El volumen 22-23 de El Maquinista de la Generación, que
conmemora el décimo aniversario de la fundación de la revista del Centro
Cultural Generación del 27, se presenta en la Feria del Libro de
Málaga, en el Palmeral de las Sorpresas.
En diciembre de 2000, según se recoge en la portada, salía a la calle el primer número de El Maquinista de la Generación;
en realidad, un número doble «dedicado a la memoria de Rafael Alberti»,
que, como desvela el colofón, «se terminó de imprimir el 8 de febrero
(de 2001), en los talleres de Gráficas San Pancracio, con la dirección y
el diseño de Lorenzo Saval, José Antonio Mesa Toré y Miguel Gómez
Peña». Quienes conozcan el mundo editorial no se han de extrañar de este
aparente baile de fechas que convierte el nacimiento de la revista en
un imposible. Podríamos decir que, contrariamente a lo que es habitual,
en lugar de quitarse años El Maquinista se echaba unas semanas de más al fijar en su cabecera la fecha de salida de sus números 1 y 2 en diciembre de 2000.
Abrir la revista un artículo firmado por Patricio Hernández y Roger
Tinnell y un ensayo de Francisco Chica, que arrojan luz respectivamente
sobre la obra primeriza y la de madurez del poeta Emilio Prados, porque
en 2012 se cumplían cincuenta años de su muerte. Y luego continúa con el
resto de autores malagueños del 27: el pensamiento de María Zambrano es
analizado por Antonio Garrido Moraga; de Altolaguirre y su relación con
Juan Gil-Albert a través de la revista Granada de las Letras y las Armas
nos habla James Valender, mientras que Laurence Brysse-Chanet indaga en
la amistad del poeta impresor con el escritor franco uruguayo Jules
Supervielle; y las obras Jacinta la pelirroja, de José Moreno Villa, y
La casa de Bernarda Alba, de Lorca, le sirven a Alfonso Sánchez
Rodríguez para retratar los prototipos de mujer en la década de los
treinta.
A renglón
seguido, Luis García Montero, Francisco Ruiz Noguera y Melissa Leicontre
se ocupan por ese orden de tres poetas andaluces universales: Lorca,
con un análisis detallado del Llanto por Ignacio Sánchez Mejías; Cernuda, de quien se reconstruye su etapa en tierras americanas; y Aleixandre, con su magistral poemario Sombra del paraíso.
Los poetas profesores del 27 son recordados por Francisco Díaz de
Castro, que estudia los temas y los procedimientos literarios de Y otros poemas,
título de Jorge Guillén del que en 2013 se cumplen cuarenta años de su
publicación; Mario Crespo, que incide en otra relación de amistad, la de
Dámaso Alonso con José María de Cossío; y Natalia Vara, que revisa la
conferencia inédita de Pedro Salinas «Elogio de la paciencia», escrita
en su exilio americano.
Para terminar,
Gabriele Morelli publica la correspondencia inédita de Juan Larrea,
interesantísimo escritor que apenas si había tenido presencia hasta
ahora en El Maquinista, con el escultor lituano Jacques
Lipchitz; Pepa Merlo denuncia la injusticia cometida con las escritoras
del 27; y Nigel Dennis se hace eco de Melchor Fernández Almagro y su
«Nómina incompleta de la joven literatura».
En la sección Biblioteca, Javier La Beira nos muestra una carpeta del
archivo de Aitana Alberti que es un homenaje a los estrechos lazos que
unían a su padre con Federico. Y en la de reseñas, se seleccionan nueve
ediciones recientes y fundamenta¬les para el estudio de la generación
del 27.
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Revista Perito (Literario-Artístico)