Está el otoño violeta, ando
barbechos, lindes, ando un
libro,
alba prima del alba
leo en Francisco
Pino: los muertos son profundos,
y huella repetida, y esmeralda
creo verlos mirarme con la lenta
espera de sus cuerpos, cubre
al campo con sus telas la mañana
estos muertos de Pino, qué me gritan:
estos muertos exhaustos de vivires
callar debieran y de luz me hablan
os escuchan mis ojos, qué buscáis
en mi dentro, legos muertos escritos
de poemas que leo a las retamas
hormigas por el tronco, cierro el
libro,
de una encina que al viento
pregunta por el sur de mis palabras
a lo lejos la vida se hace fuerte
en los cerros, las nubes, en esquilas,
en esos pardos de color que arranca
a la tierra un tractor, nunca sabrá
ese hombre que sólo para mí
va naciendo los surcos: soy quien ara.
(Piedrabuena, 28 de
septiembre) Paco Caro