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La esclavitud mental en la era de los nuevos medios de comunicación y las redes sociales
En la actualidad, hombres y mujeres son sometidos a torturas informáticas diarias, atrapados en un constante bombardeo de información que, en su mayoría, está controlada por los medios de poder. La percepción de la realidad se encuentra filtrada, manipulada y distorsionada según los intereses de quienes dominan la narrativa global. La libertad de pensamiento parece una ilusión cuando el flujo de noticias, salvo contadas excepciones, responde a agendas preestablecidas que moldean la opinión pública.
El ser humano moderno tiene la mente atrapada en una maraña de información contradictoria, similar a una red de alambres de espino que impide el pensamiento crítico. Los horarios laborales se han vuelto complejos y extenuantes, y la estabilidad económica es una utopía inalcanzable para la mayoría. La incertidumbre respecto a la vivienda y el bienestar personal refuerzan la sensación de opresión y ansiedad constante.
Las redes sociales, lejos de ser una herramienta de liberación, han profundizado esta esclavitud mental. Alimentan la dependencia de la validación externa, crean burbujas ideológicas y fomentan la polarización social. La atención de los individuos se encuentra fragmentada, atrapada en una dinámica de consumo rápido de información sin tiempo para la reflexión profunda.
Frente a este panorama, es urgente cuestionar el papel de los medios de comunicación y las redes sociales en nuestra vida cotidiana. Se hace necesario recuperar el pensamiento crítico, buscar fuentes diversas y desconectarse de la sobrecarga informativa para preservar la autonomía intelectual. Solo así se podrá aspirar a una verdadera libertad, lejos de la manipulación y el control de las estructuras de poder.
Ramón Palmeral
Alicante (España-Benidorm)
El poeta jayenero presentó su último libro, Romancero de un día, en un emotivo acto celebrado en su tierra natal.
Más de un centenar de personas se reunieron para acompañarlo en esta cita cultural, que destacó por su sencillez, calidez y significado.
El evento tuvo lugar el pasado 28 de febrero en el Salón de Usos Múltiples Federico García Lorca, en la localidad de Jayena. Vecinos y amantes de la poesía, venidos de distintos puntos de la provincia granadina, se dieron cita para disfrutar de un recital en el que la emoción y el cariño fueron los protagonistas.
La velada literaria estuvo marcada por la cercanía del autor y la participación de numerosos vecinos, que recitaron algunos de sus poemas. Entre ellos, su hija, Lucía Martín Prieto; su hermana, Cruz Quirosa; así como Eladia Rus Martínez y María del Carmen López Aguado, quien también ejerció como presentadora. La lectura poética estuvo acompañada por un evocador fondo musical de guitarra y flauta travesera, interpretado de manera magistral, y de forma altruista por las hermanas Natalia y María Llanos Frías Peregrina, lo que contribuyó a enriquecer la atmósfera del encuentro.
Vídeo de la presentación
Para Joaquín Martín Quirosa, este regreso a su pueblo natal fue un momento especial, cargado de recuerdos y reencuentros con viejos amigos. La acogida del público fue entusiasta, con continuos aplausos y muestras de afecto. Especialmente emotiva fue la recitación de su poema dedicado a Jayena, incluido en su poemario Tiempo, que recibió una gran ovación. El acto culminó con la lectura de un poema inédito dedicado a la Romería de San Antonio, que puso el broche final a una velada inolvidable.
La presentación de Romancero de un día fue un verdadero éxito. La sencillez, generosidad, carisma y cercanía del poeta fueron correspondidas con el cariño y reconocimiento de su pueblo, consolidando aún más su figura como un referente de la poesía, no solo en Jayena, sino también a nivel nacional.
Textos, fotos y vídeo; Jesús Pérez. Jayena.
Felicidades por este gran éxito en tu pueblo de Jayena
Poesía Palmeriana
Estamos ante la historia de un amor de verano que huele a brisa marina y a arena mojada de las playas del Cantábrico. Sus escenas no desentonarían en un cuadro impresionista: bucólicos paisajes y almuerzos en el jardín llenos de luz, color y movimiento.
Situada en el Gijón de la preguerra civil, es una obra de un gran poder de sugestión y de un lirismo extraordinario; una joyita, que supone un oasis dentro de la literatura de la época.
