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lunes, 13 de febrero de 2012

Sobre la amistad y las conveniencias


Proverbios de Confucio, y si no son de Confucio deberían serlos.

La amistad es como un lebrillo una vez que se rompe sólo caben grapas y malos remiendos, nunca será como al principio, como el primer orneado, o como el primer amor con la venda en los ojos. Por ello la expereciencia de la mi vida, más de 60 años, me han enseñado que para conervarlas siempre hay de que decir de los amigos sus virtudes y no atacarle con palabras que puedan molestar o herirles ya demás, ayudarles lo menos posible.
Un amigo no es un familiar al que puedes atacar y después pedirle perdón
La experiencia me ha dado muchos golpes, tanto que nunca aprendo. Y es que, cinceramente, hay que evitar ayudarles, porque a la larga se te rebotan, porque son como gatos en un espejo, se ven pequeños y te arañan.
En el amigo ayudado hay siempre un sentimiento eneludible de resentimiento y resquemor atávico que, a la largo del tiempo, resuge como una deuda que hay que pagar, y puede resultar muy celosa, odioso y agresiva.
En realidad el 99 % de las amistades se conservan por pura conveniencia mútua, al pensar que puedes obtener de ellos un beneificio y una mejor posicoón el grupo.
El ser humano es un ser complejo y débil, por ellos hemos de convivir enevitablenete en soiedad.
Por ello repito: Jamás hables mal de un amigo, aunque te lo pieda el cuerpo con un caso de vino en el cuerpo. Y algo que he olvidado: la amistad se basa en mútuo RESPETO, jamás le pierdas el respeto a un amigo, si es que quieres conservarlo.

Por ello la amistad como el lebrillo hay que mantenlos siempre nuevos.