Hace 70 años que murió el comediógrafo Carlos Arniches. | |
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Tuvo tres hijos Carlos y dos hijas Rosa y Pilar, la primera casa con José Bergamín, la segunda casado con Eduardo Ugarte (Fundador con García Lorca de "La Barraca") | |
Fecundo autor de sainetes y comedias, al que se recuerda sobre todo como pintor de los ambientes populares de Madrid, cuyo chulesco y castizo lenguaje supo recrear de forma inimitable, inspirándose en el género chico o zarzuela y en el teatro por horas del siglo XIX. Desde entonces, los peculiares personajes madrileños de su teatro son interpretados siempre hablando de una forma característica muy redicha y con la sílaba recortada, pese a que la intención del autor era caricaturizar ese madrileñismo de baja estofa que sin embargo tan bien supo destilar. Recogió algunos sus sainetes en Del Madrid castizo y creó un género cómico nuevo que denominó tragedia grotesca', donde expresaba sus inquietudes sociales y regeneracionistas; en palabras del mismo autor, aspiraba "a estimular las condiciones generosas del pueblo y hacerles odiosos los malos instintos, nada más". Destacan especialmente Es mi hombre (1921), sátira del machismo y La señorita de Trevélez (1916), donde se critica a la juventud burguesa, ociosa y desocupada, que con sus crueles bromas no toma en consideración los sentimientos de los demás .
Entre otras obras del autor cabe mencionar Casa editorial (1888, su primera obra), Los aparecidos (1892), El cabo primero (1895), El santo de la Isidra (1898), Doloretes (1901), El puñao de rosas (1902), El pobre Valbuena (1904), Alma de Dios (1908), Mi papá (1910), La primera conquista (1910), Genio y figura (1910), El amo de la calle (1910), Gente menuda (1911), La casa de Quirós (1915), Serafín, el pinturero (1916), La venganza de la Petra (1917), Que viene mi marido (1918), Los caciques (1920), No te ofendas, Beatriz (1920), La chica del gato (1921), Don Quintín, el amargao (1924), El último mono (1926), El señor Adrián, el primo (1927), El solar de Mediacapa (1928), Para ti es el mundo (1929), El señor Badanas (1930), La diosa ríe (1931), Yo quiero (1936), El Padre Pitillo (1937), El tío Miserias (1940) y su última obra Don Verdades (1944).
Arniches dominaba la técnica teatral y los recursos cómicos de la acción y sus comedias son ágiles y entretenidas; sabía bien cómo mezclar la tragedia y lo jocoso y cómo sacar partido de cualquier situación dramática, no sólo por su vis cómica y por su magistral uso del lenguaje, aunque se le reprocha que triture la gramática y el vocabulario y su abuso de los ambientes vulgares. Colaboró también como libretista de zarzuelas para los maestros Ruperto Chapí, Federico Chueca y José Serrano (El trust de los tenorios, 1910 y El amigo Melquiades, 1914).
Filmografía parcial
- La locura de don Juan (1948) (obra teatral)
- Noche de Reyes (1947) (argumento)
- Ángela es así (1945) (obra teatral Ángela María)
- La chica del gato (1943) (argumento) (diálogo)
- Qué hombre tan simpático (1943) (guion)
- ¡Así se quiere en Jalisco! (1942) (novela)
- Bruma en el Riachuelo (1942)
- Alma de Dios (1941) (diálogo) (obra teatral)
- Para ti es el mundo (1941) (obra teatral)
- El más infeliz del pueblo (1941) (obra teatral)
- El jefe máximo (1940)
- ¡Que viene mi marido! (1940) (obra teatral)
- La canción que tú cantabas (1939) (obra teatral)
- La casa de Quirós (1937)
La muerte de Arniches (Por Vincente Ramos)
Con el
fallecimiento, en Méjico, de su hija Rosario, casada con
José Bergamín [poeta de la generación del 27], ocurrido el 22 de febrero de 1943, se
quiebra mortalmente la existencia del insigne comediógrafo
alicantino. La ausencia, primero, tan dilatada; la trágica
noticia, después, hirieron hasta lo más profundo el
corazón dolorido del padre amantísimo, del hombre que
vivía casi totalmente entregado al cariño de sus
hijos [Bergamín no le dijo a su suegro que Rosita había muerto].
Evocando aquellos días amargos y la nobilísima
figura del padre, su hija Pilar, hoy, señora viuda de
Ugarte, me escribe lo que sigue: «Este
dolor fue, sin duda alguna, el que le provocó la muerte. Mi
padre solía decir siempre: "Yo sería capaz de
soportar todo en la vida la ingratitud, el desengaño, los
ataques de la opinión pública, la calumnia, todo.
Todo menos la muerte de un hijo mío". Y así fue. Mi
padre, fiel a los sentimientos de su alma, perdió la vida
por el dolor de la vida truncada de s u primera hija
muerta».
Aquel infinito y
radical dolor de toda su vida de padre se refleja con
patética evidencia en la carta que, con fecha 27 de marzo,
escribió a su hija Pilar, y cuyo texto dice así:
«Adorada
hija Pilar (ya supondrás este singular, con qué
desgarradora tristeza lo escribo) : El día que recibimos -a
la una de la madrugada- el primer radio de Eduardo, avance
fatídico de una catástrofe inevitable, se nos
desgarró el alma. Luego, el otro radio; luego, a nuestras
preguntas, el silencio, y, por fin, un radio de Santiago de Chile
de Juan Ignacio Luca de Tena, dándonos el pésame.
Esto fue todo. Desde ese día, vivimos porque Dios quiere. Ni
hay para nosotros consuelo ni resignación; hay esa
conformidad cristiana, que es la única reacción ante
lo inevitable. Y, luego, este laconismo de los radios y el silencio
de la enorme distancia, agravado por la anormalidad de los correos.
Aún no sabemos qué día murió nuestra
hijita inolvidable, ¡ni cómo ni cuáles fueron
sus sufrimientos! Todo son conjeturas tan amargas como pueda ser la
realidad misma. Suponemos tu enorme sufrimiento, la
desolación de todos, de la tía Mercedes, de los
niños, de Pepe, de Eduardo... Os hemos acompañado en
todas las horas de nuestro vivido dolor con una pena y una amargura
imponderable. Nos conocéis, ¿qué deciros?
Mamá y yo y los hermanos sufrimos la crueldad de esta
ausencia impensada y trágica.