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La revista digital “COMO EL RAYO”, presenta un fragmento
del poemario de:
Agustín Conchilla Márquez
AÑORANZAS
Quedan reservados todos los derechos
tanto del texto como de las ilustraciones.
Texto: Agustín Conchilla Márquez
Ilustraciones: Ramón Fernández
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Notas para un prólogo
Agustín Conchilla tiene sustancia poética, lo que se llama tener “madera de
poeta”, un poeta íntimo, que siente por experiencia lo perdido, explora la
realidad vital desde un enfoque existencialista. Nos presenta un fragmentos de
su poemario Añoranzas, ya el título nos anuncia el recuerdo de lo perdido. Sus
poemas se presentan muy elaborados, son verdaderos esfuerzos por desnudar
su alma de poeta, un alma a veces perdida, otras resentida, algunos del
“dolorido sentir”, porque se da cuenta de que la poesía es parte necesaria del
cotidiano vivir. Son poemas de temas varios, que no tienen un conjunto, sino
más bien son una recopilación a modo de pequeña antología.
Los dos primeros poemas son aleluyas a la Virgen de la Estrella I-II, patrona
de su pueblo. Más adelante nos va adentrando su amor por la naturaleza, y el
amor de pareja enamorada, pura, quizás con un tono, a veces de desamor y
desengaño, porque la vida es una suma de aspiraciones y una resta de
desilusiones y un dividir las puertas del corazón.
Sus composiciones preferidas son las cuartetas y los serventesios, el poema
libre o versículo. Estamos ante un buen ejemplo del llamado “estilo nominal”, a
penas sin verbos de acción, salvo algunos verbos de pasión y sentimientos
emotivos. Agustín nos da una interpretación de la esencia de su sentir de su
tierra andaluza con esos “olivos altivos”, tan hernandiano en «Aceituneros
altivos…». Recuerdan un estilo muy machadiano, ascético del paisaje, un
paisaje andaluz de olivares, donde el poeta se limita a señalarnos lo que ve y
siente.
Verso a verso, bolillo a bolillo, nos muestra su encaje de poemas de su
mundo interior, de lo que le preocupa y satisface y, además, nos descubre sus
añoranzas por su tierra adentro, por el mar, por la naturaleza, el falso amor, la
desilusión, pero siempre con la esperanza puesta en el punto de mira de un
cazador al acecho. El poeta se emociona y siente como Rocas desprendidas de las
entrañas (v.13. poema nº 3). el mundo que, a veces, le es hostil, le habla a la brisa,
a los montes, y a la jara, al encinar, al acebuche. Como buen jienense canta a
los olivos ¡Olivos de Jaén! ¡Olivos de mi ser! (v.19. poma 7), cuya añoranza siente
como una necesidad de contemplarlos de nuevo.
Por otro lado reconoce que el amor se esfuma en pasiones, como nos lo
demuestra en los poemas «Iluso amor» o «Amor desdichado», «Reflexiones
sobre amor y divorcio» o un amor corpóreo que deja embarazada a la amada,
un amor humano. Pero esta sensibilidad pasional también transita hacia la
mística como nos lo demuestra en unos de sus poemas para mí el más logrado
«Alma en tinieblas», donde muestra sus dotes de altas miras, surrealismo,
imaginación y sugerencias y nos da una metáfora quizás, del alma, quizás de la
idea de las divinidades imagen tallada de grandes penas (v.3, poema 15).
En conjunto, Agustín, nos deja un buen sabor de boca, una ventana abierta
a la liberación del yo, un paisaje con caminos que ya es mucho.
La revista «Como el rayo» les invita a que no se pierdan este poemario y
saquen una idea de conjunto, más de que de los poemas sueltos.
El director:
Ramón Fernández Palmeral
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Virgen de la Estrella -I
¡Oh! Virgen de la Estrella,
tan guapa, pura y elegante.
Tan bonita, leal y sencilla,
tan sufridora y fascinante.
