Páginas

viernes, 31 de mayo de 2019

“La excavación”, cuento de Augusto Roa Bastos: una incesante lucha por la libertad y la vida

• Miércoles 29 de marzo de 2017


Augusto Roa Bastos
La genialidad de Roa Bastos está en el juego que establece entre pasado y presente a través de los pensamientos de Perucho Rodi.

La guerra, los muertos, los túneles, las víctimas y los victimarios, el complot y la frustrada libertad. “La excavación”, uno de los relatos más representativos del Cervantes paraguayo.

El texto elegido para el análisis literario pertenece al escritor paraguayo Augusto Roa Bastos (Asunción, Paraguay, 13 de junio de 1917; ídem, 26 de abril de 2005). Se trata de un cuento titulado “La excavación”, perteneciente al libro El trueno entre las hojas, publicado por la editorial Losada, en la ciudad de Buenos Aires, en el año 1953.
El relato tiene como tema central la lucha agónica de Rodi por lograr la libertad, y con ella, la vida.
El trueno entre las hojas es uno de los libros más importantes de Augusto Roa Bastos, es gracias a él que el autor paraguayo comenzó a ser reconocido internacionalmente. “La excavación”, el cuento a trabajar, es el quinto de diecisiete relatos que componen la obra. Son textos que abordan temas como la dominación política, el choque cultural, racial y lingüístico paraguayo y la lucha de los individuos por la supervivencia. El trueno entre las hojas es una obra que se nutre de la literatura oral-popular del Paraguay. A través de los cuentos desfilan personajes sufridos, despojados de libertad y de dignidad. Son hombres violentados, viviendo en medio de la miseria y de la opresión. Roa Bastos, en esta obra, recurre frecuentemente al grotesco como recurso descriptivo, para desde esa perspectiva hiperbólica destacar la miseria y la injusticia. En la mayoría de los relatos, no es el caso de “La excavación”, una comunidad natural se ve violentada por la llegada de la civilización; frente a esta situación, la comunidad primitiva no tiene otra alternativa que luchar contra la violencia, la degradación y la esclavitud que trae el triunfo civilizatorio. Las diferentes luchas que se ven a lo largo de la obra van a estar marcadas por la esperanza de los desdichados personajes.
En “La excavación”, un recluso llamado Perucho Rodi, que vive junto a casi un centenar de presos en una celda, se encuentra prácticamente muerto en vida, llevando una existencia miserable. El relato, que hace referencia tanto a las guerras intestinas paraguayas como a la guerra del Chaco y que muestra las condiciones paupérrimas de la vida carcelaria paraguaya, tiene como tema central la lucha agónica de Rodi por lograr la libertad, y con ella, la vida. La voz del narrador omnisciente es la que marca la estructura del relato. Comienza la narración en el presente de la acción y luego hay dos analepsis (retrospectiva), una para referirse a las crueles condiciones de vida de los reclusos de la celda 4 (Valle-i) y otra que se centra en la operación militar llevada a cabo por el protagonista en la guerra del Chaco.

