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sábado, 23 de enero de 2010

Nostalgia del infinito


Somos esencia de estrellas
que podemos pensar sobre las estrellas.

¿Quién tiene la llave del infinito?

Sino quien crea su espacio propio,
su propio horizonte e incluso su propio éxtasis,
dando entrada al mundo ilimitado, a su propia eternidad.

Quien tenga la llave del infinito, donde poder gritar sin límites,
sin miedo a los ecos de las críticas, no será sometido.
No nos ahoguemos en los prejuicios siempre infundados.

Navego por la orilla de los acordes
de la Quinta sinfonía de Beethoven.
despacio, con luz gótica,
recogiendo pinceles caídos, voces marchitas,
guijarro tatuados de claveles encendidos.

Antes estuve allí, en la Nada, en lo Eterno…
Ahora soy perseguido por un recuerdo de un pasado lejanísimo...
La existencia, es un momento, ya sin límites.
La nostalgia de lo infinito.
Largo es el día, pero más larga será la noche sin esperanzas...

¿Quién tiene la lleva del infinito?

¿Acaso sabemos cómo nacimos?
¿Quiénes somos?
¿Qué hacemos aquí?
¿Cuál es nuestro destino en lo eterno?

Me inquieta la investidura de tus palabras
nunca quietas, nunca gratas, ya sombras… ya pasadas…
ya sépalos marchitos de ausencia.
Prometida tierra fuera de aquí, en el límite de las estrellas
donde nacimos, donde vivimos, donde morimos para no morir.

Ramón Fernández Palmeral, junio 2008