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miércoles, 31 de octubre de 2012

¿Un simple beso?

La orilla de tu menta
se condimenta con mi boca
y la espuma de mis labios
en tu mar de olas se desboca.
Las puertas de tus ascensores
se abrieron en todo el firmamento.
Aromáticas salieron
las mejores sensaciones,
de entre papeles de envueltos colores,
al mascar el chicle con nuestros corazones.
La orilla de mi menta
se condimenta con tu boca
y la espuma de tus labios
en mi mar de olas se desboca.
A la entrada del Paraíso
los mejores sabores se ofrecieron,
por fuera y por dentro se contentan,
por dentro y por fuera se invadieron.
La orilla de tu menta
se condimenta con mi boca
y la espuma de mis labios
en tu mar de olas se desboca.
Y de allí brotó la magia del momento
estábamos tan cerca de Eros
que éste nos concedió un deseo:
Al cerrar los párpados y besarnos tan despacio
viajamos a un mundo de topacio
donde es posible vivir sin dolor,
donde es factible mostrar la pasión,
donde no hay que trepar para notar el cielo,
donde ven de frente los que aquí miran al suelo;
donde convivir no sea de antojo,
donde dormir no venga por realojo;
donde se pueda volar sin aviones,
donde no existan móviles, ni cañones,
donde estar así a tu lado… sea eterno.
La orilla de mi menta
se condimenta con tu boca
y la espuma de tus labios
en mi mar de olas se desboca.
Todo en un simple y condensado beso,
la cadencia que se enciende
por el contacto entre los dedos,
como tocar polvo de yeso.
Y como combustible el mirar a los ojos;
por asiento, probar despiertos ambos cuerpos.
La compañía, sentir nuestras esencias;
brillantes lunas atraídas,
por las mareas de escuchar en silencio,
a nuestras pueriles mentes abiertas.
Y en el rostro, las sonrisas bobas
por amar de forma tan sencilla.
La orilla de tu menta
se condimenta con mi boca
y la espuma de mis labios
en tu mar de olas se desboca.