Prólógo del libro
PROFUNDIDAD EN EL SENTIR
A los poetas los considero como artistas de
la palabra, al igual que el pintor lo es de la materia plástica, al músico con
los instrumentos musicales o el escultor
con el mármol. Cada persona lleva a un artista dentro, lo que sucede es
que a veces, por una razón u otra no se nos manifiesta en toda su intensidad y
cualidades. «La poesía –según Octavio Paz– es la lengua, los oído y los ojos de
los pueblos: oye nuestros silencios, descifra lo que decimos o sonámbulos, mira
lo que somos». Aunque a mi entender no existe una única definición de poesía
porque son sentimientos y emociones en una alambicada forma de demostración,
junto al ingenio y el talento de cada cual.
A mediados del mes de junio me entrevisté
con el poeta de origen colombiano Mario Argüello en la Asociación de Artistas
Alicantinos para entregarme el original de su nuevo poemario titulado Ecos del tiempo. Estuvimos hablando
largo y tendido, como se suele decir, de su vida como abogado y poeta; aunque
el tema de su afición a la poesía era lo que me interesaba conocer para armar
el andamiaje del presente prólogo. En 2001 emigró a España desde Bogotá (Colombia), una
ciudad andina que le agobiaba, con una población de más de nueve millones de
habitantes, y por eso se estableció con su mujer en Alicante, buscando una
ciudad mediana junto al mar. Aquí en Alicante contactó con poetas como el
inolvidable Carlos de Aguilar Merlo, que fue quien le introdujo en el mundillo
poético de esta ciudad y con Espejo de Alicante que dirige Consuelo Giner. Yo
particularmente le había oído recitar en El Corte Inglés, y noté enseguida que
era una voz nueva a la que había que prestar atención en el futuro, por su
verso limpio, inteligente y culto.
En nuestra reunión en la Asociación le
pregunté cuándo se inició en la poesía y
me dijo que desde pequeño ya escribía, influenciado por su padre, que
era aficionado a la poesía. Me dijo que entre los poetas colombianos que más le
influenciaron se encontraba José Asunción Silva, uno de los precursores del
modernismo (autor de
El libro de versos,
el único que Silva organizó y dejó listo para publicar), incluso antes que Rubén Darío introductor de este estilo en España
con su famoso libro Azul de 1888. También
hablamos de Luis Vidalis, poeta colombiano al que Mario conoció personalmente,
que pertenece a la Generación del 27; o del gran Porfirio Barba Jacob, poeta y
periodista colombiano del que admira su modernismo ecléctico.
Mario Argüello, sabe que para ser un gran
poeta hay que leer a los grandes poetas, luego en una lógica catarsis del
tiempo, los poemas nos salen de dentro hacia el exterior, porque llevan
implícito el concepto de aquellos poemas que leímos y nos gustaron; porque en
esto consiste el proceso creativo: en adquirir, consumir, digerir y expresarnos
con nuestro propio estilo como el pintor que, cuando domina la técnica puede
crear su propia obra. Y como bien nos dice Mario: «Si el poema no llega /
espontáneo, liguero/ no lo fuerces, espera…» (V.V.63-65, de su poema 27 «Mente en blanco»), en cuyo poema
cita a García Lorca, Machado, Alberti, Luis Vidales, César Vallejo, Góngora,
Lope de Vega y a Garcilaso. Hasta este
sabio consejo de no forzar la creación del poema, sin duda acertado, ha llegado
Argüello, por ello, opino que ha logrado un estilo propio y reconocido,
con temas varios como el amor, la
naturaleza, el mar, o la filosofía donde sentencia: «Nadie pasea con hambre»
(v.20, poema 18 «Desprogramado»), y también hace unos guiños de la mitología
griega con el dios Zeus, pero esta vez en lugar de acechar a ninfas o nereidas,
acecha «a la joven luna que nacerá en el mar» (v.18, poema «La luna de Zeus»).
