Páginas

jueves, 28 de enero de 2010

El espejo me obliga a confesar


"Infinitos los veo, elementales
ejecutores de un antiguo pacto,
multiplicar el mundo como el acto
generativo, insomnes y fatales".


J. L. Borges



Me pongo ante él
y el porvenir se expande
con el ritmo elegante de una galaxia.

Las paredes me estorban.
No concibo más que puentes
y enredaderas cuando me miro
y siento que mi imagen
es sólo suya.

El espejo me obliga a confesar
cuando me someto
a su violento y dulce tercer grado.

“¿Sí o no? Contéstame”.
Me acosa a preguntas.
“Sí”…, le digo
a mi imagen reflejada que no soy yo.
Y sonrío.

Y ya no hay temblor ni velo.
Confieso que él ya no puede nada
contra mi decisión
ni mi desidia.
Confieso que ya no se me despellejarán
los dedos,
-como entonces-
por morderme las uñas,
por arrodillar las ganas
ante la frustración o el fracaso.

Las alternativas son felices
si son tangibles.

Y son tantas…

Sobre mil cariátides
descansa la esfera azul de mi templo.

(Alguna recién esculpida,
alguna recién estrenada).


Y el espejo amanece
con su mirada secuaz,
sin azogue ni júbilo.

Sólo vertical
y cristalina,
para mi mal.

....

La foto es mía. O sea, que es vuestra :-)
Besos de Ana Márquez