Carmen de Burgos (1867-1932)
Carmen de Burgos fue una escritora perteneciente a la
Edad de Plata de la literatura española, polifacética y con una extensa
obra periodística y literaria. Considerada como una de las precursoras
del feminismo por su actitud vital, así como por sus ideas
reformistas, que evolucionaron desde posturas más moderadas a posiciones
más beligerantes en la defensa del divorcio, del sufragio universal, de
la supresión de algunas leyes sexistas y del fomento de la libertad de
la mujer a través de la educación y del asociacionismo.
De familia acomodada almeriense, se casó en la década de los ochenta con un periodista local. Trabajó como cajista en la imprenta que había heredado su marido hasta que se marchó a su casa paterna, debido a la insostenible situación familiar. Instalada allí acabó los estudios de magisterio y tras lograr el título de maestra, se presentó a las oposiciones en 1900, como profesora de la Escuela Normal de Guadalajara, las cuales aprobó. Empieza a combinar su tarea docente con la publicación de artículos en periódicos y revistas madrileñas como Madrid Cómico, La Correspondencia de España o El Globo (Madrid. 1875) donde escribirá la columna “Notas Femeninas”
Carmen de Burgos y Seguí (Almería, 10 de diciembre de 1867-Madrid, 9 de octubre de 1932) fue una periodista, escritora, traductora y activista de los derechos de la mujer española perteneciente a la Edad de Plata. Conocida como Colombine, también firmó con otros seudónimos como «Gabriel Luna», «Perico el de los Palotes», «Raquel», «Honorine» o «Marianela». Perteneció a la generación del 98 y se la considera la primera periodista profesional en España y en lengua castellana por su condición de redactora del madrileño Diario Universal. También está considerada como la primera corresponsal de guerra.1
En 1883, con dieciséis años4 y en contra del consejo paterno, se casó con Arturo Álvarez y Bustos, un bohemio pintor y periodista, doce años mayor que ella. Este era hijo de Mariano Álvarez y Robles, gobernador civil de Almería, quien además tenía en propiedad la empresa tipográfica que imprimía el principal diario de la capital. Esto permitió a Carmen familiarizarse con el mundo de la prensa desde joven, colaborando en distintos aspectos de la impresión. Publicó sus primeros artículos en la revista satírica Almería Bufa, que dirigía su marido.3 En junio de 1895 obtiene la titulación de maestra de Enseñanza Elemental Primaria y en 1898 la de Enseñanza Superior, en Madrid. En 1901 obtiene plaza mediante oposición en la Escuela normal de Maestras de Guadalajara.
Desde 1903 publica artículos bajo el epígrafe “Lecturas para las mujeres” en el Diario Universal, por lo que se convierte en la primera mujer redactora de un periódico con columna fija. A partir de este momento, se la conocerá por el seudónimo Colombine, propuesto por el director de la publicación, Augusto Fernández de Figueroa, que tenía el propósito de que Carmen de Burgos escribiera unas líneas livianas, dirigidas a las mujeres, que contrastarán con el tono sobrio del diario, pero la periodista aprovechó esta circunstancia para ir introduciendo paulatinamente temática feminista. Un ejemplo de esto es el libro El divorcio en España (1904) basado en una encuesta que realizó en su columna pidiendo la opinión de los lectores. La iniciativa levanto agrias protestas por parte de los sectores más conservadores, por lo que decidió recoger las respuestas que consideraba de mayor interés en un ensayo.
En 1906, recorre Europa gracias a una beca y fruto de ese viaje surgen una serie de artículos escritos en el Heraldo de Madrid, que reunirá en la obra Por Europa (1906). Es el primer libro de viajes que publicó, género en el que destacan títulos como Cartas sin destinatario (1912), Peregrinaciones (1916) y Mis viajes por Europa (1917). Además de los viajes, en la columna “femeninas” planteaba todo tipo de temas desde consejos para la mujer hasta reivindicaciones sociales, feministas o antibelicistas. Gracias a este periódico se convierte en la primera mujer corresponsal de guerra, ya que se trasladará a Marruecos para describir de primera mano lo acontecido allí. Su experiencia será narrada en una de las novelas breve de la serie el “Cuento Semanal” titulado En la guerra (Episodios de Melilla). Carmen de Burgos firmó más de cuarenta títulos en colecciones similares como en la “Novela Corta”, la “Novela Semanal”, los “Contemporáneos”, la “Novela de Hoy”, el “Libro Popular” y la “Novela Mundial”. Los relatos le sirvieron para dar un tinte de ficción a sus reivindicaciones feministas. Claro ejemplo es El artículo 438 (1921) aparecido en la serie “Novela Corta” donde reclamaba la supresión de este artículo en el código penal.