Tan triste y desdichada;
tan calmada y ausente;
tan respetada y resignada;
tan sufridora y tan decente.
¡Oh! Virgen de la Estrella.
santa virgen de pasiones.
Patrona de altar en mi villa.
Santa patrona de ilusiones.
En duro esculpida te hallas;
al menos sobre asentamiento.
Pero libre como las estrellas
que iluminan el firmamento.
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Virgen de la Estrella -III
¡Oh! Virgen de la Estrella...
Cuando fuera de todo sentimiento,
por el mármol de tu altar pasó la osadía,
en Navas dejaste un gran lamento,
y tú nunca proclamaste; ésta casa es mía.
En Altar de Santuario reflejas bondad,
santuario del que pende tu figura,
en la que nunca dejará huella la edad.
¡Oh! Mi patrona! ¡Cuánta hermosura!
Triste amapola que se ve marchitar.
Triste como el viejo arroyo sin caudal.
Triste como la tempestad que te vio azotar.
Triste como la vida que corre sin raudal.
Levanta tu mirada del triste pedestal.
Y siente a las gentes de Navas de San Juan.
Son tus fieles, con vestir rudimental.
Con esa mirada que encierra tristeza,
Cuántos lloros levanta tu nobleza,
en aquellos que entienden tu adversidad.
Esos que un día te quisieron maltratar,
fueron personas que sufrieron desigualdad.
Todos los años a tu santuario,
centenares de fieles te han de visitar.
Pero en los tres días de primeros de mayo,
los visitantes te agobian en tu altar.
Virgencita mía, qué pasiva estás,
con ése; tu precioso traje anticuario,
y tu triste mirar de calamidad,
cómo dormida, te das por los demás.
Luz de tinieblas te harán despertar,
y abrazarás a tantas benditas almas,
que por tu vida y por verte caminar,
serían felices hasta no poder más.
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Extracción de rocas
Verdor en flor y bullir de vida pierde la bahía.
Vida de plantas, de hierbas, lentiscos y ranas.
Los pinos y carrascas caerían a falta de savia.
Muerte, vacío y agravio dejaría en quebradas.
Si el hombre cruza y no siente pena,
tristeza y pavor se trasmite a la sierra.
Los animales se ocultan bajo la piedra,
y campo arrasado de soledad envenena.
Las canteras destruyen hasta las costas.
Y explosivos rugientes arrebatan rocas.
Rocas preciosas, cantas y de vivas aristas;
piedras que permutan, se matan o a pocas.
Rocas desprendidas de las entrañas;
piedras preciosas que serán trituradas.
Vidas depositadas en obras y hazañas,
luto vestirán fachadas atormentadas.
poder más.
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Paseando entre flora y fauna
Fauna al natural en sierras andaluzas,
noches preciosas en pulidas laderas.
Vida nocturna anuncian las lechuzas.
Arroyos y adelfas adornan cordilleras.
En mis andanzas siento la brisa,
con que alegremente me brindáis.
Y cuando troto o paseo sin prisas
percibo la alegría que desbordáis.
Praderas de hierba y encinares,
lentiscos y acebuches mostráis.
Entre rebaños, jaras y pinares,
a los pájaros cantando alegráis.
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Tortolitos
Amor sienten los recién casados.
Amor, ternura, confort, y pasión
de aprecios lances desinteresados.
Amor y pasión duplican el gozo,
y en sentir les colmará de ilusión.
Aunque derivará en satisfacción
de enamorados de cocina y corzo.
Seres enamorados para la verdad.
Seres que a sus vidas han colmado
de amor y superaron la felicidad.
Felicidad y gozo bien disfrutado.
La desilusión llegaría años después,
en descubierta de egoísmo y dolor.
La atracción física atrajo amistades
del hombre coqueto y conquistador.
La mujer buscó hombro y admiraciones
y el amor esfumaría en busca de pasiones.
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Olivos de mi ser- I
Olivar, cuantas ganas de volverte a contemplar.
Nunca me canso de ver y caminar entre olivos.
