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domingo, 21 de noviembre de 2010

Desnudo artístico a través de los tiempos



Evoluciona el pensamiento del hombre:

Griegos y romanos veían en el cuerpo masculino
la perfección. No obstante también representaron a las mujeres desde el punto de vista de diosas, ninfas o venus.
No es hasta los desnudos del Renacimiento
con Miguel Ángel, Ruben, Rafael, Leonardo D`Vinci
cuando se considera bello los volúmenes del cuerpo
de la mujer.
A mediado de los años 50 (s.XX), se llevaba la mujer
voluctuoso, la mujer latina de grandes senos, a estilo español e italiano.
Julio Romero de Torres introduce a la mujer morena de rasgos anadluces.
Luego vineron las modas fracesas a lo "brillitebardó" de gruesos labios.
Ahora el estilo de mujer delgada va con las corrientes
esa corrientes heladas de los países del frío,
mujeres heladas del Este, las delgadas y anorésicas modelos.
Este desnudo es para mí la perfección de las curvas.

Cuando uno mira un cuadro de desnudo femenino desde la óptica de la pornografía o el sexo, no está mirando arte sino el mundo de los instintos.

El erotismo podría ser un efecto de la postura del cuerpo, del ángulo en el que fue pintado, los colores cálidos, la dirección de la luz. El erotismo es un efecto del manejo de la materia significante, pero también y sobre todo, de los interpretantes del espectador, cuyo inconsciente y la estructura que lo caracteriza, varía de los demás. Es preciso aclarar que el erotismo supone transgresión. En el caso del erotismo en el arte, esa transgresión se producirá en el plano connotativo, es decir, en el proceso de interpretación, en el que cualquier elemento al interior del cuadro podría causar efectos diferentes entre varios espectadores. En ese sentido, la explicites del genital femenino en esta obra, podría alejarnos del terreno erótico, o podría acercarnos mucho más a él, según las interpretaciones del espectador y de su código de reconocimiento.
En un primer nivel, el denotativo, la significación es socializada, pues gracias al código de reconocimiento podemos identificar lo que se presenta ante nuestros ojos. En el segundo nivel, el connotativo, la mirada se vuelve más personal, pudiendo alejarse, en determinada medida, de ese nivel social o hipercodificado, para confrontarse con sus interpretantes a partir de los cuales concebirá la realidad presente en el cuadro.
El valor connotativo que se le atribuye a la realidad como lo absoluto, nos hace pensar en una construcción de la que el mismo pintor no es consciente. Siendo así, podríamos separar esa realidad representada del sistema significativo que la produce. El erotismo, en el desnudo femenino, no reconoce procedimientos absolutos, tiene que ver, en todo caso, con una tensión entre lo ilícito y su transgresión.

Los mejores ejercicios para el conocimiento del cuerpo humano son los talleres de pintura al natural con modelo.

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