Entre los poetas españoles hablamos de Antonio
Machado y de Miguel Hernández, aunque entre sus lecturas figuran otros grandes
poetas, ya que Mario es un gran lector de poesía, lo que se refleja en el
dominio de sus poemas que están vivos, juveniles y laten con frescura. Porque
como escribiera José Esteban, en Ínsula, número 319, 1973, respectos a la
poesía de Juan Gil-Albert: «Quizás es que un poeta tiene la edad de sus versos
y no la de su partida de nacimiento».
Tras la primera lectura de Ecos del tiempo se me llegó a la cabeza,
como una intuición el título a este prólogo: «Profundidad en el sentir», como
si fuera una carga de profundidad en los sentimientos y en las emociones, pues
Mario tiene un singular estilo en el decir, y en el componer versos, donde
lleva a encontrar algunas metáforas muy singulares, que veremos seguidamente.
El
anterior libro de Mario se titula Mis
huellas, publicado en ECU, en 2012,
una aparición acertada de sus vivencias que tuvo gran éxito. Pasada la primera
ola de aquel primer poemario, nos introducimos ahora en Ecos del tiempo, en mares más profundos y sensitivos. Se compone
este libro de 61 poemas de estilo libre y diferentes medidas en los versos. Escribe poemas de varios temas: Amorosos, naturaleza,
crítica social, observaciones del mundo que percibe donde logra atraparnos con
su finísima sensibilidad.
En los
poemas amoroso-eróticos de Mario se aprecia esa vitalidad exuberante y carnal
de deseos volcánicos en los versos: «Tus pechos, vibrantes pechos,/ se agigantan
cual volcánicas montañas,/ al momento de explotar» (V.v. 12-14 de «Baila,
baila» nº 1). En la lectura de
algunas metáforas y sintagmas encuentro grandes hallazgos como: «Cuando sueño
te encuentro en mis sueños» (v.9, poemas 2 «Canción del olvido»). O por «La
noche sigue su marcha,/ es la horas de soñar» (V.v. 19-20, del poema 10
«Trovador». Curiosa es la anécdota que nos cuenta en el poema 14 «Suena un
tambor en la selva», de que cuando muere un bebé sin
tomar leche materna su cuerpo retorna a la Pachamama que para algunas etnias
andinas significa la Madre Tierra. Así
podríamos seguir contando anécdotas y saberes sobre la profecía Maya del fin
del mundo del poema número 25 «22 de diciembre de 2011». Continúa escribiendo
sobre las cosas mundanas como las hojas disecadas, a su piel, a un banco, o
poemas dedicados a sus compañeros de la Unión Patriótica colombiano de
izquierda fundado en 1985. No se olvida
de un viaje a Vietnam, con un poema escrito en la ciudad de Ho Chi Minh, en
2014. O al lago Zúrich en Suiza, donde viaja con frecuencia. Un extenso romance
moderno más que poema de 6 páginas es el número 59 titulado «La gitana de
Sevilla», de un encuentro que tuvo con una de ellas cerca de la Giralda que le
dijo que era descendiente del rey sumerio Gilmalseh y del propio Salomón, y que
podía leer en su mano tanto su pasado como su futuro o hablar con los espíritus
de sus antepasados. Y llevado por el embrujo de los ojos picarones de la gitana
y sus hermosos pechos, le timó setenta euros, sin darse cuenta. Curiosamente la
epopeya de Gilmalseh está considerada como la obra literaria más antigua del
mundo, parece ser que esta historia pasó de la India a Grecia, y de aquí a
Occidente.
Nació Mario Argüello Serrano en 1937, en el
Municipio de Mogotes, Departamento de Santander, ubicado en la región andina al
nororiente de Colombia, habitado que lo fue en el pasado por los nativos
conocidos con el nombre de "Guanes".