Olivos altivos que presentan divinidad de amar,
Entre surcos y terrones afloran embriones
de estacas jóvenes que te renuevan, olivar.
Estacas nacientes entre bullicio y tractores
que madrugan para vuestras tierras labrar.
Otro rugir que alegra proviene de gorriones
y surcan el cielo como las gaviotas la mar.
Luces de alba se revisten de admiraciones
y a un pueblo brindan con excelente piar.
En levantar de mañana y árbol en poda
escucho a campesinos y a pajaritos cantar.
Mi mente, mi alma, mi corazón se desborda,
y en primavera siente la necesidad de amar.
¡Qué inmenso añoro conservo del olivar!
¡Y cuántas ganas de volverlo a contemplar!
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Olivares de mi ser- II
Olivares retorcidos de grandeza.
Olivares que me viereis retozar,
entre mantones, varas y tamiza,
surcos o aceitunas de alcanzar.
¡Olivos de mi ser! ¡Olivos de Jaén!
Olivos que me dejasteis sin espacio
y a distancia encuentro el consuelo.
Os recuerdo en reverdear de liviano,
campo labrado y terrones en suelo.
Olivares de hojarasca y breve vuelo;
olivares de bajas a frondosas ramas;
de tierra encarnada y olor a mojado;
de jaramagos floridos y verdes gramas.
Olivares escarchados de alba
se revisten de blanca sábana
y vienen a culminar de puesta
en morada que de tierra mana.
¡Olivos de Jaén! ¡Olivos de mi ser!
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Iluso amor
Dos enamorados creyeron ser felices,
pero, ante la imposición conyugal,
rehuyeron como bandada de perdices.
Amor falso; amor y sepultura de dolor,
los que se creían amados, eran criaturas
que alentaron su camino de pavor.
Delicado hilo de ilusión y cariño.
Tan frágil que hubiese vendido el nido.
Pasión y gozo, combinación de extraño,
y ellos, algunos años lo habían disfrutado.
Débil y fino hilo que un día produjera,
la ruptura de los que vivían felices,
y fueron cazados, a la espera,
como en vuelo, a las perdices
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Desdichado
Hombre colmado de esperanza,
tu primera discusión de pareja,
atormentado te dejó y sin grandeza.
Ante tal evento colocaste atenta oreja,
y sentiste el profundo sabor de la tristeza.
Sin amor te sientes desgraciado,
la pena y la incomprensión se adueñaron,
de la felicidad que creías haber creado.
Amor pasión y dolor se van a la picota,
pena y sinsabor envuelve a tu corazón.
Abrupto amor y trágico final sin razón.
Amor pudiente, amor que quisieras.
Amor de arrebato y proclamas al cielo.
O, verte privado sin la ranura del celo.
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Amistad entre cabalgata y declive
De un amigo recibes rencilla y pesar:
de un amigo al que adoras o repeles,
aceptas, pero jamás llegarías a besar.
Tiempo al tiempo y descalzo andará:
la pena enciende celeridad en vuelo.
En fragilidad la caída no ha de tardar.
Pena, penita pena; expresa la canción:
Amores infinitos sin aliento te dejan.
Púas de zarzales pinchan de corazón,
o cabalgaduras por débiles se alejan.
Hombre pedante, cuenta tus lamentos.
¿Dime, qué penita te ha de lamentar?
Un pesar triste recibes de tus paisanos,
cuando tú mereces amor y bienestar.
¿Dime a qué, a quién y por qué amas?
¿Amas al cristiano por vasallo y humano?
¿Amas al hombre por serlo y nada más...?
¿Amas al obrero por puro y campechano?
¿A todos los humanos pondrías en un pedestal?
¿A cristianos, beatos y ateos amarías en igual?
¿Identificarías al amigo por ser y nada más?
¿Le subirías natural a dignidad de un altar?
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Indecisión
Vivaracha pequeña, de corta edad.
Mi niña en sus primeros andares.
Entre caídas y levantes de vitalidad,
a gatas chupea y babea en avatares.