Líneas generales del argumento

Un ex combatiente de la guerra del Chaco, de nombre Perucho Rodi, se encuentra hacinado con otros presos en la celda 4 (Valle-i), un lugar que en situaciones normales sólo hubiera contado con ocho reclusos. Todos son presos políticos que están allí desde hace seis meses tras la finalización de una guerra civil. En principio eran ochenta y nueve presos, pero al tiempo del relato ya han muerto diecisiete, nueve por diversas enfermedades, cuatro por las torturas recibidas, dos por tisis y los otros dos se habían quitado la vida. La situación infrahumana que viven los reclusos y el deseo ansioso por recobrar la libertad los lleva a organizarse para excavar un túnel que les permita escapar de la prisión. Turnándose el trabajo cada cuatro horas, cada día seis hombres avanzan cincuenta centímetros hacia la libertad. Perucho Rodi, el preso protagonista del relato, había sido estudiante de ingeniería y además contaba con la experiencia de haber excavado un túnel anteriormente en la guerra del Chaco. Ahora, con un plato de borde afilado que había servido como un arma mortal para otro compañero de celda, excava el túnel que, según sus cálculos, lo llevaría desde la celda 4 (Valle-i) al barranco del río Paraguay.
La situación de encierro, enfermedades, torturas y suicidios que se nos cuenta en este relato es verdaderamente trágica, espeluznante. La celda 4 (Valle-i) es un lugar donde los hombres apenas sobreviven sostenidos únicamente por la esperanza de que en algún momento recobrarán la libertad. Al momento de la narración han pasado cuatro meses de asfixia y trabajo duro, faltan sólo unos cinco metros para terminar el túnel, unos veinticinco días de trabajo. El relato de Roa comienza con un desprendimiento de tierra que al protagonista, en principio, no le parece alarmante. Pero inmediatamente después se produce un segundo desprendimiento que deja enterrada la parte inferior del cuerpo del excavador. Como lectores, con la descripción que hace el narrador de la situación, tomamos conciencia de que Rodi se encuentra definitivamente atrapado y que nada podrá hacer para sortear esa situación. No hay forma de que vuelva a la celda ni de que llegue al barranco, porque la distancia todavía es muy larga. El narrador, en un estilo indirecto libre, comienza a mostrar cuáles son los pensamientos de Perucho Rodi, que no interpreta con claridad lo que le acaba de suceder. Su deseo imperioso por lograr la libertad lo lleva a confundirse y a tener una desmedida esperanza. A medida que la asfixia avanza el excavador comienza a recordar su etapa de soldado en la guerra del Chaco. Hay en los pensamientos de Rodi una retrospectiva, pareciera como si el túnel que está cavando al único lugar que logra llevarlo es a donde viven sus recuerdos, donde casualmente se encuentra otro túnel. En la guerra del Chaco, que enfrentó a paraguayos y bolivianos, en el frente de Gondra, las trincheras enemigas estaban apenas a cincuenta metros de distancia. Perucho Rodi, junto a otros catorce hombres, cavó en dieciocho días un túnel de ochenta metros, desde la trinchera paraguaya hasta la parte posterior de la retaguardia de los bolivianos. Esto hizo que de esa batalla saliera vencedor, ya que gracias a la estratagema del túnel pudo tomar por sorpresa al enemigo. Los recuerdos de Rodi pasan a convertirse en una alucinación, en un delirio, y el relato adquiere una característica de circularidad. Perucho Rodi no logra distinguir, o mejor, interpreta que las ochenta y nueve víctimas acribilladas en la noche de Gondra son los ochenta y nueve reclusos de la celda 4 (Valle-i). Las caras de aquellos hombres de la guerra del Chaco han pasado a ser las de sus compañeros de celda, y aquel soldado boliviano a quien ametralla se le parecía tanto a él mismo que lo hubiera tomado por su hermano mellizo.
La genialidad de Roa está en el juego que establece entre pasado y presente a través de los pensamientos de Perucho Rodi.
Perucho Rodi muere asfixiado. El túnel no logra llevarlo a la libertad, ni a él ni a ninguno de sus compañeros de celda; es más, será la excusa y la fachada que utilizarán los guardias de la prisión para terminar con todos los reclusos. Cuando los carceleros descubren el túnel de la celda 4 (Valle-i) se inspiran de forma macabra. La noche siguiente al descubrimiento del túnel, los reclusos encuentran el cerrojo de la puerta descorrido. Pese a lo inexplicable de la situación, no sospechan de una posible emboscada. Salen, encuentran todo desierto, franquean una puerta trasera que daba a una callejuela y caen en la trampa. Son eliminados en pocos segundos por un fuego cruzado de ametralladoras. Es una muerte similar a la que sufrieron los bolivianos del frente de Gondra a manos de Rodi y otros soldados paraguayos.
Los jefes de la prisión pudieron tergiversar la verdad ante la opinión pública, contaban con una explicación satisfactoria de los hechos, pudieron mentir con la verdad. Allí estaba el túnel que nadie quiso examinar y que hacía creíble la versión de que los reclusos habían querido fugarse. El relato se cierra mostrando la invariabilidad de la situación carcelaria, ya que se refiere que el túnel fue tapado y poco después la celda 4 “volvió a quedar abarrotada”, lo que muestra que un ciclo macabro volvió a comenzar.

Una pequeña reflexión

Este es un relato que podríamos calificar como típico de Augusto Roa Bastos. En él están implícitas la protesta social, la denuncia por las condiciones de vida de los menos favorecidos, la defensa de los derechos humanos y la lucha contra la injusticia. Está presente también algo que se dijo al principio de este artículo, la esperanza del desdichado personaje en medio de una situación completamente adversa. La esperanza está presente ya en el hecho de la decisión de excavar el túnel por parte de los reclusos, pero la vemos también en los pensamientos confundidos del agonizante Rodi. Unos pensamientos que no están exentos de culpa porque antes de su muerte Rodi recuerda lo que lo atormenta, las muertes que carga de la guerra del Chaco. La genialidad de Roa está en el juego que establece entre pasado y presente a través de los pensamientos de Perucho Rodi. Este recluso, que se encuentra en el presente de la narración en una situación infrahumana y que es víctima de abusos e injusticias, en el pasado fue el victimario de ochenta y nueve bolivianos a quienes masacró mientras dormían. Visto de esta forma, él también resulta un traidor de la fraternidad humana, por eso se siente culpable. Por eso los ochenta y nueve rostros de los soldados bolivianos del pasado pasan a ser los ochenta y nueve rostros de los reclusos paraguayos del presente, incluido el propio Perucho Rodi, que se ve reflejado en aquel soldado enemigo a quien abatió con su ametralladora en la noche inolvidable del frente de Gondra.
(Este artículo pertenece al libro El cuento latinoamericano en el siglo XX).

Fernando Chelle

Escritor uruguayo (Mercedes, 1976). Autor de los libros Poesía de los pájaros pintados (2013), Curso general de lectoescritura y corrección de estilo (2014), El cuento fantástico en el Río de la Plata (2015), Muelles de la palabra (2015), Las otras realidades de la ficción (2016), El cuento latinoamericano en el siglo XX (2016), SPAM (2017) y Las flores del tiempo (2018). Ha formado parte de diferentes antologías poéticas. Sus poemas, ensayos y críticas literarias se han publicado en revistas, periódicos y portales literarios de numerosos países. Parte de su obra ha sido traducida al inglés, al italiano y al portugués. Es cónsul, en Uruguay, del Parlamento Internacional de Escritores de Cartagena; coordinador, en Cúcuta, del Parlamento Nacional de Escritores de Colombia y miembro de la Asociación de Escritores de Norte de Santander. Ha recibido, entre otros reconocimientos, el Premio Nacional de Ensayo Literario (Colombia, 2017), el Premio Regional de Periodismo (Colombia, 2017) y el Premio Internacional de Poesía Caños Dorados (España, 2017). Es coordinador del Laboratorio de Escritura Palabra Escrita, en la Universidad Francisco de Paula Santander (UFPS), y forma parte del programa radial Diáspora, que se emite todos los jueves y domingos por la UFPS Radio 95.2 FM.