidar a la UME (Unidad Militar
de Emergencia. Y de camino dar unas voces y saludar a los vecinos de enfrente a
los que nunca antes habías visto, y despertar a algunos de esos fantasmas
dormidos que los hay.
Dice la
psicóloga Lidia Asensi: «Aconsejo que todos estemos en contacto con nuestros
familiares y amigos, y una buena opción es realizar video llamadas o hablar por teléfono con frecuencia.
Además, es conveniente que expresemos cómo nos estamos sintiendo emocionalmente
con esta situación. Es posible que aparezcan diferentes estados emocionales
cambiantes». Somos afortunados por tener teléfonos móviles e individuales, para
poder comunicarnos, hace 20 años atrás no los había.
Situación de la
pandemia por comunidades
Es lógico que el número
de contagios sea superior en Madrid y Cataluña o Vascongadas porque son regiones
muy pobladas, y precisamente Madrid ni Vascongadas no tienen el mejor clima
posible en época invernal. Madrid está dejando poco a poco de ser el único foco
de la pandemia en España ante el rápido avance del coronavirus también en
Cataluña. Lo que si es cierto y evidente que, esta pandemia ha cogido en
«bragas» valga la palabra como frase coloquial a la sanidad pública, víctima de
la diana de los recortes presupuestarios desde la crisis de 2008, con despidos
de médicos, enfermería y material sanitario estratégicos. Por eso, ahora y tarde
se han tenido que invertir en comprar de material sanitario especifico contra
el coronavirus por 432 millones de €.
Según datos del periodista Luis Cano de ABC, de fecha 27 de marzo actual, leemos:
«Cataluña y Madrid registraron el primer
caso el mismo día, el 25 de febrero, pero la explosión de la enfermedad se
sintió antes en Madrid. Los primeros cien contagios se contaron el 6 de marzo,
mientras que en Cataluña aguantaron cuatro días más hasta llegar a esa cifra. Los
primeros diez muertos en Madrid se registraron el 10 de marzo, mientras que en
Cataluña no se alcanzó esa cifra hasta el 16 de marzo. Incluso País Vasco
y Castilla-La Mancha rompieron ese techo antes que Cataluña, y Aragón
lo hizo el mismo día […] Ocho días, uno más que Madrid y Cataluña, tardó
Castilla y León en pasar de los diez a los cien muertos. Comunidad Valencia y Castilla-La
Mancha emplearon nueve días en hacer ese recorrido; y Andalucía,
diez. El País Vasco está conteniendo más la evolución del número de muertes: no
superó el centenar hasta el día 13 desde su décima muerte. La curva vasca,
también ascendente, es, por tanto, más aplanada. Son las únicas comunidades
autónomas que han superado hasta ahora los cien de fallecidos hasta ahora […] Mientras
que Madrid contaba 498 defunciones en el día 11 desde su décima muerte, en
Cataluña la cifra era de 516. Un día más tarde, Madrid acumulaba 628, mientras
que Cataluña sumaba 672, la última cifra ofrecida hasta ahora, correspondiente
al 25 de marzo […] La Comunidad de Madrid es con diferencia la región con mayor
número de muertos por coronavirus. Sin embargo, ha reducido paulatinamente el
porcentaje que supone sobre el número total de fallecidos en el país. Aunque
todavía aporta la mitad de nuevas víctimas cada día, hace menos de una semana
eran las dos terceras partes de los fallecidos caían en esta región».
La insoportable levedad del ser
La insoportable levedad del ser es un novela del escritor checo Milan Kundera
de 1984 que trata de un hombre y sus dudas existenciales en torno a la vida en
pareja, convertidas en conflictos sexuales y afectivos. La novela relata
escenas de la vida cotidiana trazadas con un profundo sentido trascendental: «la inutilidad de la existencia y la necesidad
del eterno retorno de Nietzsche»
por el que todo lo vivido ha de repetirse eternamente, solo que al volver lo
hace de un modo diferente, ya no fugaz como ocurrió en el principio.
Estos momentos únicos aunque no nuevos en
la historia de la humanidad nos debe hacer reflexionar sobre nuestra existencia
y nuestra vida temporal en La Tierra. Me consta el dolor sufrido por la
pérdida de algún ser querido, que no tiene consuelo momentáneo, pero
hemos de reflexionar que estamos en la Tierra de paso bajo un cielo azul que
nos contempla, aunque asuene tremendista. Todo se arreglará y volverá a ser
como antes, aunque con severos matices.