PALMERAL
ENCUENTRA A MIRÓ EN POLOP DE LA MARINA RECORRIENDO SUS AÑOS Y LEGUAS, COMO UN
SIGÜENZA MÁS.
Por Julio Calvet Botella
Ramón Fernández Palmeral, es mironiano. Yo ya lo
sabía. En nuestra gran amistad, y casi como un secreto de confesión me lo había
dicho. Yo le conteste que también lo era, y le recordé que mi amigo y pariente
Fernando Claramunt López, médico ilustre y
también escritor, me dijo algo así de que ya somos pocos los mironianos.
Y
Ramón Palmeral, “Palmeral”, es un hombre que ama a esta tierra alicantina como
si fuera propia, aunque naciera en Piedrabuena, pueblo nada más y nada menos
que de la Provincia de Ciudad Real, casi nada: léase el nombre despacio, Ciudad
y Real. No puede o no podía ser de mayor categoría, el ser Ciudad real o de
realengo, y esto lo sabrá mejor que yo el propio Palmeral, que también es
historiador de las Españas. Alicante es ciudad
más modesta. Hasta no tan bastante tiempo sólo fue una localidad perteneciente a la Gobernación
General del Reino de Valencia con capitalidad en Orihuela, o d´Oriola, pueblo que
también ama Ramón Palmeral, por ser el de su querido Miguel Hernández, del que
también es prolífico escritor. El pueblo donde se nos murió, a los sijeanos
también, el amigo de Miguel: Ramón Sijé,
“con quien tanto quería”.
Y
otra vez, Palmeral atento a las efemérides y a su Gabriel Miro, nos sorprende
con un importante y emocionante libro, “Buscando a Gabriel Miro en Años y
Leguas”. Ensayo. Homenaje en el 140 º aniversario de su nacimiento
(1879-2019)”. Se ha puesto a buscar de nuevo a Miró, y a intentar que su
recuerdo florezca de nuevo y ello a través del que quizás sea su mejor libro,
“Años y Leguas”, que hasta ahora andaba perdido en la indiferencia. Hoy no se
puede adquirir una edición o publicación
reciente de este libro. Está, como ahora se dice, “desclasificado”, qué termino
más bárbaro para un libro que vio la luz el año 1928 en la colección de las Obras Completas de Gabriel Miro,
publicadas en Biblioteca Nueva de Madrid, Volumen XI, y en el Establecimiento
tipográfico de “El Adelantado de Segovia”.
Ramón,
emprende su tarea recuperadora, y con su viaje a Polop de la Marina, y en busca
de “Las Cerezas del Cementerio”, recorre con la sombra de Sigüenza, la llamada
Marina Baja, zona desde donde la costa
mediterránea se eleva a las alturas alicantinas, con su centro vital en
Villajoyosa, “La Vila Joyosa”, y sobre todo Callosa d´Ensarriá, con Bolulla y
Tárbena, pueblo situado allá arriba, en un exceso de altura, y a la que por
otra ruta, se llega hasta el puerto montaraz y pueblo de Confrides. Quien esto escribe
desempeñó su trabajo profesional en aquellos lugares rodeado de nísperos,
“nispres”, y de fuentes de aguas limpias
e inacabables, llamadas las Fuentes del Algar.
Ramón,
trayéndonos como a la vida los “Años y Leguas” de Gabriel Miró, nos hace releer
la “DEDICATORIA” mironiana de su libro de tiempos y espacios, “Sigüenza se ve
como espectáculo de sus ojos, siempre a la misma distancia siendo él. Está
visualmente rodeado de las cosas y
comprendido en ellas. Es menos o más que su propósito y que su pensamiento. Se
sentirá a sí mismo como si fuese otro, y ese otro es Sigüenza hasta sin querer.
Sean estas páginas suyas para el amigo de Sigüenza, más amigo y más él”. Escribe
Vicente Ramos en su biografía mironiana de 1979 en IEA, “Años y Leguas es
expresión lirica de la más dramática lucha de Miró por apresar en su conciencia
el tiempo de Sigüenza”; y nos dirá Palmeral, en su exposición sobre la
dedicatoria mironiana, que en la
misma, cuando nos dice Gabriel Miró que
se sentía a sí mismo como si fuese otro,
nos “da a entender que cuando Sigüenza se mira en el espejo antropológico del
yo, es Miró y Miró es Sigüenza.
Hay
una fotografía típica de Gabriel Miró, que evoca la llegada. Camina montado en
un borrico, casi elegantemente vestido. Palmeral lo reproduce con su vital estilo
pictórico, “Gabriel Miró por los campos de Polop”. Es la representación
icónica de “La llegada”, la primera de
las narraciones de “Años y Leguas”: “Camino de su heredad de alquiler, se le
aparece a Sigüenza el recuerdo de una rinconada de Madrid”. A mí me parece que
la vida de Gabriel Miró fue toda como una “heredad de alquiler”. No consiguió
las dos cosas más importantes que quiso ser en su vida: Juez, para convertir su
Partido Judicial en una “Arcadia dichosa”, pues suspendió en dos ocasiones las
oposiciones que intentó para su ingreso en la Judicatura, y el no alcanzar el ser Académico de la Real Academia Española, a
pesar de los apoyos de su amigo Azorín. Nos queda a nosotros, los aún
mironianos evitar se cumpla el maleficio del olvido donde muchos escritores
famosos han caído. Y Alicante y los alicantinos de aquí o de allá, no debemos
consentirlo.
Y
es lo que intenta conseguir Palmeral hoy, en el ciento cuarenta aniversario de
su nacimiento, con su libro que ahora
nos ha traído. Un libro impecable del que el propio Palmeral nos dice que es
“un libro guía, didáctico y pedagógico a la vez, e interdisciplinar por ampliar
ciertos datos históricos o referencias bíblicas citadas por Miró”. Y esto es
así. Pero yo creo, y que me perdone, que es un algo más: es un canto a Alicante
y a sus cercanas tierras marineras y montaraces. Porque “Años y Leguas” que
Palmeral nos recrea, es un canto al paisaje y a los hombres y mujeres de aquel
tiempo, un canto al pueblo, al parral y a la perfección, a un sábado de luna, y
un canto a Aitana, con el “último risco, apretado por el zumbido del azul”, que
en los días desnudos, en el vértice de la misma, “sale como un piñón, el hito,
el índice orográfico, aguja de sol anillada de aires, de horizontes, de oleajes
de cumbres”. Aquí deja Miró a Sigüenza…
“Conviene dejarlo antes de que se quede sin juventud. Porque sin un poco de
juventud no es posible Sigüenza…”.
Palmeral
dedica su libro al Ayuntamiento de Polop de la Marina, “que tuvo la paciencia,
los redaños e interés superlativo en comprar una casa modernista: “Villa
Pepita”, para albergar la excelente Casa-Museo de Gabriel Miró”, y “Con un
añorado recuerdo para Joaquín Fuster Pérez, cronista que fue de la Baronía de
Polop, gran impulsor de su historia y documentar la estancia de Miró en Polop
en un libro inolvidable”.
Ramón
Fernández Palmeral, nos vuelve a traer más joven, los ”Años y Leguas”, llena de
aditamentos, comentarios, dibujos, fotos, viajes y visitas personales a los lugares del libro… En fin, un placer en
la lectura del mismo, para conocer más y mejor, a una de las cumbres más altas,
como Aitana, de las letras españolas y alicantinas, Gabriel Miró.
JULIO
CALVET BOTELLA, escritor y poeta oriolano.