Veamos el inicio para entender de qué hablamos:
El dulce de guinda brillaba rojísimo entre las avispas amarillas y negras y el viento removía las ramas de los robles y las manchas del sol corrían sobre el musgo, sobre la hierba suave y húmeda y sobre la cara de los invitados y de las Mujeres y los Hombres, que estaban fumando y riéndose todos a un tiempo. Y brillaban también las copas azules para el Marie Brizard y los cubiertos de postre. Y los lunares de luz ―los grandes persiguiendo a los pequeños― corrían sobre el mantel lleno de manchas moradas de vino y migas. Y por las tardes había corrida y los hombres tenían la cara y las mejillas y las narices brillantes. Y también brillaba el café, tan negro con cenizas de puro rodeando la taza.
El lector se queda extasiado ante el montón de detalles que le llena la retina de colores, olores y sabores; características estas expresadas por una peculiar voz infantil que aporta espontaneidad, ese tono apasionado y tierno a la vez y el ritmo, endiablado e imparable, con el que se vive todo cuando eres pequeño.
Contextualización de la obra
A pesar de que fue publicada en 1952, debemos vincular esta obra con la literatura garcilasista de los 40, una de las principales corrientes de la poesía de la posguerra civil española; coge su nombre de la revista que apareció por esa época: Garcilaso. Juventud creadora. Tras la guerra civil, se celebró el centenario de Garcilaso de la Vega (1503-1516) que tuvo como consecuencia un cambio en la poesía española que abordaba temas como el amor, Dios, el paisaje castellano, la patria.
La denominación de oasis tiene su sentido dentro de un panorama literario agotado de tanto dolor proveniente del tremendismo de historias como La familia de Pascual Duarte e inmerso en el objetivismo del Realismo Social de obras como La Colmena, las dos escritas por Camino José Cela. Frente a una literatura gris, oscura y triste, de repente emerge una mucho más vistosa, jovial y alegre, “de altos vuelos”, en opinión de algunos críticos de la época.
Frente a una literatura cuyo protagonista es colectivo ―toda la sociedad española de entonces―, surge esta con uno individual enfocado en su niñez. Frente al objetivo de la denuncia social―el inmovilismo político y la situación del proletariado― aparece la evocación de los momentos maravillosos de la infancia. Frente a una mirada del narrador distanciada y solo preocupada por la objetividad de los hechos sin mención especial a la psicología de los personajes, nos encontramos con una literatura descriptiva donde el sentimiento y el pensamiento del protagonista es lo que cuenta. Frente a la linealidad y simplicidad del lenguaje, tenemos la fragmentación o la exposición de escenas donde la anécdota pierde importancia en favor de la sugestión y el lirismo narrativo.
En definitiva, y como entonces diferenciaría Domingo Ynduráin, había dos tipos de literatura: la comprometida y la de evasión. Como la primera es la que mejor se alinea con la novela realista de la época, solo nos queda la segunda opción: la literatura con una mirada retrospectiva y nostálgica, es decir Helena o el mar del verano. De ahí su escaso eco en la prensa del momento.
Por si todavía hay alguien que no la ha leído, aquí estamos para contagiaros nuestro entusiasmo por ella. Somos conscientes de la cantidad de recursos estilísticos que Ayesta pone en marcha para lograr una obra tan sugerente, pero vamos a intentar resumir los más importantes con el fin de que el lector se haga una idea de tan esplendorosa prosa y disfrute al máximo con ella.
Estructura y tiempo
Analicemos estos dos elementos que son los que nos muestran el porqué de la historia y el sentido de todo.
La novela está organizada en tres partes: En verano, En invierno y En verano otra vez. Pero es que cada uno de los veranos se subdividen en el mismo número de capítulos y en la proporción de los dos primeros dedicados a la felicidad diurna del personaje y el tercero al atardecer, al crepúsculo. Solo la parte dedicada al invierno tiene un único capítulo que trata sobre la educación del personaje en un colegio religioso y las enseñanzas que le marcaron. Esa progresión temporal basada en ciclos naturales―estaciones del año y momentos del día― adquiere valores simbólicos: verano lo relacionamos con plenitud e invierno con aislamiento; día, con felicidad y noche, con un momento de revelación. Estamos, por tanto, ante una estructura ejemplo de equilibrio, simetría y circularidad.
