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lunes, 30 de abril de 2012

"Marquina ha muerto... Pero su voz no muere" por Francisco Salinas, poeta de Callosa



Tu voz está en la luz. Sobre la brisa.
Sobre el rezo del mar. En las cañadas.
En su arroyo manso que desliza
el sonoro cristal de sus palabras.

Tu voz en las fuentes. En las ondas.
Es el eterno Ruiseñor que canta
en el aire. En el pino. Entre las frondas.
Música de la noches estrelladas

Tu voz es la canción de los abiertos
espacios dilatados. Voz de la plata,
que vibra como luz en el concierto
de la armonía clásica del alma.

Tu voz es la del trino melodioso
Que se enhebra en la lira de las ramas.
Es el recio clamor tumultuosos
de la voz imperial de las cascadas.

Tu voz está en la voz dulce y suave
Del corazón abierto a las nostalgias.
Voz lírica de sueños. Voz de ave
de el amplio horizonte de las ansias.

Tu voz es como un río de brillantes
bajo la luz inquieta de las albas,
con la fuerza expresiva y dominante
del templo colosal de las montañas.

Tu voz es inmortal. Voz de poesía
que ingrávida de amor bate las alas,
para buscar la eterna sinfonía
del pulso de las horas escapadas.


Tu voz queda trinando en la esperanza rosa,
del florecer azul y flor tu voz alada.

Tú has muerto. Ruiseñor. Así tu voz
cuerda sonora y musical del arpa,
será en la santa manifiesta del Dios
un lírico gorgojo de plagarías.


Francisco Salinas (1909-1987), gran poeta de Callosa del Segura(Alicante)
Revista Verbo. 1947
Archivo de Vicente Ramos en Guardamar del Segura

............MARQUINA.........
Eduardo Marquina Angulo (Barcelona, 21 de enero de 1879 - Nueva York, 21 de noviembre de 1946) fue un periodista, poeta, novelista y dramaturgo español.
Contenido

Estudió con los jesuitas, antes de instruirse en derecho y filosofía en la universidad. Se ubicó en la lírica modernista y neorromántica y en el drama histórico de corte poético con loas heroicas, que unos han querido ver como nostalgia patriotera-imperial y otros como crítica.

En su desarrollo ideológico partió de postulados izquierdistas para ir pasando con el tiempo hasta posturas más conservadoras, compartiendo correspondencia y tertulia con los nombres más importantes de la intelectualidad española de la época: Miguel de Unamuno, Clarín, Benito Pérez Galdós o Federico García Lorca. En Madrid, residió en la Calle del Barquillo, perteneciente al barrio de Chueca, distrito Justicia.

Marquina ha pasado a la historia literaria como la gran figura del drama histórico en los años cercanos a la Primera Guerra Mundial. Habría que añadir a esto su fecundidad como poeta que parte del modernismo catalán y una vida literaria muy amplia. De esta primera época poética destacan “Odas” (1900), “La vendimia” (1901) o “Églogas” (1902).

En teatro triunfa con Las hijas del Cid (1908), a la que siguen Doña María la Brava (1909), En Flandes se ha puesto el sol (1910), quizás la más recordada de todas, La alcaldesa de Pastrana (1911), El rey trovador (1911), El retablo de Agrellano (1913) y La danza de la cautiva (1921).