Por otro lado, derivado de los consejos que ofrece en su columna, surgen un gran número de manuales de uso práctico diversificados en distintos temas como el hogar (Moderno tratado de labores, 1904; La protección y la higiene de los niños, 1904; La mujer en el hogar, 1909) la belleza femenina (Salud y belleza: secretos de higiene y tocador, 1918; Tesoro de la belleza, 1924); la cocina (La cocina moderna,1918; La cocina práctica, 1920) o el diseño de cartas (Modelos de cartas, Últimos modelos de cartas.)
En 1909, publicará su primera novela larga titulada Los inadaptados, aunque no va a ser la única. A lo largo de su vida, seguirá cultivando este género con La rampa (1917); Los anticuarios (1919), Los espirituados (1923), La mujer fantástica (1924), Quiero vivir mi vida (1931). Por estas fechas, será nombrada profesora de la Escuela Normal Central de Madrid. Además, ya se encontrará integrada en el ambiente literario y cultural madrileño, donde crea su propio círculo denominado El Salón de Colombine. Esta tertulia, que reunía en casa de la autora a escritores consagrados y a jóvenes promesas, fue la que propiciaría el acercamiento entre Carmen de Burgos y Ramón Gómez de la Serna, los cuales tuvieron una larga relación amorosa. La revista Crítica sale a la luz gracias a estos encuentros con la intención de hacerse eco de la cultura sefardí y de las nuevas tendencias literarias del país. Sin embargo, por motivos económicos tuvo una vida corta. Poco después, Ramón Gómez de la Serna hereda la Revista Prometeo y cede un espacio a su pluma. Seguía publicando artículos en diferentes publicaciones como el ABC, la Esfera o el Heraldo de Madrid.
También, cultivó el género biográfico. La primera biografía que publica es la del poeta Giacomo Leopardi (1911), en la que había estado trabajando desde que viajó a Italia. Fígaro (1919) será su aportación a los estudios sobre la vida de Mariano José de Larra. Desde ese mismo año, comienzan a aparecer sus semblanzas de españoles del siglo XIX en la serie “Novela Corta”, de la cual podemos destacar La emperatriz Eugenia. Con motivo de la conmemoración escribirá Gloriosa vida y desdichada muerte de don Rafael del Riego (un crimen de los Borbones) un año antes de su muerte.
Además, se dedicó a la traducción del francés, del inglés y del italiano. Tradujo Los Evangelios y la segunda generación cristiana (1904) de Ernest Renan; Loca por razón de estado (1904) de Geza Mattachich; Los misterios de la India (1911) y Los últimos filibusteros (posterior a 1913) de Emilio Salgari; La Fisiología del placer (1913) de Paolo Mantegazza; Cuentos a Maxa (1914) de Nordau; La Biblia de Amiens (1916) de John Ruskin; Una idea de parisiense por página (1918) y La decisión (1920) de Rose Nicole, como también obras de Leon Tolstoi.