Por otro lado, nos encontramos con un fragmentarismo claro en la obra, como si se le hubieran suprimido los episodios no fundamentales. Esto tiene que ver con su concepción original puesto que Ayesta no la pensó como una unidad. Se nos cuenta una historia en la que se evocan espacios, escenas familiares, primeras experiencias. Se nos describe esa infancia feliz que está en el recuerdo del adulto, el paso a la adolescencia ―duro en ese paréntesis invernal de estudios, reflexiones y remordimientos religiosos― y la vuelta al verano, el reencuentro con Helena y la vivencia de ese primer amor. Estampas y nada de acción.
Las escenas quedan sujetas a la unidad que les aporta la voz narrativa en detrimento de la trama bien urdida, encadenada según coordenadas causales y temporales. El resultado es una novela lírica donde el hilo narrativo de Helena pierde relevancia frente a la importancia que adquiere el viaje interior del protagonista, que es al fin el verdadero asunto de la novela.
Todo esto nos lleva, inevitablemente, a relacionarlo con el tiempo de la acción: aparece un presente de la historia y un imperfecto de la narración pasada, cuyas fronteras están difuminadas, borradas. Si como hemos indicado existe un predominio de descripciones, impresiones y reflexiones, hay también parada de tiempo, estatismo; el tiempo queda congelado e inmóvil con lo que se logra eternizar el instante. Parece que el objetivo primordial de la voz narradora es revivir un pasado evocándolo hasta lograr traerlo al presente y así contemplarlo:
Me sentía lleno de Gracia de Dios, en paz con Dios y con todas las personas que más quería amigas y felices a mi lado y me hubiese gustado que el mundo se parase en aquel momento y que el tiempo dejase de pasar y que aquellos instantes durasen siempre.
En cuanto al tiempo externo de la obra, su contexto histórico-social, algunos datos nos permiten enmarcar la historia en la década de los 30, entre el final de la dictadura de Primo de Rivera y el inicio de la Segunda República.
Lirismo como seña de identidad
Todos los elementos y técnicas utilizadas por Ayesta en esta obra van encaminadas a lograr que el lector sienta lo que el personaje siente en cada una de sus vivencias. Para ello va a poner en marcha el mecanismo de la lírica: temas que expresan los grandes sentimientos del ser humano, recursos retóricos para embellecer el discurso y musicalidad apabullante.
Desde el punto de vista gramatical, resulta llamativa la elección de una forma infantil de hablar y de ver las cosas mediante el uso reiterativo de la yuxtaposición y las oraciones copulativas; las marcas de oralidad (giros, frases hechas, refranes…); las imágenes intensificadoras que aluden a fragmentos del catecismo o a temas de las asignaturas que el narrador estaba estudiando en el colegio; y por último el elemento que resalta sobre los demás, que es el polisíndeton y que caracteriza a casi todo el relato. Solo desaparece en la tercera parte, aunque en el último párrafo vuelve de nuevo por una cuestión temática y rítmica.
Y desde el punto de vista semántico y literario, el material con que nos encontramos es casi inagotable: deliciosas descripciones, riqueza de su campo léxico, utilización de todos los sentidos, visibilidad narrativa…
Descripciones
Como muestra, empecemos por la abundancia de descripciones que, filtradas por la subjetividad del narrador, en función de sus procesos mentales de niño, nos ofrecen realidades muy poco objetivas y enumeraciones caóticas:
Y se oía la música que tocaba en un baile porque era domingo.
Y cuando llegamos a Gijón íbamos todos callados, como tristes.
Y las luces de las calles eran tristes.
Y en la playa se veía el Club de Regatas lleno de bombillas de colores.
En otros momentos los espacios descritos inciden de una manera tan profunda en el protagonista que su descripción es fiel reflejo de su mundo interior:
[…] por otra gruta mucho más estrecha y más larga nos llevaban a la Edad Antigua […]. Y se salía a otro mundo extrañísimo y lleno de hermosura que no se puede recordar sin que se le pare a uno el corazón. Porque estaba cayendo el sol y el cielo estaba rojo y dorado y la mar color de vino y no hacía nada de viento y olía a romero, a rosas y a jazmines. Y Helena estaba desnuda pastoreando un rebaño de cabras. Estaba sentada junto al mar en un prado muy verde que llegaba hasta el mar, debajo de un laurel muy grande de hojas muy verdes y brillantes que refulgían rojizas al sol dorado que se hundía en el mar.
Los colores y la luz
Con estos campos semánticos se consigue la idealización del paisaje. Las sensaciones del narrador ―surgidas a partir de la utilización de los cinco sentidos― lo impregnan todo de un rico cromatismo―el azul, el verde, el rojo, el blanco… son los colores más utilizados―que no necesariamente se ajusta a la realidad. Así el sol a veces es azul, la sombra puede ser verdosa y el cielo, de un verde-pradera. Con esto se busca desautomatizar el lenguaje.
