CATARINA
El amor no penaliza frontera, ni borrasquera,
surge y afianza sobre universo y sensualidad.
A modo de divinidad emocional, placentera,
para proyecto de unión, hombría y feminidad.
Eslovaquia es un país de amor y fraternidad
que apadrina y enamora a Pedro Montalbán.
Nuestra España de acogida ofrece igualdad,
bienvenida y hospedaje a Catarina Brhlíková.
Tiempo de noviazgo y atracción ha caducado
entre guiños, romances, desenfreno y clamor.
Pedro culmina su enlace fraternal arrinconado,
para deleite de un matrimonio imbuido en amor.
Alcalde y bastón de mando, en poder y cuna,
viste de informal y de afinidad, ha claudicado.
Ahora americana y ver el bar desde la ventana,
sujeto, sumiso, en bata y a obedecer a su dama.
Un soltero-casado consolida vida y fogosidad,
que agoniza sobre derechos de cama y proclama
incertidumbre, de ayuno carnal, en mendicidad.
Agustín Conchilla, 19-05-2019