La originalidad, el buen gusto y la poesía se entrelazan siempre en la inspiración de Roberto Cazorla.
El
título del nuevo libro de Cazorla es “La isla que me llamaré siempre”, y
es un compendio de versos que ha surgido de sus experiencias entre los
años 2014 y 2016. Tiene el sello de la prestigiosa Editorial Betania,
donde el poeta ya ha publicado una docena de sus libros. Para quienes
conocemos al autor es innecesario señalar que la isla a la que se
refiere el título, es Cuba, la patria que vive en su interior, que ha
aflorado en infinidad de sus versos.
La portada del libro es una
acuarela muy bien lograda del artista Domingo Cedrés, que constituye una
inmejorable carta de presentación al contenido de este estuche de
poemas.
Los Haikús son poemas extremadamente cortos y resulta
muy difícil darles profundidad y lógica, además de sentido poético, pero
Cazorla lo logra admirablemente ya que casi todos los que publica en la
primera sección de este libro, que titula “Pinceladas”, resultan
incomparables. Quise mencionar algunos, y los marqué casi todos, pero
tuve que seleccionar entre los que había marcado para transcribir sólo
algunos:
“Abrieron el sarcófago/ y tenía el cadáver/ de Cuba”,
“La/ poesía es implacable/ cuando/ nos visita de noche”, “Soñé/ que Cuba
se maquillaba/ la tristeza”, “Le rindo honor a mi madre/ durmiendo en
posición fetal”, “Me llamo Cuba/ y mi apellido es Matanzas”, “Todos/
los días me despierta/ una bandera herida de muerte”, “!Y si muero en
los brazos/ de la soledad!”, “Si estoy triste es porque/ en/ algún
rincón de mi infancia/ se suicidaron los juguetes”, “Sólo falta que la
muerte/ también sea una mentira”, “Sé que lo que escribo huele/ a
cadáver ¿pero qué puede hacer/ alguien que ya está muerto?”
En la
sección II, que Cazorla titula “Prosas poéticas”, encontramos una gran
variedad de temas, todos enmarcados en su selecta forma de expresión,
donde la pura prosa se fuga un poco hacia la poesía, y de ese rejuego
surge la prosa poética que, igual que la pura poesía muchas veces hace
brotar una lágrima o profundiza nuestra emoción al lanzarla hacia una
realidad que no somos capaces de expresar pero que, al leerla, la
hacemos nuestra. Ahí aparece lo que Cazorla aborrece, lo que ama, lo que
sufre, su lucha con la soledad, lo que detesta a “Septiembre”, y cómo
desprecia al “miércoles”, le dice lo que muchos de sus lectores le
dirían, se acomoda en “un banco de su calle” a gritarle al mundo lo que
siente en ese momento.
La parte III la ocupa totalmente “UN
CUENTO QUE SE QUEDA CORTO”, titulado “Rafita”, que es mucho más que
conmovedor. Describe lo que hace un niño para no separarse de su perro,
cuando el cariño hacia el animal llega a su grado superlativo.
En
la IV parte, titulada “MI HOMENAJE EN CUATRO CANTOS”, el autor rinde su
tributo a la “patria adoptiva”: “Canto a España”, “Canto a Toledo”,
“Canto al Río Manzanares” y “Canto a Salamanca”, que ya fueron
publicados en el libro “Con el sol doblado por la frente”, en 1979, que
dicen mucho de España y de lo que el poeta descubre dentro de sí mismo
referente al tema.
Ya al final, en la sección V, titulada “CUATRO
SONETOS QUE ME DEDICO”, Cazorla transcribe sonetos que ya los lectores
conocen, pero que vale la pena releer. El primero “A la fuente
ignorada”, que apareció en “Antología compartida”, publicada en Miami,
Florida, Estados Unidos, en 1980, y otros tres sonetos: “A la niña
pupila”, “Bailarina” y “A la niña que jugaba”, publicados en el libro
“Fuga de ruidos”, en Madrid, en 1978, todos muy interesantes.
Roberto
Cazorla es todo un artista. Ha cultivado el arte en varias de sus
facetas: poeta, escritor, actor de teatro, radio y televisión, y hasta
incursionó en el cine. Cuando todavía era casi un niño se enfrentó a
clases de arte dramático en prestigiosas academias en la capital cubana,
a la par que estudiaba Secretariado. La poetisa Carilda Oliver Labra
fue su tutora literaria. A los 15 años fundó, con el actor Humberto
Reyes, en la ciudad de Matanzas, Cuba el “Grupo Teatral Atenas”, que
hacía sus presentaciones en la ciudad y provincia de Matanzas. Realizó
transmisiones de radionovelas que escribió, dirigió y fue su primer
actor en las emisoras Radio Matanzas y Radio Menocal.
Ya radicado
en la capital española, hizo teatro y trabajos de “doblaje”, como
actor, para películas y telenovelas. Ha publicado 29 libros de poemas y
cuentos, y la autobiografía de los primeros 12 años de su vida. Ha
ofrecido recitales y charlas acerca de su obra en centros culturales y
universidades de España, Latinoamérica, Estados Unidos y Alemania.
También
laboró, como periodista, en la mundialmente conocida Agencia EFE, donde
permaneció durante 41 años. Es corresponsal del semanario LIBRE, que
publica en Miami, Florida, Estados Unidos el educador Demetrio Pérez
Jr., donde escribe interesantes reportajes y entrevistas.
Este
nuevo libro de Cazorla, titulado “La isla que me llamaré siempre”, está a
la venta en Miami, en la Librería Impacto, situada en: 7151 South West 8
Street. (Teléfono: (305) 267-0522.
La Poesía está de fiesta con el advenimiento de este nuevo aporte de Roberto Cazorla.
Raúl Tápanes Estrella
Miami, Fl.