El campo léxico de la luz también invade el texto. Luz, trasluz, lucir, contraluz, brillo, brillante, rebrillar y todas estas palabras matizan los colores y se convierten en expresión de una inmensa felicidad:
Pero lo mejor era el baño por la tarde, cuando el sol bajaba y estaba grande y cada vez más encarnado, y el mar estaba primero verde y luego verde más oscuro, y luego azul, y luego añil, y luego casi negro. Y el agua estaba caliente, caliente, y había bandos de peces muy pequeñitos nadando entre las algas rojizas.
O de una gran tristeza:
El cuarto estaba en penumbra. La última claridad del crepúsculo iba hundiéndose detrás de los tejados, detrás de los árboles del jardín del colegio, detrás de una soledad como un enorme vacío amargo que se acercaba, que venía creciendo, haciéndose cada vez más cóncava, y nos íbamos sumiendo en ella como en la muerte…
Los sentidos
A través de los sentidos, el narrador percibe lo que le rodea y disfruta de sensaciones olfativas, auditivas, táctiles… Veamos estos dos elocuentes pasajes:
Adjetivación y figuras literarias
Los adjetivos que se utilizan tienden a cargar de afectividad el discurso mediante diminutivos y superlativos: un rito secreto, secretísimo; gran silencio silenciosísimo, frigidísimo; otro gigante requetetrillonésimas veces más grande…
Y a través del uso de metáforas y comparaciones, Ayesta logra verdaderas imágenes intensificadoras que recrean escenas inolvidables para el lector: Helena huele tibiamente a nidos de crías; el sol roncaba sobre los manzanos; las niñas duermen como gatitos de terciopelo; voz de tiple como la de un enano; una gran soledad como un enorme vacío amargo (aquí con sinestesia incorporada) …
Y con esta invasión de lirismo, el lector va llegando al final de una novela en la que el narrador ya no habla de un yo sino de un nosotros; ha abandonado la niñez y de la mano de Helena ―su amor, su todo, como el inmenso mar― entran juntos y solos, andando juntos y solos entre el silencio del mundo y del mar. Y el último párrafo es una oda a la felicidad de un instante en un mundo estrenado solo para ellos que se eterniza por siempre. Y este final es unos de los finales más emocionantes que recordamos.
Lorenzo Manuel Silva Amador (Madrid, 7 de junio de 1966) es un escritor español conocido por sus novelas policíacas, que protagonizan los guardias civiles Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro.
Nació en el barrio madrileño de Carabanchel; estudió Derecho en la Universidad Complutense de Madrid y ejerció como abogado de empresa en Unión Fenosa (1992-2002).
Ha escrito numerosos relatos, artículos y ensayos literarios, así como varias novelas, que le han valido reconocimiento internacional. Una de ellas, El alquimista impaciente, obtuvo en 2000 el Premio Nadal; fue la segunda en la que aparecían los que quizá sean sus personajes más conocidos, la pareja de la Guardia Civil formada por el sargento Rubén Bevilacqua y la agente Virginia Chamorro. Otra de sus obras, La flaqueza del bolchevique, que ya había sido finalista del Nadal en 1997, fue adaptada al cine por el director Manuel Martín Cuenca.1 En 2010 fue nombrado Guardia Civil Honorario por su contribución a la imagen del Cuerpo; Silva, en una ocasión, firmó ejemplares de sus obras en un acuartelamiento del Instituto Armado. En 2012, La marca del meridiano le valió el Premio Planeta.
En 2012, junto a Noemí Trujillo, puso en marcha el sello editorial Playa de Akaba, en el que han publicado algunos libros en colaboración.2
Además de sus novelas, Silva tiene numerosos libros de no ficción, así como obras destinadas a jóvenes.
En 2023, publica la novela Púa, la historia de un librero que, convocado por un amigo enfermo que desea alejar a su hija de un gran peligro, debe regresar a su pasado como agente secreto, una vida que juró no volver a tener.
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Es un tío estupendo al que solo le hace falta hablar andaluz.
