DIALOGO ABIERTO
(A Gabriel Moreno, un amigo experto en abrirme la espita de los versos)
Una vez te canté, con voz vencida
por el dolor abierto y solapado
que deja el tiempo, enarenado
en los residuos tristes de la vida.
Te canté, porque tu alma, despedida
no sé de que confín ni de que cielo
llegó a mí con la sed del desconsuelo
a beber de mi fuente deslucida.
Yo era, sigo siéndolo, un alma herida
cerrada en horizontes que la fueron
fundiendo en asteroides que le dieron
cuando apenas llegó recién nacida.
Fui creciendo hasta ser endurecida
aferrándome al verso ansiosamente.
Pero a veces el dolor ciega la mente
dejando a la ilusión adormecida.
Y un día, cuando estaba enloquecida
porque el mundo se me hizo un nubarrón
vino un simple y pequeño cerrajón
a enseñarme a luchar enfurecida.
Tengo un poema, te lo mando, convencida
que te hará comprender su ejemplo vivo
el origen quizá del viejo olivo
al que inconsciente, le negabas su crecida.
Ese olivo demuestra, que en la vida
por muchos escollos que te atormenten
se deben de sacar uñas y dientes
para ganarle al mundo la partida.
Tu, pediste a José, patrón de brida
por mares de galerna y chapapote
que dirige con dolor su galeote
dominando la tormenta embravecida
que te hiciera un poema, yo, atrevida
voy a hacer otro, aunque te digo
¡Jamás es por luchar con el amigo
de ser más o mejor! Es convencida
que tu olivo, es espejo, fuerza viva
como en mí es el pequeño cerrajón.
Lo que es el barco en José, ¡Fuerza y timón!
¡Un ejemplo de la lucha por la vida!
GRANADA SANDOVAL