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jueves, 14 de enero de 2016

Rilke, Ronda y los Hohenlohe

Hohenlohe: Del castillo Duino a Las Monjas

Rilke y su mecenas.Rilke y su mecenas.
  • La inspiración de Rilke para su libro más célebre le llegó en el Castillo Duino de Marie Hohenlohe
La predilección germana por Ronda tiene un apellido de viejo blasón estampado a fuego en su historia, que le viene de lejos. Se trata de un vínculo accidental asociado a la visita de Rainer Maria Rilke y su prolífica estancia de meses en la Ciudad del Tajo, la cual le procuró la inspiración necesaria para no sucumbir a sus ganas de quitarse la vida y seguir produciendo versos para herencias tan maravillosas como Las Elegías de Duino.
El apellido aristocrático que entonces impulsó y patrocinó la creatividad del poeta fue el de Marie Hohenlohe, veneciana nacida a mediados del siglo XIX en el seno de una las más viejas estirpes de príncipes de los estados alemanes previos a la unificación prusiana. Ésta al casarse con un primo suyo, Alejandro von Thurn und Taxis, conformó uno de los matrimonios de la nobleza europea más sensibles a las bellas artes de aquel siglo, equiparable por las crónicas a los de los Medicis o Montpensier. Marie era políglota, una excelente novelista, notable pintora y gran pianista lo que les llevó tanto en el Castillo de Duino como en el palacio de Lautschin, a crear un ambiente propenso a las artes y al amparo de genios como el de Rilke.
Fue durante una de esas estancias en ese ‘castillo Honhenlohe’ cercano a Trieste donde finalmente el poeta encontró la inspiración de una manera repentina y donde parió nada más y nada menos que diez composiciones que luego ampliaría en el Reina Victoria rondeño.
Según se ha contado fue en una sesión de espiritismo en aquel refugio cortesano donde recibió el último empujón de mano de un fantasma para que tomara las maletas y pusiera rumbo a España, donde quedaría sorprendido también por la monumentalidad de Toledo, Córdoba o Sevilla, antes que el gran hallazgo de Ronda.
Además Marie relató luego que incluso un hijo suyo tuvo un sueño donde le decía a Rilke que debía visitar un inconcreto pueblo del Sur de España donde: "se encontrará una ciudad, colinas peladas y sobre ellas una ciudad, como vertida en un molde, encerrada entre murallas, y en las murallas muchas torres". De aquella evocación calcada el poeta de Praga halló su "ciudad soñada", donde lo primero que hizo fue enviar a los Hohenlohe postales de su onírico descubrimiento.
Más de medio siglo después de aquella visita de Rilke en 1912, Alfonso de Hohenlohe, nombre ilustre en la historia de la Costa del Sol, inventor o propulsor de la jet set que coronó una época en Marbella, sentaría sus reales en esta ciudad de embrujo sin igual y se empecinará en hacer rentables los hasta entonces nunca bien explotados viñedos de la zona. Hoy existen decenas y decenas de bodegas alrededor de este negocio, lo que viene a ser la constatación de una ciudad a un apellido pegada.
Entonces el príncipe Hohenlohe adquiere el Cortijo de las Monjas, una emblemática finca de esta localidad que se convertirá en el primer viñedo que sienta un precedente en este tipo de explotaciones en la comarca. "He buscado por todas partes la ciudad soñada y al fin la he encontrado en Ronda", escribió Rainer Maria Rilke lo que vino a ser casi el sufijo último de este descendiente de Marie que acabó hallando su particular Arcadia andaluza en este remoto lugar.