Carreras y esbozos le suman piedad.
corre con babero, blusa y pendientes,
grita, llora, llama y caerá de verdad.
Mi niña, niña, aguanta un poquito más,
que a buena meta, aún no has de llegar.
Mi preciosa niña, un añito y nada más,
cuándo sea mayor, quién la podría parar.
Niña, velocidad a tus padres reclamarás,
pero las prisas sólo servirán para danzar.
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Reflexión sobre amor y divorcio
Qué tormento nació de instante.
Alguien dijo: el tiempo todo cura.
Pero no hay cura de divorciante
ante turbulencia de vida impura.
Añadió el dicho: tiempo al tiempo,
y con ilusión volvió a enamorarse.
Aunque al parecer le faltó aliento,
y en seguida volvió a emparejarse.
Tortuosa vida sería para el primero:
dícese en ayuda o aliento al paseante.
Por ello, pronto encontró su paradero,
Y también visible malestar de amante.
En reflexión a evicción dijo y maldijo.
Volver a enlazarme para cueva de pijo,
sentiría más penas y algunas verdades.
Por eso, dichoso quien expuso y predijo:
vendrán caballos, carros, séquito y ataúdes
que a sus lomos llevarán amores pedantes.
Mi preciosa niña que día no lejano crecerá
y comprobará que las prisas, ni para enlazar.
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Segador
Verde avena adorna el prado;
el dolor nace de la pasión,
cariño y llanto de enamorado,
delicadas prendas de algodón.
Pasión de odio engendró venganza,
el amor en su fruto dejó el rencor.
Trigales marchitos de añoranza,
y enamorados forzados al dolor.
Inocente alma que penetre,
frustrada de anhelos y danzas,
pérdida de malestar en vientre.
flechazo punzante de lanzas.
Camaleón arropado de fe,
triste como león en vena.
Color en vestir te deja gafe;
guadaña de segador en pena.
Observadas las tristes epígrafes,
dejan tierra sabor de arena,
sudor de profundos perfumes,
son vivas axilas y pan de avena.
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Abismo
Abismo de fauna; mi triste añoranza.
Temor de vida; con sangre se baña.
Árbol viviente, árbol de montaña.
Vida en la fauna, a muerte de lanza.
Tristeza y pavor transmite la danza.
Muerte serrana de hombre alimaña.
El hombre destruye y golpea con saña.
Vida animal con poquita esperanza.
Animales y plantas bajo la tierra,
tierra hiriente, que su cuna cierra.
Tierra sin vida en ladera,
tristeza de fauna perecedera
y la sierra llora de pena
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Alma en tinieblas
Alma tiniebla alumbrada por velas.
Figura erguida a manos asesinas.
Imagen tallada de grandes penas.
Afecto levantas y lamento desvelas.
Tus zapatos te clavan y no llevan suelas;
sacrificio que te impide pisar arenas.
Arenas bañadas de sangres cristianas;
santo en reliquia, de pena consuelas
¿Quién fuiste para levantar enigmas?
¿Quién serías para elevar pasiones?
¿Quién serás que levantas corazones?
Señor de amor, pan, vino y clamor,
ofreciste tu vida para la hermandad
y brutal corona de espino te clavaron:
Rey de amor y entrega, ¡mal te pagaron!
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Ilusión
Nuestro amor te dejó embarazada,
pero tú, rechazabas las ecografías.
En los partos, yo esperaba su llegada
y tú, esposa mía; sólo varones traías.
Años esperé y la pena me envolvía,
hasta que un día me sentí, desdichado.
Al Dios imploré mi fruto deseado
y a su cuna, miré por si dormía.
Pero, mi rubia continuaba rezagada.
Meses pasaron y, en su cuna ya gruñía,
porque al fin llegó mi niña deseada
Yo pensé que de jubilado a un hogar iría,
pero ahora que la veo, siento brillar el día,
y creo que ella, jamás me abandonaría.
