11.- ELEGIA PRIMERA A NICOLÁS DEL HIERRO
Llegó el gélido enero con su mano de guadaña para llevarse a un
poeta camino de la madrugada, más allá de los trigos con temor de hoces
regaladas.
Entre las sonrientes palabras vi a Nicolás entre hierros suaves
escondido, tenía la pluma marchita
como la de los ánades acuáticos.
No hay extensión más grande que la herida que deja un amigo cuando
se queda dormido entre los lienzos de la muralla del Miraflores
castillo.
Quiero reencarnarme en cigüeña y volar por todas los campanarios
de la Mancha y tocar un réquiem de conjuro entre las jaras, cambrones y los
romeros tristes.
Como una perdiz estuve en los montes y en el valle de Alcudia
buscándote en las cabañas
de lo Eterno para librarte de las escopetas de los perdigueros.
Luego nací alcornoque sobre los límites de Extremadura para gritar
libre a los vientos espirituales que vienen del atlante.
Te mandé cartas donde la espuma amanecía en la superficie y
gritaban: ¡Despertad agricultores y pastores de los trigos!
–desesperación.
Un hocino va persiguiendo a
«un hombre solo por el campo», ocultándose de los espejos de los cielos
que son tus ojos marinos.
Cuando odiamos a un enemigo
nuestro odio no les daña a ellos,
pero cuando queremos, ellos
sí
sienten nuestro amor amigo.
Compañero de la poesía, compañero, en el otro lado nos veremos
entre la nata de los almendros de nácar florecidos, y el eterno: «Cobijo de la tierra».
Se ha ido una gran persona
y un gran poeta amigo de sus amigos.
Ramón Ferrnández Palmeral
Poeta de Piedrabuena
Fallecido en Madrid el 14 de enero de 2017