La princesa María Thurn Taxis fue amiga del poeta Rilke

06-10-2007 | Eva Manethová
"Elegías de Duino" es considerada una de las obras cumbre del poeta lírico alemán Rainer Maria Rilke. En un cuadro de grandes dimensiones, colgado sobre la escalinata del palacio de Loucen, en Bohemia Central, Duino aparece ante nuestros ojos como un romántico castillo italiano que se alza sobre escarpadas rocas, bañadas por el mar. El castillo de Duino era propiedad de la aristócrata María Thurn Taxis, esposa del dueño del palacio de Loucen, y una gran mecenas y amiga de Rainer Maria Rilke. En esta edición les hablaremos de su amistad que nació en los salones de la mansión de Loucen a principios del siglo XX y de otros lazos que ligaban a Rilke con Bohemia.
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Rainer Maria RilkeRainer Maria Rilke El poeta alemán Rainer Maria Rilke nació en Praga el 4 de diciembre de 1875. Las tierras checas formaban parte en aquel entonces del multinacional imperio austro-húngaro. Al lado de la mayoritaria sociedad checa, en Bohemia vívían las minorías alemana y judía. Su coexistencia era a veces traumática pero al mismo tiempo enriquecedora.
Rilke frecuentó entre 1886 y 1890 la escuela para cadetes en la ciudad austríaca de Sankt Pölten y luego se inscribió en una escuela militar en la ciudad checa de Hranice.
Después del bachillerato regresó a Praga donde se dedicó al estudio de la historia del arte, la literatura y el derecho. A pesar de pertenecer a la minoría alemana, Rilke se interesó por la historia checa. Uno de sus primeros libros se tituló "Ofrenda a los dioses domésticos" y está dedicado al renacimiento nacional checo. En su juventud incluso dominó la lengua checa.
Rainer Maria RilkeRainer Maria Rilke Rilke se marchó en 1896 a Múnich y después a Berlín. Empezó su vida cosmopolita, pero a través de sus relaciones personales continuaba vinculado con Bohemia donde conoció a su mejor amiga, María Thurn Taxis.
María Thurn Taxis, la mecenas más influyente y la protectora más abnegada del poeta Rilke, fue esposa del último Thurn Taxis en el palacio de Loucen.
La princesa María nació en 1855 en el palacio de su familia en Venecia. Su padre era un príncipe del antiquísimo linaje alemán de los Hohenlohe y su madre procedía de los condes de Torre-Valsassina. María pasó la infancia en el castillo de Duino, perteneciente a su madre.
A los veinte años, la bonita, enérgica y sociable princesa contrajo matrimonio con Alexander, príncipe de Thurn Taxis. Fue una de las aristócratas que viajaban por Europa y entablaban contactos con personalidades que se inscribirían significativamente en la historia de la cultura mundial.
 Franz Werfel Franz Werfel La princesa invitaba al palacio de Loucen a destacados artistas europeos y con muchos de ellos mantenía correspondencia, como por ejemplo con el poeta francés Paul Valéry y el escritor austríaco Franz Werfel, nacido en 1890 en Praga.
La princesa Thurn Taxis invitó a su poeta predilecto Rainer Maria Rilke a Loucen en 1910 cuando él estaba en el umbral de la fama. La culta princesa se dio cuenta de que tenía enfrente a un artista genial.
Rilke llegó a Loucen descorazonado y abatido, y consideraba la posibilidad de renunciar a la carrera literaria y convertirse en médico. La princesa María le alentó, le ofreció su apoyo y pronto se creó entre ella y el poeta una estrecha relación que se prolongaría hasta la muerte de Rilke. Intercambiarían correspondencia durante 17 años.
María Thurn Taxis admiraba a Rilke pero su actitud hacia el poeta era a veces sanamente crítica. A menudo se refería con fina ironía a sus reacciones intempestivas o decisiones atolondradas. De vez en cuando le llamaba burlonamente "Doctor Seráfico". Rilke incluso firmó con este apodo algunas de las cartas que envió a su amiga y mecenas.
