La tarde se me escapa entre mis manos
como una túnica de agua,
como un azahar marchito entre espinas,
como un lazo de luz entre las nubes
que están aprendiendo a hablar y a decir
acariciadas formas de geometría espacial.
Rosa en el cielo como lirios que perdieron
la luz de sus hojas entrelazadas en el azul
de noviembre cadavérico de Todos los Santos.
Y de nuevo mis manos entreñazadas en el corazón
abierto de languidez atrapado hatillo de cosas
que el hambre me educa en el amor.
Ramón Palmeral
2de noviembre 2018