La selección del poeta Margarito Cuéllar posee un estilo confesional, narrativo, de apariencia natural, pues sus expresiones operan más próximas al habla o conversación que a la construcción del verso métrico. Los títulos de algunos de sus poemas recuerdan la célebre instrucción de Cortázar. Esto significa que algunos recursos narrativos se vuelven parte de la estilística del poeta que hoy se presenta.
Fernando Salazar Torres
Responsable de la selección
De la serie Voces actuales de México
Su cofia escribe la crónica de los hospitales del mundo
Alegre mi enfermera como viernes por la tardeo sábado en la mañana.
El desahuciado recupera el color al paladear su nombre.
En tres letras encierra el festival de todas las campanas.
No nació de la costilla de nadie
Dios preparó la harina para vestirla.
La tierra deja de girar en su eje para contemplarla.
Mi corazón se detiene para nacer de nuevo entre sus manos;
y soy feliz cuando ella pasa, alegre como póker de ases.
En su día libre crece el índice de muertos, ¿qué será si mañana se jubila?
Su cofia escribe la crónica de los hospitales del mundo
y sus pestañas protegen del agua aunque no llueva.
El día que no está es noche siempre
y reina en el planeta la tristeza de antes.
El mundo será otro
si en vez de ejércitos hay enfermeras.
Informe de los animales y las plantas
La luz es importante para la respiración de los peces.El sabor de la sandía es rojo y el sueño del mar, ondulatorio.
Una mujer desnuda pone en peligro el tráfico de sueños.
La textura de su piel al microscopio
semeja un girasol acariciado por el sol.
Su piel es necesaria para la vida de las plantas.
Yo soy una planta.
Instrucciones para el uso de los recuerdos
Los restos del pasado se reúnenRecíclalos, pásales las llantas de un auto,
como los desperdicios de la playa.
Enrique Lihn
arrójalos por la ventana del avión.
Ofértalos, inaugura una fábrica de collares,
sazónalos con especias del cielo;
colócalos en orden de importancia sobre las vías.
Arráncalos, que se vayan con un poco de piel
—corazón o memoria.
Que se desangren, azules, delirantes, llenos de moscas.
Desrecuérdalos, atígralos y jáulalos,
expúlsalos de tu bestiario,
despójalos de su inoportuna melancolía.
Como las costras,
nada de su vida anterior vale la pena.
Instrucciones para dar mantenimiento al árbol de los poemas
Riégalo a diario.Llegado el día cortaremos su fruto
amargo, dulce o con espinas.
No hay nadie que retire tus versos
del tráfico de sueños.
Afila tus tijeras de podar:
algo nacerá hoy aunque no llueva.
(de Moléculas en movimiento vibratorio alrededor de una posición de equilibrio, 2016).
Doctor Vértiz 185, interior 5
Para Carlos LópezMi vecino pasea a sus perros con el alba.
Uno es negro por dentro y verde por fuera.
Otro blanco de dientes para arriba.
Tiene aire de sicario
guardaespaldas o puerco espín.
Al perro negro no le caigo bien
al blanco tampoco
mas guarda sus colmillos en un estuche de oro
si ejercito en voz alta mis quevedos.
El dueño de los perros
aparte de ser el dueño de los perros
desnuda por las noches
a la Dama de los Cabellos Ardientes:
Barba Jacob sería feliz en esta vecindad
de impresores de sueños y músicos de un rato.
Ninfas en la niebla
grafiteros en busca de su cueva de Altamira
arrojan el anzuelo por si pica un pez gordo
o llegan en su Titanic de papel los dioses de la fama.
Cementerios ilustres
No es preciso saber mucho de magiaEn lápidas edificadas con esmero descansa la historia patria. Hay capillas, casas, mausoleos dignos de un rey y orquestas de metales. Si el escándalo llega a los patios vecinos se aplica el rigor de la ley. Las leyes del que parte son benignas: nadie, por ejemplo, muere dos veces. ¡Ah, cómo sufren los quemados! En sus urnas azules añoran una vida como la de los otros.
para revivir a los muertos…
Robert Graves
Muertos, muertos, muertos. Dormidos y despiertos. Algunos se ponen verdes. La mayoría, como dictan los cánones, casi se transparentan.
Los muertos se divierten: concursos de belleza, desfiles de moda carnavales.
Hablo de cementerios sin fosas comunes, donde los generales tardan una guerra en poner sus condecoraciones y los héroes no alcanzan a contar su vejez.
El regreso de Ulises
Para Hugo Lázaro AguilarEl autobús da paso
cómplice hermano
a un ejército de palmas y al fuego de las horas.
Esta ciudad, la mía
gotea granos ardientes por las noches
y florece y da frutos
aunque la lluvia se niegue a acariciarla.
Llego con la flor de mi nombre
expuesta al sol, al viento
y al complejo de nubes
que animan ciudades en el aire.
Late como un reloj
en la soberbia de las horas
y delata los años de abandono
y me saluda con un maullido
que para mí es un beso.
Esta ciudad, novia de los silencios nemorosos
me deja celebrarla a fuego lento
en la hoguera del mundo.
Pero mi mundo es ella
la que desnuda mis viejas cicatrices
y da a beber a sorbos su veneno.
