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viernes, 8 de julio de 2011

Una mañana en Vicenza

Una mañana en Vicenza

Por Adam Zagajewski (poeta polaco)

(En memoria de Josef Brodski y Krzysztof Kieslowski)

El sol era tan tierno, tan delicado,
que hasta temíamos por él; un ademán incauto
podía rayarlo, incluso un grito -si alguien hubiera
querido gritar- lo habría puesto en peligro; tan sólo a las veloces golondrinas
de alas duras, como de hierro fundido,
se les permitía silbar en alta voz, porque vivieron
su infancia
breve, en la inquietud de sus nidos de barro,
junto a sus hermanos, pequeños planetas locos,
negros como bayas silvestres.
En un pequeño café un mozo soñoliento -bajo sus ojos
las últimas sombras de la noche acumuladas- buscaba calderilla
en su bolsillo sin fondo, y el café olía a solemnidad
de tinta de impresión, a dulzura y a Arabia. El azul del cielo prometía
una larga tarde, un infinito día.
Te estaba mirando como si te viera por primera vez.
Y hasta las columnas de Palladio tenían aspecto
de recién nacidas, de recién surgidas de las olas del alba
como Venus, tu compañera mayor.
Empezar de nuevo, contar las pérdidas, contar a los caídos,
empezar el nuevo día, aunque ya no estéis, tú,
a quien dos veces enterramos y lloramos dos veces,
-viviste una vida dos veces más intensa que otros, en dos continentes,
dos idiomas, en la realidad y en la imaginación- y tú, de cara afilada
y una mirada que hacía crecer los objetos y los corazones
(siempre demasiado pequeños).
No estáis, y por eso llevaremos a partir de ahora una doble vida,
en la luz y en la sombra a la vez, en el sol estridente del día,
en la frescura de los pasillos de piedra, en el duelo, en la alegría.

(Versión de Elzbieta Bortkiewicz)


Por Adam Zagajewski (Lvov, actual Ucrania, 1945) Novelista, poeta y ensayista polaco considerado uno de los poetas contemporáneos más importantes de su país. Sus padres pronto abandonaron la ciudad de Lvov, por lo que Zagajewski creció en la ciudad de Silesia. En 1963 se trasladó a Cracovia.

La vinculación de los primeros lugares en los que vivió con los episodios más oscuros de la Segunda Guerra Mundial, como el distrito de Kazimierz en Cracovia, en el llamado "barrio judío", hizo que desarrollara una sensibilidad especial ante el holocausto. En una ocasión Zagajewski afirmó: "De niño paseaba con mi abuelo por un parque de Lvov y había unas barracas que, me dijeron, habían sido una filial de Auschwitz. Era un lugar muy oscuro y yo sentía que tocaba algo muy terrible".