Triste y tísico líquido opaco
que como nocturno faro
despiertas al pájaro del otoño
en ridículo y acrobático salto.
Algunas veces noto la caricia caliente
que del acuario orinal sin peces
caen gotitas a la extendida blanca red
de colchón melancólico y oliente.
Un día el forense se desinfectará
las manos con mis orines
y mi colores de resurrección.
Este oro que no es ya catarata
deslucido y podrido de sustancia
nace de mi y en mí se derrama.
Ramón Palmeral
De mi libro
"Desolación sin nombre"
Ramón Palmeral
De mi libro
"Desolación sin nombre"