A Rilke le agradaba el palacio de Loucen, situado en la orla de la enigmática Floresta de San Jorge. El parque palaciego con árboles seculares ejercía un efecto tranquilizador sobre el espíritu inquieto del poeta, y Rilke econtraba inspiración en los hermosos panoramas que se disfrutaban de la terraza de la mansión.
El palacio de Loučeň, foto: Štěpánka BudkováEl palacio de Loučeň, foto: Štěpánka Budková Rilke volvió al palacio de Loucen en el verano de 1911. Durante la estancia declamaba versos a la dueña del palacio y a sus huéspedes. En aquella época Rilke vivía abrumado por la falta de dinero, no tenía casa y no sabía cómo se aseguraría el futuro. La princesa le ofreció su palacio de Duino, cerca de Trieste, donde el poeta encontraría un ambiente apacible para su creación poética y evitaría los sinsabores de la lucha cotidiana por la subsistencia.
Rilke vivió así en el escarpado promontorio de Duino aislado del ruido del mundo. Nada perturbaba su trabajo sobre "Elegías de Duino", cuyos primorosos versos, escritos en 1911, dedicó a la princesa María Thurn Taxis.
Los críticos literarios consideran "Elegías de Duino" uno de los mayores hitos de la poesía del siglo XX. La obra representa un intento de superar las contradicciones del hombre y del mundo mediante la belleza, los mitos y el arte.
Las repetidas estancias en el castillo de Duino fueron un período relativamente feliz en la vida de Rilke. El poeta estuvo por última vez en la sede italiana de la princesa Thurn Taxis a principios de mayo de 1914. En julio del mismo año estalló la Primera Guerra Mundial. El castillo sería destruido por el fuego de artillería.
En noviembre de 1915 las autoridades declararon a Rilke apto para cumplir el servicio militar. En enero de 1916 el poeta recibió la notificación de que debía incorporarse al ejército austro-húngaro en la ciudad checa de Turnov.
Sin embargo, se libró de luchar en los frentes de la Primera Guerra Mundial gracias a la intervención de su fiel amiga, la princesa María Thurn Taxis. El poeta pudo prestar el servicio militar en un archivo del Ejército en Viena donde uno de sus compañeros fue el escritor Stefan Zweig.
Finalmente, gracias a una nueva intervención de sus amigos de altas esferas sociales, Rilke pudo dejar las filas del Ejército.
En 1918 terminó la conflagración mundial. La joven República Checoslovaca otorgó a Rilke en mayo de 1920 la ciudadanía y el pasaporte checoslovaco. En junio del mismo año, el poeta viajó a Venecia para entrevistarse con María Thurn Taxis.
Sidonie NádhernáSidonie Nádherná En 1919 y 1920 Rainer Maria Rilke estuvo en Suiza visitando a la condesa Mary Dobrenská en su mansión de Nyon. Mary era dueña de una extensa posesión en Bohemia Oriental. También esta amiga de Rilke estaba siempre dispuesta a facilitar al poeta una generosa ayuda financiera. El intercambio epistolar entre ambos se prolongaría hasta 1925.
Otra de las amigas de Rilke fue la baronesa Sidonie Nádherná, cuya mansión de Vrchotovy Janovice, al sur de Praga, encantó al poeta.
Por la vida de Rainer Maria Rilke pasaron muchas mujeres. Lo admiraban como fundador de una nueva religión de belleza, maestro de la Humanidad y creador de nuevos mitos. Parece que Rilke aceptaba este culto.
Su amiga más abnegada fue sin duda alguna María Thurn Taxis. Entre 1909 y 1926 Rilke y la princesa María intercambiaron 460 cartas. Su correspondencia sería publicada en 1951.
Tres años antes de su muerte Rilke terminó sus magistrales "Sonetos a Orfeo", y se apresuró a comunicarlo a su amiga María Thurn Taxis. El poeta se sentía profundamente agotado. El 29 de diciembre de 1926 fallecía en un sanatorio suizo.
Su desinteresada mecenas y amiga María Thurn Taxis, dueña del palacio de Loucen, escribiría con los años un libro con sus recuerdos sobre Rilke, obra que fue editada en 1932 en Munich. Estas memorias cuentan también hoy con una traducción al checo.