Si un día me besa
mis labios estarán menos partidos
y los suyos dejarán de ser piedra.
Esta ciudad…..la mía…..florece todo el año
y sus hombres la podan cada tarde
y sus mujeres de grandes ojos lunares
la inventan mientras duermen.
El secreto de tus ojos
El mundo lleno de ojos. Relámpagos cintilan en la noche y parpadean en la luz. Algunos ven hacia adentro o a Ninguna Parte. Otros nada más matan. La ciudad, una celda de ojos, proclama de bolero resistente al olvido. El que la habita boga en diminutos mares, cultiva jardines bonsái, inaugura parques invisibles.No sé si los hojos tienen ojas o ijos, haré un collar con ellos. Quizá prepare una sopa de ojos. Del amor hablaremos mañana.
(de Las edades terrestres, 2016)
Ciudad herida
La ciudad del viajero es Nada.Alguna vez fue Todo y Alguien
ahora simplemente es Nadie.
El que viaja lleva en el bolsillo
claves secretas
para engañar al que lo mira:
una calle al revés, las bestias del espejo.
Nombres de mujeres que migran de la luz al delirio,
de los días felices a recuerdos morosos en el viento.
La ciudad del viajero desaparece
en manos que se despiden para siempre.
Mi ciudad baja a veces y contempla
una herida de piedra que le atraviesa el pecho.
Ayax en Utopía
Les dejo la ciudad. Fundo mi Troya a imagen de la urbe que soñé. La amo en instantes de fiebre precoz y la extraño en mis viajes, es decir, en mis sueños.Todo hijo es pródigo en ausencias. En el circo romano combatiré con fieras más temibles. En el aeropuerto compré una Guía Roji de amores nuevos. Sus mapas me enseñan los secretos del monstruo y qué trenes tomar a estación Utopía.
Plano general
1
Las ciudades caben en un frasco de vidrio.2
Las ciudades pequeñas van en el corazón.3
Como el amor y el odio, las ciudades crecen, y al igual que el par de amorosos contrarios, un día se separan.4
Dichosas las ciudades de maqueta. No hay peligro de tráfico amoroso. Alguien puede robarlas y admirar cada noche, plazas por conquistar y calles que la suela reconoce como propias.5
La flecha que señala a Futuro es tu ciudad. Ni lejos ni cerca, ni allá ni aquí. Tierra baldía,montones de basura, fotos de lo que fue.
Toda ciudad nace de las ruinas de otra. El resplandor de Roma no es de un día. Las cenizas de Pompeya sí.
6
Toda ciudad instruye a sus detractores.7
Sin equilibrio no hay conquista. Alguien destruye por las noches lo que sembramos con el sol.8
Ley y obediencia símbolos de ciudad que nadie las respete es otra historia. Vivir al margen: elección o destino.Google Maps
Para querer a una ciudad faltan zapatos, derrochar pasos lentos, zancadas, saltos si es preciso. Lo que hace falta es aire, no dinero, cuartos habitados por gemidos. Horas para gastar el día, hangares, granizadas.Los oídos de la ciudad no tienen ojos para verte. Pruebes leche caliente o chocolate frío, a sorbos te devora.
¡Ah, la ciudad!, mientras más la destrozas, más te quiere.
Acábala, muchacho, dije el día que herré en sus fauces y me extravié en un plano de bolsillo.
Sexto turbio: sobre la disolución del colegio de augures. Edicto
En lo sucesivo el martes es igual a otros días.Se permiten de mascotas gatos y tigres negros.
El número trece es sólo de buena suerte
y la plebe va por las escaleras como bajo los rayos del sol.
A nadie se persigue por romper espejos.
No pierde mano quien a la mesa pasa salero a comensal.
Mariposas negras y lechuzas tienen luz verde en la ciudad
y hasta en los interiores de las casas.
Se inhibe la ley que prohibía soñar reptiles y toros.
Nadie enviuda por tener lunares junto a la boca
ni se convierte en pez por bañarse en jueves o viernes santo.
Los hombres peces por mandato de la ley anterior
vuelven a su apariencia, restituyéndoles, con intereses, los años perdidos.
He dicho.
(Inéditos)
Margarito Cuéllar
Poeta,
editor y periodista mexicano (San Luis Potosí). Radica en Monterrey.
Estudió la licenciatura en periodismo. Maestro en artes por la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL)
y doctorante en artes y humanidades por el Instituto de Arte, Cultura y
Humanidades de Monterrey. En 2003 obtuvo el premio de poesía convocado
por Radio Francia Internacional y en 2014 el Premio Iberoamericano de Poesía Carlos Pellicer para Obra Publicada (Instituto Nacional de Bellas Artes, Inba/Gobierno de Tabasco). Ha publicado los poemarios Vigilias (RiL Editores, Santiago de Chile, 2013), Las edades felices (Hiperión/UANL, España-México, 2013 y 2015), Poemas para formar un río (Monte Ávila, Caracas, 2016), Las edades terrestres (San Luis Potosí, México, 2016) y Moléculas en movimiento vibratorio alrededor de una posición de equilibrio (Coahuila, México, 2016), entre otros. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte en el área de letras 2014-2016. Dirige la revista Armas y Letras de la UANL y el Centro de Escritores de Nuevo León. Colabora en la revista Nexos.