En la década de los veinte, preside la asociación Cruzada de Mujeres Españolas, así como lidera la primera manifestación reivindicativa de las sufragistas en España y empieza a defender sus ideas en mítines y tribunas públicas. Fruto de esta dedicación es el libro titulado La mujer moderna y sus derechos (1927). También, se afilia al Partido Republicado Radical Socialista, ya que había abandonado años antes el Partido Socialista Obrero Español por la decepción que le causó las discrepancias internas relacionadas con la reivindicación feminista del sufragio universal. En 1930, comienza a interesarse por la masonería fundando la logia “amor número 1”
Muere un año después de la proclamación de la Segunda República y consigue ver como algunas de sus reivindicaciones se llevan a cabo como el derecho al voto de las mujeres o la ley del divorcio, aunque no llega a ejercerlos. Carmen de Burgos murió de un ataque al corazón durante uno de sus discursos sobre la cultura sexual en el Centro Socialista de Madrid. (Necrológica)
De familia acomodada almeriense, se casó en la década de los ochenta con un periodista local. Trabajó como cajista en la imprenta que había heredado su marido hasta que se marchó a su casa paterna, debido a la insostenible situación familiar. Instalada allí acabó los estudios de magisterio y tras lograr el título de maestra, se presentó a las oposiciones en 1900, como profesora de la Escuela Normal de Guadalajara, las cuales aprobó. Empieza a combinar su tarea docente con la publicación de artículos en periódicos y revistas madrileñas como Madrid Cómico, La Correspondencia de España o El Globo (Madrid. 1875) donde escribirá la columna “Notas Femeninas”
Carmen de Burgos y Seguí (Almería, 10 de diciembre de 1867-Madrid, 9 de octubre de 1932) fue una periodista, escritora, traductora y activista de los derechos de la mujer española perteneciente a la Edad de Plata. Conocida como Colombine, también firmó con otros seudónimos como «Gabriel Luna», «Perico el de los Palotes», «Raquel», «Honorine» o «Marianela». Perteneció a la generación del 98 y se la considera la primera periodista profesional en España y en lengua castellana por su condición de redactora del madrileño Diario Universal. También está considerada como la primera corresponsal de guerra.1
Biografía
María del Carmen Ramona Loreta de Burgos y Seguí nació el 10 de diciembre de 1867 en la ciudad andaluza de Almería, primogénita de los diez hijos de José de Burgos y Cañizares y su esposa Nicasia Seguí y Nieto. Se crio en Rodalquilar2(Níjar), donde su padre poseía tierras, minas y el cortijo La Unión. Recibió la misma educación y cultura que sus hermanos varones.3 En 1872, su padre fue nombrado vicecónsul de Portugal en España, dependiente del consulado de Cádiz.En 1883, con dieciséis años4 y en contra del consejo paterno, se casó con Arturo Álvarez y Bustos, un bohemio pintor y periodista, doce años mayor que ella. Este era hijo de Mariano Álvarez y Robles, gobernador civil de Almería, quien además tenía en propiedad la empresa tipográfica que imprimía el principal diario de la capital. Esto permitió a Carmen familiarizarse con el mundo de la prensa desde joven, colaborando en distintos aspectos de la impresión. Publicó sus primeros artículos en la revista satírica Almería Bufa, que dirigía su marido.3 En junio de 1895 obtiene la titulación de maestra de Enseñanza Elemental Primaria y en 1898 la de Enseñanza Superior, en Madrid. En 1901 obtiene plaza mediante oposición en la Escuela normal de Maestras de Guadalajara.
Desde 1903 publica artículos bajo el epígrafe “Lecturas para las mujeres” en el Diario Universal, por lo que se convierte en la primera mujer redactora de un periódico con columna fija. A partir de este momento, se la conocerá por el seudónimo Colombine, propuesto por el director de la publicación, Augusto Fernández de Figueroa, que tenía el propósito de que Carmen de Burgos escribiera unas líneas livianas, dirigidas a las mujeres, que contrastarán con el tono sobrio del diario, pero la periodista aprovechó esta circunstancia para ir introduciendo paulatinamente temática feminista. Un ejemplo de esto es el libro El divorcio en España (1904) basado en una encuesta que realizó en su columna pidiendo la opinión de los lectores. La iniciativa levanto agrias protestas por parte de los sectores más conservadores, por lo que decidió recoger las respuestas que consideraba de mayor interés en un ensayo.
En 1906, recorre Europa gracias a una beca y fruto de ese viaje surgen una serie de artículos escritos en el Heraldo de Madrid, que reunirá en la obra Por Europa (1906). Es el primer libro de viajes que publicó, género en el que destacan títulos como Cartas sin destinatario (1912), Peregrinaciones (1916) y Mis viajes por Europa (1917). Además de los viajes, en la columna “femeninas” planteaba todo tipo de temas desde consejos para la mujer hasta reivindicaciones sociales, feministas o antibelicistas. Gracias a este periódico se convierte en la primera mujer corresponsal de guerra, ya que se trasladará a Marruecos para describir de primera mano lo acontecido allí. Su experiencia será narrada en una de las novelas breve de la serie el “Cuento Semanal” titulado En la guerra (Episodios de Melilla). Carmen de Burgos firmó más de cuarenta títulos en colecciones similares como en la “Novela Corta”, la “Novela Semanal”, los “Contemporáneos”, la “Novela de Hoy”, el “Libro Popular” y la “Novela Mundial”. Los relatos le sirvieron para dar un tinte de ficción a sus reivindicaciones feministas. Claro ejemplo es El artículo 438 (1921) aparecido en la serie “Novela Corta” donde reclamaba la supresión de este artículo en el código penal.
