Cuando la literatura aborda explícitamente la política, no siempre tiene intereses políticos. Pongo en cursiva la palabra intereses porque
el recurso ortotipográfico le da a la palabra un valor abyecto. Por el
contrario, cuando la literatura no aborda aparentemente la política, a
menudo subraya la ideología instalada en el poder e incluso llega a
tener intereses que no son del todo artísticos.
Está justificado sentir temor de quienes hablan desde la neutralidad: el miedo hacia los que mienten se legitima porque a estas alturas sabemos que la neutralidad es imposible;
que ni siquiera funciona como horizonte; que a las palabras las carga
el diablo y, para bien o para mal, nos manchan de tinta los dedos y las
huellas dactilares. Hoy en Biblioteca Pública hablaremos de distintos
géneros –literarios, periodísticos o las dos cosas a la vez- desde los
que se practica la política. De formas alternativas de hacer política y
de cómo, no siempre, los temas políticos alejan los textos de su verdadera esencia literaria.
Rompiente
Rompiente (Bartleby) es un poemario de la estadounidense Jorie Graham traducido y prologado en esta edición por Rubén Martín. La autora obtuvo el premio Pulitzer de Poesía y su poemario PLACE la
ha convertido en la primera poeta estadounidense ganadora del
prestigioso premio británico Forward Poetry Prize. Al margen del
currículum, los valores de Graham como poeta y ciudadana, o tal vez como
ciudadana que sabe que su labor poética no es diferente de su práctica
cívica, son muchos: logra dinamitar el interesado prejuicio de que la poesía política es siempre panfletaria.
Dedica poemas al cambio climático, Guantánamo, los esclavos no
liberados, la lapidación, los torturadores…. Escribe de lo que le duele,
y ese impulso creativo no solo no desvirtúa la calidad de su propuesta
estética, sino que la enaltece.