ANTE DIOS MUERTO
Cadáver de la luz, Cruz sin vida:
Si Amor ha de morir, ¿qué me sostiene?
¿por qué la lanza que te hirió no viene
para herir mi cruel tierra transida?
iFecunda sangre de bondad vertida!
Por mis entrañas su raudal resuene.
Inúndame, Señor, haz que me llene
del caliente perdón de tu partida.
Libérame por fin del duro yugo
de la terrible sombra de mí mismo.
¡Apiádate de mí!... ¿Fui tu verdugo!
Y puesto en lo profundo estás ahora,
¡ahonda, ahonda hasta el inmenso abismo
para elevarme a tu divina aurora!
Santiago Moreno, murciano que residió en Callosa del Segura.
CRISTO YACENTE
Como un haz de silencio solo y
puro
yace el cuerpo divino del Amado.
Tiene el peso seguro;
de la muerte; el gran peso
aplomado.
Es un cuerpo lavado
donde no está la sangre ni su
huella.
Es una limpia y solitaria
estrella
la herida del costado.
Es avarienta lumbre,
esa garra cruel que es el dolor,
no le pudo arrancar su
dulcedumbre.
Su rostro es una flor.
¡Y esa mano, y esa mano que,
muerta,
más no del todo fría,
levemente abierta,
bendice todavía!
¡Oh hermosura del arte que
impresiona
al alma y la conmueve!
Tu imagen, ¡oh Señor!, no me
abandona.
¡Permite que la lleve
hasta ser polvo y nada mi persona!
Carlos Fenoll, poeta panadero de
Orihuela