(Miguel Hernández en Sivilla, obra de Palmeral 2010)
MÁS DE 1.000 OBRAS CONCURREN AL PREMIO INTERNACIONAL DE POESÍA DE 2025 PROMOVIDO POR LA FUNDACIÓN MIGUEL HERNÁNDEZ
Orihuela, 16-02-25
Un total de 1.055 obras se han presentado al Premio Internacional de Poesía “Miguel Hernández-Comunidad Valenciana” en la edición del presente año 2025, convocado por la Fundación Cultural Miguel Hernández, y que cuenta también con la colaboración de la Secretaría Autonómica de Cultura de la Conselleria de Educación, Cultura, Universidades y Empleo de la Generalitat Valenciana, el Área de Cultura de la Diputación de Alicante y la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Orihuela.
Todo un éxito en la convocatoria de la presente edición y que se explica por el tirón del universal poeta y por la posibilidad de envío de las obras por correo electrónico.
El galardón está dotado con 8.000 euros, un elemento artístico acreditativo y su publicación en la prestigiosa editorial madrileña Devenir. Los poemarios inéditos deben tener una extensión máxima de 1.000 versos.
Las obras proceden de países como Argentina (95 obras), Colombia (85 obras), México (53 obras), Chile (44 obras), Cuba (27 obras), Estados Unidos (23 obras), Perú (19 obras), Venezuela (19 obras), Ecuador (9 obras), Italia (8 obras), Costa Rica (6 obras), Uruguay (5 obras), El Salvador (4 obras), Francia (4 obras), Brasil (2 obras), etc.
En cuanto a España, las obras proceden de todas las comunidades autónomas: Madrid (106 obras), Valencia (46 obras), Barcelona (44 obras), Alicante (36 obras), Sevilla (29 obras), Murcia (23 obras), Granada (19 obras), Córdoba (18 obras), Málaga (12 obras), Jaén (11 obras), Valladolid (11 obras), Islas Baleares (10 obras) o Bizkaia (3 obras).
El comité preseleccionador ha concluido su tarea calificadora en la sede de la Fundación. Está previsto que la fecha del fallo del Premio se haga público durante las próximas semanas, que casi coincidirá con el 83º aniversario de la muerte de Miguel Hernández.
Nota de la Fundación Cultural Miguel Hernández de Orihuela
Concha López Sarasúa nació en Mieres (Asturias 1932-Alicante 2021) y, después de veinte años de estancia en Marruecos, se ha afincado en Alicante donde se dedica a escribir. Gran viajera, interesada por descubrir culturas y formas de vida, su curiosidad la ha llevado a recorrer numerosos países. Colabora en periódicos y revistas, asiste a congresos relacionados con la temática de su obra e imparte charlas en centros educativos.
Varias de sus obras están traducidas al árabe y al francés.
Sus libros publicados son los siguientes:
• A vuelo de pájaro sobre Marruecos (Colección Atlas-Iber . Madrid; reedición Ed. Cálamo – Alicante, 1995)
Esta colección de relatos, que abarca diferentes aspectos de la sociedad marroquí, puede considerarse como un libro de viajes a través del país.
• La llamada del almuédano (Ed. Cálamo; 4ª edición, 2002).Obra clasificada en tercer lugar en el XXI Premio de Novela Ateneo de Sevilla 1989. La emigración española al Magreb es el hilo conductor.
• Celanova 42 (Ed. Cálamo, 1993)
Esta novela ambientada en el norte, en la España rural de la posguerra, nos llega a través de los ojos de una niña inquieta y soñadora. Clasificada en el Premio de Novela Café Gijón 1993.
• La daga turca y otros relatos mediterráneos (Ed. Cálamo, 1996)
A través de este libro, la autora nos invita a navegar por un mar de pasiones ambientadas en cualquiera de las dos orillas.
• ¿Qué buscabais en Marrakech? (Ed. Cálamo; 2ª edición, 2001). Finalista del Premio Café Gijón de Novela 1999.
Cuatro amigas emprenden un viaje al sur de Marruecos, en busca de la tumba del rey poeta de la taifa de Sevilla al-Mu´tamid Ben Abbad. Ninguna de las cuatro sospecha hasta qué punto esta aventura cambiará sus vidas.
• Cita en París (Ed. Cálamo, 2005)
Vida de mujeres españolas en París y en la España de la posguerra. Retrato del oficio de bailarina en los cabarés de una ciudad deslumbrante.
NARRATIVA JUVENIL
• ¿Por qué tengo que emigrar? (Ed. Ibersaf - Madrid, 2009). Acompaña guía didáctica.
