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viernes, 1 de diciembre de 2017

ESPADAS COMO GOTAS DE LLUVIA



ESPADAS COMO GOTAS DE LLUVIA

     La lluvia volvió a dejar sus espejos
en el asfalto negro –ceniciento de sufridos neumáticos-
de esta calle bajo mi ventana –balcón efímero-
no es mi calle, sino la posada errante
de un mosaico de gente, móvil en mano.

   La lluvia volvió a posarse
-gota a gota- con el reflejo de los faroles
con un lenguaje silencioso
lento y conocido y candente.

   Enlutado de deseos
camina –ella- sin chaqueta
apagada los colores de Mondrian
-cremas cálidas- se puso una tarde clara
parecido a un amanecer claro
con la inefable armadura de la noche, a pintar.

   La sombra de las sombras y
y las lágrimas de las sombras son invisibles,
sombras que existen con cintura de yudoca:
talles metálicos de fuerza inaudita…

  Tejido de horas y día pasan los años
en bordado de bolillo de meses. Mi cuerpo avanza
hacia la putrefacción de la prometida ausencia
la esperanza de la lluvia metálica pasó
 - nunca de oro abundante-
la paciencia espera de acero en la boca
de la noche -gruta imantada-

 A luz plomiza y ferruginosa espada
-zinc de los sueños blandos-
borda los espejos que dejó la lluvia…
y siguen ahí fuera convertida en chacos amarillos
todavía del aluminio –ventana-, mojado

y la ciudad marítima sigue ahí fuera: Alicante,
defendiéndose del blandir de la espadas
como gotas de lluvia: Plaza de la Viña.


Ramón Palmeral
Alicante, 1 de diciembre 2014

Leido en la gala solidarioia de Dar al Karama, el 1 de diciembre de 2017, en el Club Información