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miércoles, 1 de febrero de 2012


EL PERSONAJE Y SU OBRA


Por Pepa Herrero.

Cuando conocí a Don Ramón de las altas palmeras, hubo un sentimiento de ser, o no ser. Tal vez el personaje, no concuerda con la persona (Don Ramón Fernández Palmeral) hombre multifacético y metido en todos los berenjenales artísticos-poéticos-culturales de Alicante, cuando vas entrando en su conocimiento, vas encontrando a esa persona entrañable, que siempre al lado de sus amigos, es capaz de escribir, o pintar sus sentimientos y hacer que los demás, entiendan lo que sus adentros, quieren reflejar. Siempre pegado a la trasera de su cámara de fotos (y de videos) es el testigo ineludible, de cualquier evento que se precie y todos queremos vernos reflejados en lo que ese tercer ojo luego llega a comentar, en su digno blog NUEVO IMPULSO donde la noticia se hace cotilleo y el cotilleo, se eleva a la altura de importante nota de prensa.
Ayer, antes que nadie, ya estaba en el ámbito cultural, su cámara indiscreta, hacía su trabajo y mientras tanto, el personaje, pegaba la hebra con unos y otros, haciendo ameno, el tiempo de espera, luego cuando los artistas del evento, tomaron sus puestos, cuando el artista oficial del Corte Inglés, dio por inaugurado el acto, la cámara atenta del (profesional) ya estaba dando testimonio de lo que allí acontecía, sin perder un solo fotograma de la felicidad de aquellos hombres y mujeres, que con su trabajo y su lucha por la asociación de artistas alicantinos, nos ofrecían, el fruto de su labor, desde la butaca, donde yo estaba sentada, veía las manos levantadas en señal de saludo, hacia aquella cámara de Don Ramón, que con su redonda escoba de ojo de pez, recorría limpiando toda la sala del ámbito cultural, para que todo el mundo se viera reflejado en esa tarde de amor, trabajo, amistad y sobre todo de unidad.
Cuando se dio por terminado el acto y cogiendo del brazo a su intima amiga (la muleta), Don Ramón, salió corriendo para su casa con el fin, de poder llevar a los que no pudieron asistir, la verdad de lo que sucedió. Cuando las cosas se hacen con cariño, el trabajo, no es trabajo, es un lujo, del que no todos pueden disfrutar, como Don Ramón, hombre de corazón grande, de grandes amigos y de nobles artes, que va por la calle cantando, al ritmo que le marca su cantarina muleta. Gracias por ser usted Don Ramón.

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