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SALIENTES DE MUJER
Estimada latina de dos razones.
desde la cima del hombro asomo,
en perspicaz mirada de pasiones
y audaz sentir sobre qué y cómo.
En silencio maldigo a los hombres,
por machos y no por reales somos,
como gaviotas turbadas a entrante
de recóndito misterio para cosmos.
Mujer que por honor a tu diversidad
de contentura a mi gusto encuentro,
entre plácida hermosura sin edad,
rebosante a divinidad y contento.
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DOS GRANDES MUJERES
Dos fueron quienes me dieron cobijo y entrada.
A las dos amo y agradezco acogida en su foro.
A las dos guardo hueco en mi pequeña morada.
A las dos siento grandes en multitud de aforo.
Estimadas señoras, acogedoras de náufragos.
Apreciadas amigas en sentir de amores altivos.
Carmen Acosta de vivaracha a expectante fulgor
Melissa Baung, adoro de pasiones, aguas y barcos.
Gratitud y adoro de Agustín y sus varias cosillas,
Que dedica a quienes gozan de sabiduría hermosa,
y llevan en sí placentero aroma en clamor a rosas.
Orgullo oscilante de beneficiario a gentil Conchilla
Que acoge lucidez y expectante observancia de cosa
os ofrece su pequeño corazón urdido en amplia
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SONETO A MACETA DE ALBAHACA
Anda, chiquillo, anda, riégame la Albahaca.
Pepeillo, ¿qué Albahaca quieres que riegue?
Aquella que florece en respaldo de hamaca;
y aromatiza como hierbabuena en repliegue.
Pero, chiquillo, ¿adónde vas con la maceta?
Pepeillo, voy a empaparla de agua a banda.
No, hombre. No tomes el camino de la casta.
Agarra una taza, vas y vienes y planta regada.
Chiquillo, ¿adónde vas con la cara mosqueada?
Pepeillo, voy a buscar más cariño y mayor atino.
¿De qué me hablas si tengo la espalda doblada?
Y el talante gruñón como el mastín del tío Tonino.
Hoy estás más sensible que el tomate en ensalada.
Sí, y riega tú la Albahaca que yo me voy a mi casa
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Quién calló a mi alma
No me calló No me calló
el prado el hambre
ni la cabra de pan
ni el arado. o fabada.
No me calló No me calló
Pata Gorda la letra
ni la chula el machete
ni la boba. o la batalla.
No me calló Me calló
el incienso el poder
ni la horda de la rabia
ni morada. que fluye
del dolor
No me calló y el asma
guadaña que mana
ni cuadra en trifulca
ni huerta de las dos
oriolana. Españas
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LATIDO DE GENTES SIN ALIENTO
Autonomías a cumbres alborotadas.
Logotipos de hispanidad son yugos.
Sangre verterán ciudades arrasadas.
Y hombres a paredón, por verdugos.
Exterminarían al teniente Castillo.
Expirarían a D. José Calvo Sotelo.
Yo fui a Granada a salvar el cuello
y diputación recibiría por consuelo.
En Gobierno Civil me encerraron:
Rencillas de primos Alba-Roldan.
Primos que mi sangre derramaron.
Los árboles dan sombra y consuelo.
Los búhos vienen a recitar de alba;
a Barranco Víznar y su rico suelo.
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CRUZ SIN NOMBRE
Tiempo de calleja a turba sin razón.
De matadero a pilar y a cementerio.
Vadeando en tierra hierba y gramón
dejarían cruz con nombre a misterio.
Gramas verdean entre sangres hispanas.
Sangre de medicina calcificada en cruz.
Al médico Rojales blandirían con sañas,
entre armas y fuegos cruzados al trasluz.
Alcalde de votación a tortura y paseillo.
Cargo ocuparían a pistola en ventanal.
Señores cedistas eliminarían gusanillo.
Someterían a los milicianos de albardal.
Calle impregnada de sangres cuajadas
y detonaciones martillean por vendaval.
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Contacto con el autor: aconchilla@ono.com
«Como el rayo”, revista literaria.
Alicante, octubre 2006