Hafida se rebela ante la idea de irse a vivir a Europa con su familia, y emprende un largo camino de pesadillas y sueños.
NARRATIVA INFANTIL
• Meriem y la ruta fantástica (Ed. Cálamo; 10ª edición, 2006)
Obra que descubre a los niños el sur del Mediterráneo. Por su aspecto didáctico, está recomendada en los centros escolares para acercar la cultura árabe a los más jóvenes.
• En el país de Meriem (Ed. Cálamo; 3ª edición, 2003). Con guía didáctica.
Segunda parte de “Meriem y la ruta fantástica”. En esta ocasión los protagonistas, dos niños españoles y su amiga marroquí, emprenden un recorrido por al Andalus.
• Los mil y un cuentos de Meriem (Ed. Cálamo, 2003)
Tercera parte con la que se cierra la trilogía. Guiados por una abubilla, Meriem y sus amigos llegan a la Jaima del Tiempo Detenido. Mil y un cuentos les aguardan.
OTROS
• Traducción al árabe del libro A vuelo de pájaro sobre Marruecos, por el Doctor Ahmed Sabir, de la Universidad Ibnou Zhor de Agadir (Marruecos). (Imprimerie El Maarif Al Jadida, Rabat, 2003).
• Superando orillas. Lectura intercultural de la narrativa de Concha López Sarasúa, de Mohamed Abrighach (Imprimerie El Maarif Al Jadida, Rabat, 2009).
Ensayo sobre la obra de Concha López Sarasúa.
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Cristina Martínez en Información, 6 de marzo 2023
El pasado año fueron las diferentes sedes del Instituto Cervantes en Marruecos las que quisieron recordar la figura de Concha López Sarasúa (Mieres, 1932- Alicante, 2021); en el mes de enero, fue Casa Mediterráneo la que rindió homenaje a la escritora de las dos orillas, que supo tender puentes entre Europa y Marruecos a través de la literatura.
Y los actos continúan porque el martes 7, el Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad Ibn Zohr-Agadir rendirá un homenaje a la autora, bajo el título La literatura como superación de orillas y creación de puentes. En el acto está prevista la participación de Ana Cristina Baidal, hija de la escritora; Ahmed Sabir, hispanista y exdecano; Mohamed Abrighach, profesor, hispanista y autor del ensayo Superando orillas sobre la escritora; Abdenbi Dakir, profesor y escritor, y Rachid Aboussabre, profesor y traductor.
El jueves 9, será el Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad Cadi Ayyad de Marrakech, en colaboración con el Instituto Cervantes de esa ciudad marroquí, la que acoja un acto en torno a la figura de la autora. En este encuentro, moderado por Halima Aaddi, intervendrá de nuevo Ana Cristina Baidal, además de Ayoub Karim, doctor en estudios hispánicos, y Abdellah Aghzaf. El eje central de este acto en la interculturalidad en la obra de Concha López Sarasúa.
Su faceta literaria comenzó a finales de los 70 y publicó una docena de libros. Desde su Meriem y la ruta fantástica, con el que recorrió numerosos colegios de la provincia, hasta su novela Por qué tengo que emigrar, pasando por A vuelo de pájaro sobre Marruecos, La llamada del almuédano (finalista del XXI Premio de Novela Ateneo de Sevilla) y Celanova 42 (seleccionada para el Premio Café Gijón), López Sarasúa hacía literatura muchas de sus experiencias vitales guiada por el respeto y la tolerancia de ida y vuelta.
En la primavera de 2022 la familia de la escritora depositó su archivo personal en la Biblioteca Islámica de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo.
En Casino Mediterráneo de Alicante el 12 de febrero de 2025. En la mesa de presentación de "Poemas de un día" con prólogo de Fernando Gesa, Edición de Cuadranta. Estuvieron María del Consuelo Giner Tormo, presidenta de espejo de Alicante, Fernando Gesa, actor, Joaquín Martín Quirosa (autor), Aurora Hernández (poetisa). Recitaron poemas del libro: Vicenta Plá, Ana Ayén, María Rosa Martín, Lucía Martín (hija del autor), Manolo Condevolney, Jose Luis Rico, Joaquín Martín Quirosa, Fernando Guesa, María del Consuelo GinerTormo. Al finalizar el acto el autor firmó libro. Hubo un lleno total. El Casino ofreció en refrigerio a los asistentes. El acto fue documentado pos Videos-Palmeral-Alicante.