Allí en el Municipio de Mogotes transcurrió
la infancia de Mario Argüello entre los avatares propios que trajo consigo la
violencia desatada por los partidos políticos tradicionales de ese país,
liberal y conservador. Se trasladó al Municipio vecino de San Gil, situado a 33
kilómetros de Mogotes, para cursar sus estudios de Bachillerato en el Colegio
San José de Guanentá donde tuvo la oportunidad de iniciarse en las letras y en
la poesía. En este Colegio fue cofundador y colaborador de la revista literaria
"ANTENA", en la cual publicó sus poemas de la época estudiantil.
Posteriormente, viajó a la ciudad de Bogotá,
donde logró una vinculación laboral e inició sus estudios en la Facultad de Derechos
y Ciencias Sociales de la Universidad Libre. Allí obtuvo el título de Doctor en
Derecho y Ciencias Sociales.
En su calidad de abogado, se incorporó a la
Administración de Justicia de Colombia en el año 1969 desempeñado como Juez, y
años más tarde como Fiscal Seccional. A partir de 1972 y hasta 1974 realizó
estudios de post-grado en Derecho Internacional Público, en la Universidad
Estatal de Kiev (Ucrania). En esta ciudad continuó desarrollando su capacidad
inspiradora en el arte de la poesía. Al regresar a su país se dedicó a la
docencia en el área de Derecho Internacional Público en la Universidad Libre de
Colombia, durante más de 20 años. Esta universidad le otorgó el título de
"Profesor Titular". También fue profesor en las universidades
"La Gran Colombia", y "Cooperativa de Colombia" y en la
"Escuela Militar Francisco de Paula Santander", labor que alternó con
el ejercicio particular de abogado, principalmente en las áreas del Derecho
Penal y Derecho Laboral.
En 2001 estableció su residencia en San
Juan de Alicante, en cuya Universidad convalidó el título de abogado e ingresó
posteriormente a la Universidad de Alicante para mayores, UPUA, encontrando
allí el espacio adecuado y la ocasión, para acceder a los campos del saber y
adentrarse en la Literatura y en la Poesía.
Antes de cerrar este prólogo que gustaría
hacer una breve reflexión sobre los poetas españoles e hispanoamericanos, por
la nacionalidad colombina de Mario Argüello. La relación de América y España,
es una historia que se inicia con el descubrimiento y la conquista que
comprende tres siglos, hasta que tras la invasión de España por Napoleón se
produce la debilidad de la monarquía borbónica y se inicia el periodo de independencia
de Hispanoamérica; organizada, generalmente por los criollos (americanos
descendientes de españoles), que a la órdenes del general Simón Bolívar, se
logra la independencia de las naciones hispanoamericanas y en concreto Colombia en 1819. Durante el
periodo colonial, además de la dominación hubo integración de la lengua y la
religión y del conocimiento. Luego silencio y distanciamiento durante un siglo.
A finales del siglo XIX, los hispanoamericanos nos adelantaron en positivismo y
nos trajeron el modernismo en la poesía, como José Asunción Silva o Rubén
Darío.
Tras la Guerra Civil española de 1936 por
la sublevación de Francisco Franco llegó el exilio para los republicanos
vencidos, y los poetas y escritores marcharon a través de Francia a México y
Argentina, principalmente, y otros países como Chile, Colombia, Cuba, República
Dominicana y Estados Unidos. Con la emigración de intelectuales españoles se
produjo un enriquecimiento en Latinoamérica, que sin duda alcanzó a la literatura
y a la poesía en sí misma por su diversidad en la lengua de Cervantes. Porque
además de poetas, llegaron, entre los exiliados, profesionales como maestros y pedagogos, que
enriquecieron la educación en todas estas naciones.
No quiero robarle más tiempo a los lectores
que habéis comprado este singular libro de poemas de Mario Argüello, donde fluyen los
sentimientos, el amor y el desamor, el surrealismo de los sueños, y la ironía
de la realidad, que, como el propio título indica Ecos del tiempo, nos evocan resonancias de un tiempo y de unas vivencias nacidas de muy dentro en
el estómago del volcán de un gran poeta.
Ramón
Fernández Palmeral
Escritor
y poeta
Alicante,
15 de julio de 2017