Por otro lado, derivado de los consejos que ofrece en su columna, surgen un gran número de manuales de uso práctico diversificados en distintos temas como el hogar (Moderno tratado de labores, 1904; La protección y la higiene de los niños, 1904; La mujer en el hogar, 1909) la belleza femenina (Salud y belleza: secretos de higiene y tocador, 1918; Tesoro de la belleza, 1924); la cocina (La cocina moderna,1918; La cocina práctica, 1920) o el diseño de cartas (Modelos de cartas, Últimos modelos de cartas.)
En 1909, publicará su primera novela larga titulada Los inadaptados, aunque no va a ser la única. A lo largo de su vida, seguirá cultivando este género con La rampa (1917); Los anticuarios (1919), Los espirituados (1923), La mujer fantástica (1924), Quiero vivir mi vida (1931). Por estas fechas, será nombrada profesora de la Escuela Normal Central de Madrid. Además, ya se encontrará integrada en el ambiente literario y cultural madrileño, donde crea su propio círculo denominado El Salón de Colombine. Esta tertulia, que reunía en casa de la autora a escritores consagrados y a jóvenes promesas, fue la que propiciaría el acercamiento entre Carmen de Burgos y Ramón Gómez de la Serna, los cuales tuvieron una larga relación amorosa. La revista Crítica sale a la luz gracias a estos encuentros con la intención de hacerse eco de la cultura sefardí y de las nuevas tendencias literarias del país. Sin embargo, por motivos económicos tuvo una vida corta. Poco después, Ramón Gómez de la Serna hereda la Revista Prometeo y cede un espacio a su pluma. Seguía publicando artículos en diferentes publicaciones como el ABC, la Esfera o el Heraldo de Madrid.
También, cultivó el género biográfico. La primera biografía que publica es la del poeta Giacomo Leopardi (1911), en la que había estado trabajando desde que viajó a Italia. Fígaro (1919) será su aportación a los estudios sobre la vida de Mariano José de Larra. Desde ese mismo año, comienzan a aparecer sus semblanzas de españoles del siglo XIX en la serie “Novela Corta”, de la cual podemos destacar La emperatriz Eugenia. Con motivo de la conmemoración escribirá Gloriosa vida y desdichada muerte de don Rafael del Riego (un crimen de los Borbones) un año antes de su muerte.
Además, se dedicó a la traducción del francés, del inglés y del italiano. Tradujo Los Evangelios y la segunda generación cristiana (1904) de Ernest Renan; Loca por razón de estado (1904) de Geza Mattachich; Los misterios de la India (1911) y Los últimos filibusteros (posterior a 1913) de Emilio Salgari; La Fisiología del placer (1913) de Paolo Mantegazza; Cuentos a Maxa (1914) de Nordau; La Biblia de Amiens (1916) de John Ruskin; Una idea de parisiense por página (1918) y La decisión (1920) de Rose Nicole, como también obras de Leon Tolstoi.
En la década de los veinte, preside la asociación Cruzada de Mujeres Españolas, así como lidera la primera manifestación reivindicativa de las sufragistas en España y empieza a defender sus ideas en mítines y tribunas públicas. Fruto de esta dedicación es el libro titulado La mujer moderna y sus derechos (1927). También, se afilia al Partido Republicado Radical Socialista, ya que había abandonado años antes el Partido Socialista Obrero Español por la decepción que le causó las discrepancias internas relacionadas con la reivindicación feminista del sufragio universal. En 1930, comienza a interesarse por la masonería fundando la logia “amor número 1”
Muere un año después de la proclamación de la Segunda República y consigue ver como algunas de sus reivindicaciones se llevan a cabo como el derecho al voto de las mujeres o la ley del divorcio, aunque no llega a ejercerlos. Carmen de Burgos murió de un ataque al corazón durante uno de sus discursos sobre la cultura sexual en el Centro Socialista de Madrid. (Necrológica)
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