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sábado, 9 de abril de 2011
SALMO DEL ELEGIDO
(ilustración de Palmeral)
SALMO ELEGIDO
En los umbrales de tu nombre
un argonauta contempla,
Entre vuelos migratorios
una flota de navíos;
Augura parabienes a tu estirpe.
Tus ancestros dictaminan:
Perdurarán tus razones,
Puras como la sal y el agua,
Estableciendo la ancha liturgia
de las espléndidas rutas y el rocío.
En la luna de tu frente,
Un siglo de plenitud presagia
la arcana emperatriz de las barajas
Y te corona con pétalos y símbolos,
Bajo la opulenta sombra
del más anciano de los olivos.
Una gitanísima caravana
se detiene en tu comarca,
El rey de los trashumantes,
Declara como rotundos y ciertos
los dones de tu bondad
y le regala a tu garganta
un sacro sistro de cristal.
La Sibila de las palmas
subraya la línea de tu vida,
Anuncia tiempos favorables:
Serás agasajado bajo las tiendas,
Vendrá una mujer vestida de bodas,
A deshojar junto a tus sábanas
su túnica más bella.
Los astrólogos sentencian
en la vasta llanura de tus sueños,
Una conjunción propicia,
Observan esa avenida láctea
que va de tu corazón a tu cabeza,
Con firmeza instan astros huidizos,
Alteran órbitas de cometas ebrios.
En los capiteles de tu nombre
sobrevuelan águilas reales,
En los vallados florece
el báculo de los peregrinos.
Desde sus ojivas caen los miedos,
Como una sola llovizna verde.
Por WILMA BORCHERS, Poeta chilena